El alcoholismo es una enfermedad crónica y progresiva que no solo afecta a quien consume, sino también a sus seres queridos. Lo hace, además, emocional, mental y hasta físicamente, razón por la que se trata de una patología familiar a efectos prácticos.

De hecho, se estima que cada alcohólico impacta profundamente en la vida de al menos cuatro personas que están a su alrededor.

Enfermedad de la negación

El alcoholismo es, además, la enfermedad de la negación, tanto para quienes la sufren directamente como para quienes lo hacen por contagio.

Todas las partes acostumbran a negar el problema y las familias, cuando ya son conscientes de él, niegan también que necesiten ayuda, creyendo que si la persona alcohólica deja de beber todo volverá a la normalidad. 

Sin embargo, es muy habitual que entre esos allegados se extiendan sentimientos destructivos como las obsesiones, los miedos y los resentimientos.

También la angustia, la culpabilidad, la dependencia emocional, el exceso de control o el aislamiento, que incluso pueden somatizarse y hacerlos enfermar.

Desde 1951

Esta realidad no es nueva, ni mucho menos. De hecho, hace ya casi 75 años, en 1951, que Estados Unidos asistió a la fundación de los primeros grupos de familiares de personas alcohólicas, que nacieron para que los afectados se diesen soporte emocional mutuo y ayuda estuviesen sus allegados enfermos en tratamiento o no. 

Tomaron el nombre de Al-Anon, las iniciales de Alcohólicos Anónimos, pues se crearon de forma paralela a esta comunidad y así siguen funcionando todavía ahora.

Los primeros grupos en el Estado español vieron la luz no muchos años después, en 1963. En Vitoria, a mediados de los años 70, con una agrupación vinculada al antiguo Psiquiátrico de Las Nieves. 

Tras la desaparición de este, abrieron progresivamente tres agrupaciones más en la ciudad que en la actualidad continúan activas. Una en el barrio de Arana, otra en el de Coronación y la tercera en el de San Cristóbal, que el año que viene cumplirá ya 30 años de recorrido. 

Las personas que tengan un problema de alcohol en su entorno cercano pueden contactar en Álava con el número 630650872

Casi 30 son también los familiares que a día de hoy se reúnen semanalmente en estos tres grupos radicados en Gasteiz, cuatro veces en total.

El de Arana, los martes a las 20.00 horas y los sábados a las 18.00. El de Coronación, los miércoles a las 18.00. El de San Cristóbal, a esta misma hora los sábados.

Las personas que tengan un problema de alcohol en su entorno cercano pueden llamar al teléfono 630650872 o escribir a la dirección de correo electrónico gruposalanonvitoria@gmail.com. 

Muchas de las personas que se acercan a las agrupaciones lo hacen gracias al boca-oreja, recomendadas por alcohólicos rehabilitados o por familiares que, también, están padeciendo la enfermedad de un ser querido.

Una integrante del grupo de Coronación sujeta un díptico informativo. Jorge Muñoz

Grupos heterogéneos

Por lo demás, en los grupos coexisten parejas, padres, hermanas o hijos de personas alcohólicas, y se funden también familiares o allegados de estas se encuentren o no en proceso de rehabilitación, incluso también fallecidos.

En estos últimos casos, no solo porque las heridas que el alcoholismo genera en el entorno más cercano suelan tardar años en cicatrizar. “Mucha gente se queda en los grupos cuando su ser querido ya no está por seguir dando la ayuda que ha recibido cuando la ha necesitado. Es un gesto de generosidad”, apunta en conversación con este periódico una integrante del grupo de Coronación, cuyas puertas se han abierto esta semana para NOTICIAS DE ÁLAVA.

“No vives tu vida. Vives la suya y la tuya se te va. Si llegaba mal a casa, todas las alegrías se me esfumaban”

Integrante del grupo de Coronación

Ella lleva seis años acudiendo a la agrupación y es, pese a este ya largo recorrido, la menos veterana hoy. “Hemos tenido la suerte de darnos cuenta de que en nuestro entorno existe esta enfermedad y que tanto el enfermo alcohólico como nosotras hemos sido contagiadas por ella. Y también, de descubrir que existe un grupo de familiares que se sienten muy arropados compartiendo sus experiencias. Así es como yo llegué aquí”, subraya de primeras. 

Alrededor de la mesa, plagada de literatura de Al-Anon y de folletos y carteles informativos, se animan a ofrecer su testimonio otras cuatro vecinas de Gasteiz, igualmente anónimas como mandan los cánones de esta hermandad, y que en todos los casos sufren o han sufrido en sus hogares el impacto del alcoholismo. 

“Intentaba ayudar a mi familiar, pero en ese intentar, la que me iba a pique era yo”

Integrante del grupo de Coronación

“No vives tu vida. Vives la suya y la tuya se te va. Si llegaba mal a casa, todas las alegrías se me esfumaban”, rememora una de ellas, la más veterana, que llegó al viejo grupo de Las Nieves allá por 1979.

No tarda en echar la vista atrás otra de las integrantes más veteranas del grupo, para quien comenzar a ir a las reuniones fue “una salvación, aunque un poco duro al principio”.

“Yo intentaba ayudar a mi familiar, y en ese intentar, la que me iba a pique era yo. Porque no podía cambiar su enfermedad, pero me sentía muy culpable. He aprendido que yo no soy culpable de eso, pero sí la responsable de recuperarme yo. Me ayudaron muchísimo y me siguen ayudando para ser la persona que soy. Me ha cambiado la vida completamente”, asegura.

Materiales utilizados en las reuniones. Jorge Muñoz

La dinámica

Las reuniones de los grupos duran alrededor de una hora y media o incluso dos. Sus integrantes se valen de los libros de Al-Anon, universales y que se van actualizando, y siguen también doce pasos como en Alcohólicos Anónimos, aunque adaptados a su propia realidad. 

Por lo demás, cada agrupación trabaja de manera independiente. “Este librito, por ejemplo, tiene relatos de otros familiares con reflexiones y algunas preguntas. Solemos empezar leyendo uno y luego hablamos”, explica otra de las integrantes tomando en sus manos el ejemplar.

“Llegué aquí desesperada, porque se estaba hundiendo y nos estaba destrozando a todos”

Integrante del grupo de Coronación

“También tenemos frases, lemas, que te ayudan en el día a día. Nos vienen estupendamente”, apunta, de nuevo, la más veterana. 

El grupo sigue, también, una serie de tradiciones que, en este caso, sirven “para mantener la unidad”. Entre medias, sus integrantes intercalan experiencias, comparten qué les afecta, asumen sus errores, opinan “sin juzgar a nadie” y se nutren de las reflexiones del resto.

“Poder compartirlo es muy gratificante porque puedes sacar toda esa angustia que tienes, o eso que no llegas a entender. Lo cuentas y te alivia”, apunta otra de las participantes. “Yo llegué aquí desesperada, porque se estaba hundiendo y nos estaba destrozando a todos”, rememora con crudeza una compañera con 30 años de recorrido en el grupo. 

“Esta enfermedad es muy complicada. Si no bebes eres raro, pero si eres alcohólico eres una persona apestada”

Integrante del grupo de Coronación

Aunque “mucha gente” se acerca al grupo, lamentablemente es poca la que se queda en relación con todas esas personas que tocan la puerta.

“Porque no hay una pastilla que cure esto de forma instantánea. Hay que venir y eso supone un esfuerzo. No es fácil hablar de sentimientos y ser sincera. Abrirse tanto”, apunta otra participante.   

“Todas venimos a por la varita mágica, pero lo que queremos es que nuestra vida sea lo más estable y equilibrada posible. Y lo primero que nos queda claro es que el alcoholismo es una enfermedad, que a tu familiar tú no le has puesto la botella ni se la tienes que quitar. Que tienes que aprender a vivir con lo que tienes y sufriendo lo menos posible”, sintetiza en este punto una de las integrantes jóvenes del grupo, pues acumula en él ocho años de trayectoria.  

La hora de comenzar la reunión semanal se acerca y quien ha abierto fuego pone el foco en una reflexión clave antes de acabar la entrevista: “Esta enfermedad es muy complicada. Si no bebes eres raro, pero si eres alcohólico eres una persona apestada”, recuerda. Una de las múltiples enseñanzas acumuladas con el tiempo y que han nutrido al grupo.