Conocido por dar cobijo en su pequeño pueblo a infinidad de fábricas manufactureras de los mejores pata negra, el Guijuelo se ha convertido en los últimos tiempos en un jamón muy difícil de deshuesar. Y es que el próximo adversario del Deportivo Alavés, al que el conjunto vitoriano está obligado a vencer si quiere observar con un mínimo de tranquilidad su presencia en los inminentes play off de ascenso, llega a Mendizorroza en su mejor momento de toda la temporada. Cierto es que marcha en el vagón de cola de la tabla -ocupa el primer puesto que se libra de la quema con un escuálido punto de renta sobre el descenso y la promoción- y que deberá luchar hasta el último suspiro para intentar conservar la categoría pero no lo es menos que, en las diez últimas jornadas, únicamente ha encajado una derrota.
Ese solitario tropiezo se produjo, además, frente al líder de la categoría y en el terreno de juego de Anduva. Se trata, en consecuencia, de un resultado más que asumible para la escuadra salmantina. Los otros nueve adversarios, sin embargo, se han visto obligados a ceder alguno de los tres puntos que se ponían en liza en la contienda. Un escenario que resultaría extremadamente peligroso para el Deportivo Alavés considerando como está viviendo el epílogo de la fase regular.
Junto a la comprensible derrota frente al Mirandés (2-0), el Guijuelo ha sido capaz de sumar seis empates -ante Logroñés (1-1), Palencia (0-0), Oviedo (2-2), Peña Sport (0-0), Athletic B (0-0) y La Muela (2-2)- y conquistar tres valiosísimos triunfos. Estas victorias tuvieron lugar en su propio terreno de juego frente a la Gimnástica de Torrelavega (2-0) y el Sporting de Gijón B (1-0) y como visitante frente al colista Barakaldo (1-2).
En definitiva, que el Deportivo Alavés deberá emplearse al máximo y no cometer el más mínimo error el próximo domingo si no quiere que Mendizorroza vuelva a convertirse en el sumidero por el que se escapen sus ilusiones.