Vitoria. Recuperados los buenos resultados y aparcada todavía en el olvido la idea de hacer un fútbol brillante, al Deportivo Alavés le llega un nuevo examen en el que el aprobado, en forma de victoria, es un objetivo más que suficiente teniendo en cuenta el panorama que se avista en el horizonte. Como ha quedado ya demostrado, sumar de tres en tres no es cuestión baladí y el cuadro dirigido por Javier Pereira tiene ante sí la oportunidad de hacerlo por tercera jornada consecutiva, un logro que sólo ha conseguido una vez, entre las jornadas cinco y seis, cuando enlazó éxitos frente a Cultural Leonesa, Guijuelo y Zamora y se propulsó al liderato.

En una tarde que se presenta animada con la visita del Mirandés a Vitoria -casi diecinueve años han pasado desde el último compromiso oficial entre ambos clubes-, el cuadro albiazul tiene ante sí una oportunidad de oro para seguir poniendo mullido a un colchón que cada vez parece más cómodo. Tras superar a golpe de puntos los primeros nervios de la temporada, los alavesistas tiene ahora por delante cinco exigentes compromisos en los que tienen que hacer bien sus deberes para alcanzar las vacaciones navideñas con toda la tranquilidad del mundo y sin necesidad de regresar de las mismas arrastrando agobios del todo innecesarios.

Cierto es que el juego del equipo no se acerca, ni de lejos, a lo inicialmente pretendido, pero, al menos, en la visita al Sestao se vio a un bloque comprometido y capaz de sacar partido a sus virtudes en un duelo en el que, además, se recuperó la rocosidad que se había esfumado en anteriores compromisos.

Tras volver a ganar a domicilio, al cuadro albiazul se le vuelven a abrir de par en par las puertas de Mendizorroza para intentar sumar tres nuevos puntos que permitan asegurar la estabilidad del equipo en la zona de privilegio. Los números del Alavés como local son abrumadores y sólo la mácula del derbi contra el Eibar empaña ligeramente una trayectoria excepcional que se ve ahora amenazada por la visita de un Mirandés especializado en asustar a los grandes.

Y es que el cuadro dirigido por el ex alavesista Julio Bañuelos ya ha propiciado varias sorpresas a domicilio en terrenos de juego tan complicados como los del Lugo, Ponferradina o Celta B. Sobre aviso, por tanto, está un Alavés que no puede fiarse para nada de un equipo recién ascendido que se ha adaptado muy bien a la categoría y en el que el único pero se encuentra en sus problemas para cerrar los partidos.

Además del peligro del rival, tendrá Pereira que lidiar con las múltiples bajas con las que llega a este compromiso y que afectan, sobre todo, al entramado defensivo del equipo. Las ausencias de Castells y Raúl Llorente suponen la pérdida de dos titulares indiscutibles y, además, la baja de Iker Guereñu también supone una importante ausencia para una zaga en la que Eneko se perfila como improvisado lateral.