Un simple paseo en coche por Valdegovía sirve para comprobar in situ la evolución de uno de los males que afectan a los municipios alaveses más alejados de la capital.

Según las estadísticas, hasta 154 pueblos de Álava padecen un riesgo alto o muy alto de quedarse vacíos, premisa que trasciende de los estudios para convertirse en una realidad palpable en los valles que componen el municipio más occidental del territorio histórico. Salvo las localidades que agrupan servicios y población, muchas de las villas de la zona no pueden evitar la constante pérdida de vecinos.

Estudio perspicaz

Al respecto, un estudio encargado por la Diputación alavesa a la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) publicado en 2021 alertaba sobre la caída de habitantes en el territorio, sobre todo, en las cuadrillas de Añana y la Montaña Alavesa y apuntaba a la falta de políticas de vivienda como uno de los lastres que impedía a esas comarcas izar la cabeza para respirar y desembarazarse del agobio de su subsistencia.

El diagnóstico parece claro y compartido. Pero, ¿tiene solución? A ojos de media docena de intrépidos, sí. Son las personas que se encuentran detrás de La Pollina, una cooperativa de ámbito local nacida para levantar sus propias viviendas en Villanueva de Valdegovía.

Panorámica de un pueblo abandonado. Miguel Rivacoba

Municipio inmenso

Valdegovía es un municipio inmenso. Abarca una superficie de 244 kilómetros cuadrados de una fisonomía intrincada en la que la población está asentada de manera muy dispersa. Según los últimos registros al respecto, su densidad de población es de 4,5 habitantes por kilómetro cuadrado. Nada que ver con lo que sucede en el conjunto de Álava, donde ese ratio llega a los 114 habitantes por kilómetro cuadrado, en Euskadi (302), en España (93) o en la Unión Europea (117).

Concatenación de consecuencias

Bajo tales perspectivas, hay evidencias que apuntalan el diagnóstico, estableciendo una suerte de concatenación de consecuencias sin un final posible: se pierde población, entre otras cosas, por la falta de vivienda; la iniciativa privada no se anima a construir porque este tipo de municipios no son plazas rentables al no tener población. Las instituciones competentes en la materia tampoco plantean políticas de vivienda en la zona rural al no haber vecinos... Y así hasta el infinito.

Reto demográfico: 45 pueblos en riesgo “muy alto” de despoblación

Sea como fuere, el reto demográfico vinculado al envejecimiento y la despoblación muestra una radiografía concreta. Álava suma 45 entidades en riesgo “muy alto” de despoblación y otras 109 en riesgo “alto”, copadas en su mayoría por personas de edad avanzada. 

Álava suma 45 entidades en riesgo “muy alto” de despoblación y otras 109 en riesgo “alto”, copadas en su mayoría por personas de edad avanzada

El citado estudio elaborado por la UPV/EHU para la Diputación Foral de Álava, titulado Análisis y Diagnóstico del proceso de despoblación en el Territorio Histórico de Álava, pone el foco en una problemática que si bien ha comenzado a ocupar y preocupar a las instituciones exige todavía medidas de choque para avanzar en su resolución. 26 ayuntamientos alaveses y 29 Asociaciones de Desarrollo Rural (ADR) del territorio plantean las suyas a través de una encuesta incluida en este informe, desde su propia experiencia, y la vivienda aparece como principal palanca de cambio posible en este ámbito.

Trámites: una pelea burocrática de 22 meses

En conversación con los responsables de la citada cooperativa, que empiezan a ver la luz después de 22 meses en los que han tenido que pelear a brazo partido para desbrozar los procelosos caminos de la tramitación burocrática y administrativa de su proyecto, estos lamentan el tiempo perdido frente a las ventanillas de las instituciones locales, que se ha dejado notar en el número de familias que hay detrás de la cooperativa, que empezó con nueve y ahora son seis.

“Es presumible que ahora, una vez superados los trámites administrativos, vuelva a existir interés por el proyecto”

“Es presumible que ahora, una vez superados los trámites administrativos, vuelva a existir interés por el proyecto”, se animan. Sin embargo, no olvidan lo pasado.

“Resulta muy frustrante darse de bruces contra el entramado legislativo existente en materia urbanística y medioambiental, puesto que existe el mismo tratamiento para promover viviendas o almacenes en el medio rural que en las ciudades”, explican.

Realidad; no hay viviendas a la venta

Pese a esa odisea, la cooperativa sigue adelante. Sus responsables destacan los problemas que padecen de forma acentuada según qué comarcas de la zona rural. Enumeran la ausencia de oportunidades de empleo y de servicios. También indican que existe “interés y demanda” en los pueblos por poder contar con viviendas. No obstante se pone en evidencia que no hay oferta y que los inmuebles existentes no están en el mercado. Son habitualmente viviendas familiares, por ejemplo, producto de herencias. Algunas se llegan a rehabilitar, pero no se venden. Muchas son utilizadas como segunda residencia para los fines de semana o épocas vacacionales a lo largo del año.

Cooperativa: apuesta por la vía intermedia

“Parece lógico pensar que deben ser las instituciones quienes, desde la preocupación, tomen medidas para corregir las necesidades y carencias rurales. Pero como esto no es así, ni en lo público, ni en lo privado, creemos que la sociedad civil también tiene margen para organizarse y colaborar en la consecución del objetivo de minimizar, en este caso, la despoblación, y poner en valor las posibilidades de crecimiento de los núcleos rurales”, aseveran desde esta cooperativa de ámbito local para la construcción de viviendas.

“Parece lógico pensar que deben ser las instituciones quienes, desde la preocupación, tomen medidas para corregir las necesidades y carencias rurales. Pero como esto no es así, creemos que la sociedad civil también tiene margen para organizarse"

La Pollina está compuesta por un grupo de personas, con vínculos familiares y relaciones de diferente índole con Villanueva de Valdegovía. Creen que la constitución y puesta en marcha de una cooperativa de ámbito local para construir viviendas “nos permite afirmar que es un mecanismo que nos ayudará a plantar cara a la despoblación existente en nuestra localidad y podría ser considerada como una iniciativa piloto para atender a los estándares del reto demográfico”.

Espíritu de la iniciativa

El espíritu de esta iniciativa atiende a las exigencias de asentamiento y fijación de la población; rebaja el envejecimiento, equilibra la presencia de hombres y mujeres y otorga un papel relevante a los jóvenes. Además, la existencia de las nuevas viviendas atenderá las necesidades de aquellas personas que tienen su trabajo en las empresas del entorno, revierte la realidad de quienes se vieron en su día en la necesidad de establecerse fuera de su núcleo de población en el movimiento migratorio hacia grandes ciudades en las décadas de los años 50/60/70 del siglo XX.

Estas aseveraciones llegan acompañadas de una serie de previsiones concretas relacionadas con la construcción de las viviendas. En principio, se espera que estas sean de residencia habitual, y que facilitarán el empadronamiento de alrededor de 35 personas en Valdegovía.

Fijar población: ayuda a la financiación de todo el municipio

La cifra puede parecer poco significativa, pero en pueblos pequeños es trascendental. No en vano, sumar 35 nuevos vecinos beneficia al municipio en su financiación, ya que el fondo de financiación foral para las entidades locales, el popular Fofel, atiende a la población como criterio más importante para el reparto de partidas.

En este caso, un crecimiento de un 3% en la población consolidaría a Valdegovía como Ayuntamiento con más de 1.000 habitantes y ayudaría a incrementar la recaudación vía impuestos municipales –ICIO o IBI, entre otros–. Igual pasaría con el concejo de Villanueva, cuya población crecería un 20% a afectos de financiación.

Colaboración público-privada: la cooperativa ayuda al municipio en varias infraestructuras

Pero, la presencia de la cooperativa tampoco se entendería si ésta fuese obra de gente sin vínculos con la tierra. De hecho, en este caso, es todo lo contrario. Quizás por eso, los responsables de esta iniciativa han puesto al servicio del Ayuntamiento y de la Junta Administrativa sus capacidades para mejoras ciertos aspectos. Por ejemplo, la cooperativa cederá el terreno necesario e imprescindible a Iberdrola para la instalación de una torre distribuidora de electricidad para el plan de soterramiento y reordenación de la red asociada de la línea eléctrica.

La promoción de esta actuación por parte de la cooperativa y esta cesión conllevarán un beneficio importante para el pueblo, vecinos e instituciones, ya que supondrá la retirada de diversos apoyos de hormigón existentes en la actualidad (al menos 8 unidades); entre ellas las del Llano que se encuentran sin uso; la retirada de 753 metros de línea aérea trifásica con conductor desnudo o la retirada del transformador y torreta existentes en la entrada del parking.

Además, La Pollina colaborará con el concejo para adecuar la entrada del aparcamiento a las necesidades de acceso que requiere los vehículos que trasladan a las personas usuarias del centro de día y al almacén de la tienda.

Sostenibilidad: las casas a construir serán eficientes

Las viviendas de la cooperativa serán eficientes energéticamente bajo los preceptos Passivhaus. De esta forma la poca energía que la vivienda requiere puede aportarse mediante energías renovables. En principio, la aportación de agua caliente y calefacción está prevista mediante bomba de calor (ya sea aerotérmica o geotérmica) y en la medida posible con apoyo fotovoltaico. Todas las viviendas dispondrán de sistema de ventilación mecánica con recuperación de calor, garantizando así una calidad óptima del aire que se respira en su interior, al tiempo que se aprovecha la energía interior en lugar de desperdiciarla. Las viviendas estarán dotadas de instalación de fibra óptica que ha llegado a la localidad mediante la colaboración interinstitucional.