Si algo ha acompañado a los alaveses durante las fiestas de San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz en los últimos días ha sido, precisamente, el talo. Una comida esencial en la mayoría de ferias que se celebran en el País Vasco y que, en Álava, tiene a Arabako Taloak como su referente.
Un negocio consolidado en el Territorio y que, sin ir más lejos, durante el jueves en el Santuario de Estíbaliz formó numerosas colas, pero que en los últimos tiempos ha vivido episodios que han herido la sensibilidad de su fundador. Los hechos se remontan al año pasado, cuando su establecimiento no fue aceptado en la Feria del Perretxiko de Kuartango. “Me llevé una sorpresa, les pregunté por qué y no me quisieron contestar”, recuerda Simón, el fundador de Arabako Taloak.
Simón explica que la elección para tener un puesto en las distintas ferias que se organizan en Álava se realiza mediante un sistema de puntos. Pero asegura sentirse engañado: “Se rigen por unas normas en las que me engañan”. Considera que “por tener producto alavés debería tener una puntuación más alta que aquellos que vienen de fuera”, pero lamenta que “al final me superan en puntos”.
Según relata en su conversación con este periódico, en la provincia de Vizcaya sí se otorga prioridad a los feriantes locales. “Primero dicen que es para la gente de allí y, después, si sobran sitios, vamos los demás”, explica Simón, a quien le parece justo “que la gente luche por lo suyo”, y que desearía que en Álava ocurriera lo mismo.
Se siente “poco valorado”
Sus peticiones son claras: “Solo quiero que se me valore un poco, llevo Álava por bandera”, asegura. En ese sentido, matiza que “en Vitoria estoy muy valorado por la gente, pero a nivel institucional siento que se me reconoce más desde fuera que desde dentro”.
No solo presume de representar a la provincia, sino también de sostener a familias que obtienen un jornal extra acudiendo a ferias para cocinar talos. “Quiero pagar impuestos en Álava, cuando a mí me rechazan de una feria, también las están dejando fuera a ellas”, lamenta.
"Compro aquí para que mis impuestos se queden en Álava y no se vayan a otro sitio"
Productos de KM-0
En línea con esa reclamación de mayor reconocimiento por parte de la Diputación Foral de Álava, Simón también pide a las instituciones “que valoren de verdad lo que es el kilómetro cero. Se les llena la boca hablando del KM-0, pero luego resulta que traen el producto de fuera”. “Hacienda sabe mejor que yo dónde compro todo el género, y no tengo ningún problema en demostrarlo. Compro aquí para que mis impuestos se queden en Álava y no se vayan a otro sitio”, argumenta.
Arabako Taloak ofrece un producto “para todos” y de kilómetro cero, con chorizo de Durana, morcilla de Maeztu y una harina –el alma del talo– cuya receta es “secreta”. “No cualquier harina vale”, sugiere. La única excepción es la sidra, que llega desde Astigarraga, un enclave donde, afirma, “la calidad de las manzanas es extraordinaria”.
La carta de Arabako Taloak incluye una gran variedad de talos para todos los gustos. “Empezamos con el de chorizo, que es el típico, pero aquí lo que más se vende es la chistorra. También tenemos de lomo, morcilla, bacon, queso, veganos e incluso de chocolate, para los más dulzones”, enumera.
2.673 talos vendidos en San Prudencio
Éxito en San Prudencio Sobre las fiestas de San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz, Simón destaca que la jornada vivida en las campas de Armentia “fue impresionante”. En concreto, vendieron 2.673 talos solo el lunes. “No voy al gimnasio, pero no me hace falta”, bromea, mientras señala sus brazos y palmas de las manos.
El broche final de las fiestas, en el Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz, fue “más tranquilo” que San Prudencio, pero igualmente exitoso: nueve familias trabajaron con él en la txosna de Arabako Taloak durante toda la jornada del jueves.