Las fiestas de La Blanca atraen cada año a un número creciente de turistas a la capital alavesa. Así lo transmiten los principales establecimientos hoteleros de la ciudad en conversación con este periódico a apenas dos semanas del Txupinazo del 4 de agosto. Aunque los alojamientos prevén unas celebraciones en la línea de ejercicios anteriores, este año el calendario presenta el hándicap del calendario. Y es que ninguno de los días grandes coincide con el fin de semana, lo que suele favorecer una mayor afluencia de visitantes.

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En imágenes: Los turistas vienen a Vitoria DNA

A fecha de la semana del 21 de julio –cuando se realizaron las entrevistas–, la percepción general es que, “por razones de calendario, las fiestas vienen un poco inciertas”, tal y como señala Gema Guillerna, directora del NH Canciller Ayala. Si bien aún hay habitaciones disponibles, predominan “las reservas de última hora o de personas que deciden venir un par de días a las fiestas”. Acudir a La Blanca, explica, “no requiere una gran planificación con antelación”.

Aun así, persiste el perfil del huésped fiel, aquel que repite cada año, junto a un tipo de turista que opta por disfrutar de casi toda la semana festiva. En estos casos, “la reserva suele estar hecha desde hace tiempo, aunque todavía queda mucha demanda de última hora por concretarse”, añade Guillerna.

Perfil familiar

Lo más habitual durante La Blanca es que los visitantes se alojen en Vitoria entre el 4 y el 5 de agosto. Algunos, no obstante, prolongan su estancia para aprovechar la oferta cultural, gastronómica y festiva que ofrece la ciudad durante esos días. En cuanto al perfil del turista, la directora del NH apunta a “familias y parejas”, y añade que “históricamente hemos recibido muchos visitantes franceses, pero también llegan turistas de otras nacionalidades como Alemania”.

En su opinión, desde hace años la ocupación durante La Blanca “es buena y el hotel se llena de ambiente”. Este 2025 no parece una excepción, pues las previsiones “son positivas” y, aunque el calendario plantea cierta incertidumbre, no se esperan grandes cambios respecto a años anteriores.

Una visión similar comparte Leyre Aramburu, directora del Hotel Silken Ciudad de Vitoria. “En cuanto a comidas, estamos completos”, afirma con satisfacción. En lo relativo a las reservas, aún quedan habitaciones disponibles, ya que “es pronto”, aunque a mediados de julio ya se alcanzaba un 80% de ocupación para los días 4 y 5.

Aramburu también apunta al efecto del calendario: “Este año el día 5 cae en martes, así que veremos cómo evoluciona. No coincide con el fin de semana, y eso genera cierta incertidumbre. Estamos a la espera de ver cómo reaccionan los turistas”.

Mejores expectativas

Por su parte, en el Hotel Jardines de Uleta las cifras son incluso mejores que las del año pasado. “En comparación con agosto de 2024, durante la Semana de La Blanca estamos un 15% por encima en ocupación. Actualmente nos situamos en torno al 75%”, indica Yula Doukoure, responsable del departamento de comunicación. En su caso, el perfil del cliente durante estas fechas corresponde, en buena parte, a “familias que viven fuera pero tienen raíces en Vitoria, gente que viene a visitar a familiares o personas mayores. Es un público muy nacional, que ya conoce la ciudad y repite”.

Cabe recordar que, durante las fiestas de 2024, Vitoria-Gasteiz recibió en torno a 2.800 visitantes procedentes principalmente del resto del Estado y de Europa. Según datos de la Oficina de Turismo, desde el 2 de agosto –inicio de las prefiestas– se registró una afluencia constante. Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid y Andalucía fueron las comunidades autónomas que más turistas aportaron, junto a Euskadi.

En cuanto al turismo internacional, el 22% de los visitantes fueron extranjeros. Franceses, belgas, italianos, alemanes y neerlandeses disfrutaron de unos días en la ciudad. El ambiente festivo se trasladó también a la hostelería, que, según el propio sector, alcanzó ocupaciones cercanas al 100% en algunos alojamientos durante los primeros días de fiesta, mientras que la media general oscilaba entre el 80% y el 95%.