La localidad de Kuartango, en pleno corazón de Álava, acogerá entre el viernes 26 y el domingo 28 de septiembre la quinta edición de la Gran Kedada Rural. Se trata de un encuentro en torno a la innovación rural con tres jornadas para compartir proyectos, disfrutar de música, naturaleza, cultura y tradiciones, inspirarse y crear lazos. En esta ocasión, el foco se pone en las mujeres, “la columna vertebral del territorio, las que tejen la vida y cultivan los vínculos, las que emprenden y sostienen la comunidad”. Iván del Caz, director de Rural Citizen e ideólogo de la Gran Kedada Rural, cuenta en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA las particularidades de una cita que ya es imprescindible en el calendario del mundo rural.

¿Cuáles son los objetivos que se promueven con la Gran Kedada Rural de Kuartango? 

Hay uno más local, que es poner en valor todo lo que representa Kuartango y la rehabilitación del antiguo balneario del siglo XIX, que se ha transformado en un centro de innovación, experimentación y emprendimiento en el mundo rural. Es un evento para destacar el Valle de Kuartango y la recuperación de ese edificio, que actualmente es una referencia a nivel estatal e incluso internacional en materia de emprendimiento, con 14 proyectos empresariales instalados en su interior. Desde Rural Citizen, un ecosistema estatal con más de 4.600 agentes que se relacionan, forman e informan alrededor del reto demográfico, la innovación, el asentamiento de población y la juventud, queríamos un evento anual donde se congregaran todas esas personas que comparten una mirada positiva sobre el mundo rural. En esas tres jornadas nos juntamos unas 2.000 personas procedentes de toda España para disfrutar y relacionarnos.

Consiste en tres días de programa… ¿Cuáles son los detalles de cada jornada?

El viernes 26 gira en torno al talento, el sábado 27 a la cultura y el domingo 28 a la tradición. El día del talento está ligado a la innovación y el emprendimiento. Habrá charlas, ponencias, mesas redondas, presentaciones de proyectos, talleres… Hemos puesto el foco en una nueva narrativa, más positiva, que debemos construir en el mundo rural. Por eso contaremos con mesas sobre medios de comunicación, influencers, puesta en valor del mundo rural y presentación de proyectos que están transformando la artesanía y otros sectores. También habrá talleres de inteligencia artificial, liderazgo en innovación rural y la presencia del secretario general para el Reto Demográfico, que compartirá estrategias y visión de futuro a nivel estatal. Queremos resaltar el papel de la mujer en el mundo rural: en Kuartango Lab, de los 14 proyectos de emprendimiento, 10 son liderados por mujeres. El sábado acercamos la cultura desde la mirada del mundo rural en todos sus ámbitos. Habrá conciertos con artistas de primer nivel en folk y músicas de raíz. Será un día muy completo, pensado para disfrutar en un ambiente cercano y familiar, donde se generan relaciones, encuentros y conexiones, que es lo que buscamos.

Gran Kedada rural en Kuartango DNA

¿Y el día de clausura?

Es el día de la tradición. Todo el domingo será gratuito y el objetivo es acercar nuestras tradiciones y el producto local a través de una feria, como tantas que se celebran en Álava, pero con un punto más moderno. Puedes encontrar un stand de pastel vasco o producto artesanal junto a otro de realidad virtual, inteligencia artificial o realidad aumentada. Queremos mostrar que en el mundo rural también ocurren cosas que no siempre enseñamos. Es un programa completo, que repetimos cada año, pero en esta edición creemos que respira aún más nuestras raíces.

¿Cómo describiría el ambiente del evento?

La Gran Kedada Rural es un encuentro que va más allá de un congreso, un festival musical o una feria tradicional. Es la suma de todo. Hay asistentes que llegan desde distintos puntos de España para disfrutar de las tres jornadas, y al final lo que consiguen es contactar de otra manera, más cercana y relajada, con personas que comparten intereses o caminos profesionales similares. Esto favorece la conexión y la colaboración para trabajar en el reto demográfico, tanto en Álava –con casos como Montaña Alavesa, Añana o Kuartango– como en otras provincias. Conocer experiencias de distintos territorios permite escalar, replicar ideas y potenciar posibilidades.

"Me emociona ver cómo los vecinos y vecinas de Kuartango entienden que este proyecto y el edificio son suyos, del valle, y cómo acogen a quienes vienen de fuera"

¿Cuál es el perfil del público que acude a la cita?

Es muy variado. Vienen representantes institucionales como alcaldes o técnicos de otros municipios, diputaciones, personas vinculadas a lo público, emprendedores, agencias de desarrollo local, grupos de acción local, fundaciones dedicadas al mundo rural… El sábado y el domingo se suma además un público más local, procedente de Vitoria o de poblaciones cercanas, que se acerca a los conciertos o la feria. Esa mezcla entre lo local y lo foráneo genera un ambiente muy bonito. Me emociona ver cómo los vecinos y vecinas de Kuartango entienden que este proyecto y el edificio son suyos, del valle, y cómo acogen a quienes vienen de fuera. Muchos visitantes destacan lo fácil que es conversar con la gente del lugar, que explica y pone en valor su territorio con orgullo.

La Gran Kedada Rural camina con paso firme hacia la quinta edición. ¿Cuál es su balance de la trayectoria?

La primera edición fue en diciembre de 2020, en plena pandemia, y se celebró en formato mixto. Principalmente online, pero también con alguna actividad presencial. Logramos reunir a 800-900 personas en línea, de 10 de la mañana a 7 de la tarde, con mesas redondas, charlas, ponencias, catas de vino y queso, conciertos y hasta una obra de teatro en el propio teatro de Kuartango. En 2021 no se celebró, pero desde 2022 se ha consolidado el formato actual. Tras las ediciones de 2022 y 2023 nos planteamos crecer, como otros festivales, ampliando conciertos o atrayendo más público. Sin embargo, decidimos mantener el modelo, porque nuestro objetivo es poner en valor el edificio, el valle y la zona a nivel nacional, además de favorecer las conexiones entre personas. Reunir a 2.000 asistentes es un número manejable, que permite encuentros más relajados que en un festival multitudinario. Lo que más valoran los participantes es el ambiente cercano, las buenas sensaciones y las conexiones que surgen para seguir trabajando por el mundo rural.