Enrique de Valle Aguayo, referente alavés de la instalación eléctrica y las renovables, analiza un sector que el apagón de abril puso de plena actualidad.

En las últimas semanas se ha vuelto a alimentar el temor a un nuevo apagón como el vivido el pasado 28 de abril. ¿Qué enseñanzas deberíamos haber sacado de aquel episodio?

–El apagón nos deja muchas lecciones importantes, pero destacaría tres. Primero, que no podemos olvidar lo esencial que es la electricidad para la vida moderna. Sin ella no hay móviles, ordenadores, gasolina, supermercados… prácticamente nada de lo que damos por sentado funcionaría. En segundo lugar, que detrás de cada interruptor hay un sistema técnico de una complejidad enorme. La red eléctrica europea es probablemente la mayor máquina del mundo: desde una central en Cádiz hasta otra en Noruega, todas deben girar de forma perfectamente coordinada para evitar incidentes como el apagón. Y tercero, que esta realidad exige despolitizar el sector energético, tanto de un lado, como de otro. Es clave que los técnicos puedan trabajar con estabilidad y rigor para abordar la mayor transformación que ha vivido el sistema eléctrico en décadas. Solo así podremos aprovechar nuestras fortalezas como país y avanzar hacia una verdadera reindustrialización. 

Una de las primeras reacciones tras el apagón de abril fue culpar a las renovables. ¿Qué opinión le merece?

Culpar a las renovables es un error. La verdadera cuestión no es si las renovables son válidas, que lo son, sin duda; sino por qué no hemos adaptado nuestra infraestructura y nuestra regulación a una revolución energética que llevábamos años viendo venir. Un sistema renovable bien diseñado puede ofrecer muchas ventajas. Por ejemplo, permite una recuperación más rápida tras un apagón. Países como Australia ya han pasado por situaciones similares y han sabido adaptar sus sistemas. No podemos querer conducir un coche de 500 caballos con ruedas de carro y luego echarle la culpa al motor si tenemos un accidente. Las tecnologías renovables ofrecen capacidades como el grid-forming, es decir, la posibilidad de generar estabilidad en la red sin necesidad de centrales tradicionales. Existen, además, otros elementos capaces de suplir la inercia de las grandes plantas convencionales. El problema es que la regulación española no contemplaba ni incentivaba estas soluciones.

Aquel día, los clientes que disponían de autoconsumo y acumulación salvaron la situación mejor que el resto. Feníe Energía ha destacado la importancia de este tipo de sistemas. ¿En qué consisten? ¿Qué ventajas ofrecen? ¿Quiénes pueden acceder ellos?

–Efectivamente, en Feníe Energía llevamos años impulsando soluciones de autoconsumo con almacenamiento porque ofrecen una mayor autonomía energética y una mejor respuesta ante situaciones como la del apagón de abril. Estos sistemas permiten generar tu propia electricidad y almacenarla en baterías para usarla cuando más la necesitas. Pero para que funcionen durante un corte de suministro, deben estar correctamente configurados: es necesario preparar el sistema para que pueda desconectarse de la red y seguir suministrando energía a ciertos circuitos críticos, como el frigorífico o la iluminación básica. No sólo era necesario el autoconsumo y la acumulación, sino también el uso de equipos denominados Backup box, que permiten conectar las cargas al inversor de fotovoltaica que trabaja en aislada con las baterías hasta el restablecimiento de la energía. Aquí es donde entra en juego algo clave: contar con un instalador de confianza que asesore correctamente. Y esa es una de las grandes fortalezas de Feníe Energía. Nuestra red de Agentes Energéticos está formada por instaladores con décadas de experiencia, no por comerciales con un cursillo de dos semanas en autoconsumo. 

“La electrificación de la industria es uno de los grandes desafíos”

Hace diez días, el Ministerio de Transición Ecológica abrió la fase de audiencia pública del plan de desarrollo de la red de energía eléctrica hasta 2030, documento que refleja el acuerdo alcanzado entre los gobiernos vasco y español para ampliar en más de un 40% –en torno a 5.000 MW– la potencia de Euskadi

Según el Ejecutivo vasco, estas actuaciones “permitirán cubrir la demanda energética de más de 117 empresas identificadas por el Gobierno Vasco con necesidades urgentes de descarbonización, y se contribuirá a salvar más de 70.000 empleos directos, indirectos e inducidos”; de ellos, más de 10.000 empleos directos corresponderían a Álava. El plan propuesto por el Ministerio de Transición Ecológica prevé actuaciones en veinte subestaciones y añade otras cinco subestaciones nuevas.

P: Un informe del Gobierno Vasco había alertado de que el proceso de transición energética en la industria podría sufrir si Euskadi no contaba con una mayor potencia en la red eléctrica, afectando al futuro de empresas y empleos. Desde su experiencia, ¿qué necesidades afronta el sector industrial en este sentido?

R: La electrificación de la industria es uno de los grandes desafíos. Para lograrlo, es imprescindible reforzar las infraestructuras eléctricas y garantizar la disponibilidad de potencia. Además, se necesita también facilitar el acceso a acuerdos de compra de energía renovable, fomentar el autoconsumo industrial y dotar al tejido empresarial de herramientas para mejorar su eficiencia energética. La industria vasca, por su carácter innovador y por su gran trayectoria, tiene capacidad para liderar la transición energética si se dan las condiciones adecuadas. El problema que se tiene en Euskadi es la aparición de proyectos de alto consumo energético, sobre todo Centros de Procesamiento de Datos (CPD), con una red que, aunque sólida, se ha quedado obsoleta. A esto hay que sumar el auge, previsible, del vehículo eléctrico, que derivará el consumo a los hogares, junto con la electrificación de la climatización.

P: Supongo que las necesidades y apuestas de las grandes industrias o de la industria electro intensiva difieren de las de las pymes. Ambas conviven, por ejemplo, en Álava.

R: –Efectivamente. Las grandes empresas suelen requerir soluciones energéticas a gran escala y dedican más recursos a todo lo relacionado con la gestión energética. Las pymes, cuentan con recursos más limitados y menos personal especializado para gestionar estos temas. Por eso, es fundamental ofrecer soluciones adaptadas a cada perfil. Hay un cambio en el paradigma de las empresas electrointensivas con la aparición de los CPD, que cada vez serán de mayor tamaño por la aparición de la inteligencia artificial y que tienen un gran consumo eléctrico, con poca creación de empleo.

Hablemos de Feníe Energía, una comercializadora impulsada por instaladores eléctricos con el foco puesto en la eficiencia. ¿Qué ventajas ofrecen a sus clientes?

–Nuestro modelo es único: somos la mayor red de expertos en energía de España. Nuestros más de 3.000 Agentes Energéticos, que son empresas instaladoras, están distribuidos por todo el país, especialmente en zonas rurales. Ofrecemos un asesoramiento 360° en todo lo relacionado con la energía: contratación, eficiencia, autoconsumo, movilidad eléctrica o representación de productores. Y todo ello con cercanía, transparencia y confianza. Los clientes no solo contratan electricidad o gas: acceden a un servicio integral, personalizado y alineado con la sostenibilidad. El energético es un sector que cambia a gran velocidad. Los propios instaladores se enfrentan a una realidad cada vez más exigente: cambios regulatorios, novedades tecnológicas y una gran carga administrativa. En estos casos, no es lo mismo afrontarlo solo que con el respaldo de una compañía construida por y para estos profesionales. 

Placas solares en una edificio de viviendas de Gasteiz. Jorge Muñoz

"Se debería, si se pretende fomentar el autoconsumo, mejorar las condiciones de la compensación de excedentes"

El papel de las instituciones en este ámbito es clave, por ejemplo, a través de programas de ayudas. En su opinión, ¿se están orientando adecuadamente? ¿Son suficientemente conocidas por ciudadanía y empresas? ¿Qué carencias se podrían mejorar?

–Las ayudas son necesarias y suelen incentivar que los ciudadanos lleven a cabo actuaciones de mejora de la eficiencia, pero en muchas ocasiones su tramitación es compleja y la información no llega con la suficiente claridad a los usuarios. Desde Feníe Energía ayudamos a nuestros clientes a gestionar este tipo de ayudas, de la mano siempre de su Agente de confianza, pero sería deseable una mayor simplificación. También es clave evitar discontinuidades en los programas y asegurar que las ayudas no solo se dirigen a grandes actores, sino también a ciudadanos y pymes. Además se debería, si se pretende fomentar el autoconsumo, mejorar las condiciones de la compensación de excedentes, ya sea con legislación sobre las baterías virtuales, ya sea por una bolsa de KWh que se pueda trasladar en el tiempo descontando KWh de consumo en vez de pagarlos, y con períodos superiores al mes actual.

Una de las críticas que siempre sobrevuela sobre las renovables es la poca fiabilidad del sistema regulatorio. ¿Se ha mejorado?

Ha habido avances, pero la percepción de inseguridad jurídica sigue presente, especialmente entre pequeños productores. Cambios constantes en normativas que no entienden, retrasos en autorizaciones o la incertidumbre en torno a la fiscalidad pueden desincentivar nuevas inversiones. Desde Feníe Energía apostamos por un modelo en el que el productor esté bien representado y respaldado, con transparencia, estabilidad y visión a largo plazo. La transición energética requiere confianza, tanto para grandes proyectos como para el pequeño productor local. No se puede culpar a quien está sometido a ese sistema regulatorio de los defectos del propio sistema regulatorio. 

“Una energía más barata y sostenible es la base para reindustrializar el país y mejorar nuestra competitividad a medio plazo”

Decía en el Green Encounter de DNA que la transición energética no tiene marcha atrás. No obstante, han cogido impulso las voces que sostienen que una alta exigencia medioambiental puede lastrar la competitividad económica frente a economías menos comprometidas como EEUU o China… ¿le preocupa un paso atrás?

–Es un debate legítimo y comprensible en ciertos países, pero en el caso de España no tiene mucho sentido. Nosotros partimos con una ventaja clara: contamos con unas condiciones naturales excepcionales para liderar la transición energética. Con la misma inversión, en España se puede generar mucha más energía renovable que en la mayoría de los países europeos. Esto supone, por primera vez en nuestra historia reciente, la posibilidad real de tener costes energéticos más bajos que nuestros vecinos. Y eso es clave, porque una energía más barata y sostenible es la base para reindustrializar el país y mejorar nuestra competitividad a medio plazo. Así que lejos de lastrarnos, una transición bien planteada es una oportunidad histórica para España. Es más preocupante una legislación que no penalice a los productos de las mismas características que los fabricados aquí, pero en condiciones de respeto medioambiental, energético y social muy inferiores. De todas maneras, aunque en EEUU parece que el respeto medioambiental es menos, la realidad es que legislaciones de estados como el de California no difieren en mucho de las nuestras. China, poco a poco, después del crecimiento inicial, ha apostado también por el respeto medioambiental en la actualidad.

“En Álava, la apuesta debe ser doble: por un lado, impulsar una red robusta y digitalizada y, por otro, fomentar un modelo descentralizado”

Se ha reactivado el impulso de proyectos eólicos y fotovoltaicos en Euskadi y particularmente en Álava, ¿se había quedado Euskadi atrás en esta apuesta?

Los datos están ahí. Euskadi es la tercera comunidad con menor instalación de renovables de España, solo por detrás de Baleares y Madrid. La región ha sido tradicionalmente más industrial que agrícola, con menos espacio y recursos para grandes proyectos, eso unido a la falta de incentivos económicos ha podido hacer que se avance con menos rapidez que otras comunidades. Por eso, el impulso que vivimos en los últimos años es una gran noticia. Lo importante ahora es hacerlo con diálogo, con participación local y asegurando que estos proyectos tengan impacto positivo en el entorno. El Gobierno Vasco debe darse cuenta del problema energético que tenemos (falta de líneas tanto de transporte con el resto del Estado como de distribución interna, aumento de la demanda y falta de producción) y elaborar un Plan Territorial Sectorial que aborde el problema y dé soluciones, no dejando que el problema se resuelva solo. En otras Comunidades Autónomas se ha dado el mismo problema, se ha dejado que se resuelva solo y ahora sólo hay problemas derivados de las líneas eléctricas construidas sin un objetivo social, con macroplantas solares que ahogan a pueblos enteros que han perdido sus terrenos agrícolas y con gran contestación social.

¿En su opinión, qué necesidades tiene el territorio, cuáles deberían ser sus apuestas?

–Álava tiene potencial para desarrollar energías renovables, de hecho, actualmente, por sus características geográficas y meteorológicas, es el territorio vasco elegido para la mayoría de los proyectos renovables que se están valorando. También tiene un ecosistema industrial que puede beneficiarse de la eficiencia energética y de acuerdos de energía limpia. La apuesta debe ser doble: por un lado, impulsar una red robusta y digitalizada y, por otro, fomentar un modelo descentralizado donde ciudadanía, pymes y ayuntamientos puedan participar activamente en la transición. Necesitamos un Plan Territorial Sectorial serio, consensuado entre las diferentes administraciones, abordando las necesidades reales y equitativo.