El reto demográfico vinculado al envejecimiento y la despoblación es uno de los más relevantes a los que se enfrenta Europa por la expansión geográfica de ambos fenómenos y sus consecuencias sociales, económicas, ambientales y territoriales.
Y Álava, que suma 45 entidades singulares en riesgo “muy alto” de despoblación y otras 109 en riesgo “alto”, copadas en su mayoría por personas de edad avanzada, no es una excepción a la regla.
Un estudio elaborado por la UPV/EHU para la Diputación Foral de Álava, titulado Análisis y Diagnóstico del proceso de despoblación en el Territorio Histórico de Álava, pone el foco en una problemática que si bien ha comenzado a ocupar y preocupar a las instituciones exige todavía medidas de choque para avanzar en su resolución.
Palanca de cambio
26 ayuntamientos alaveses y 29 Asociaciones de Desarrrollo Rural (ADR) del territorio plantean las suyas a través de una encuesta incluida en este informe, desde su propia experiencia, y la vivienda aparece como principal palanca de cambio posible en este ámbito.
No en vano, estos agentes rurales ven en la escasez de vivienda el tercer problema principal que acecha a los nucleos más pequeños de Álava, solamente superado por el propio envejecimiento poblacional y por la falta de diversificación económica o el insuficiente desarrollo de las actividades económicas.
La dificultad de acceso a la vivienda y el bajo acondicionamiento de las propias residencias es, a ojos de las comarcas rurales participantes en el sondeo, la principal causa de emigración de sus tierras, mientras que la pérdida de valor y el propio deterioro de las viviendas, como si se tratase de una pescadilla que se muerde la cola, constituye a su juicio una de las principales consecuencias de la despoblación.
Entre las medidas planteadas para retener –o atraer– a la población joven a los pueblos y revertir su desploblación, los municipios encuestados se decantan en primer lugar por dar “facilidades” para la adquisición y la rehabilitación de viviendas; por encima del apoyo público a la creación de empresas y, en tercer lugar, de dar bonificaciones o deducciones especiales en impuestos a quienes desarrollen sus actividades profesionales o empresariales y tengan su resiencia habitual en el municipio.
La cuarta receta propuesta para detener la sangría de la despoblación vuelve a estar relacionada con el espacio donde desarrollar el proyecto vital propio, pues los municipios plantean la movilización de viviendas vacías y la creación, en paralelo, de bolsas de viviendas.
"Escasa relevancia"
Las políticas fiscales que favorezcan a las personas residentes, el apoyo al mantenimiento y la recuperación del pequeño comercio en las zonas rurales alavesas, así como un mayor número de ayudas a la actividad agraria, son las siguientes medidas propuestas por municipios y ADR por orden de importancia.
Bastante por encima del fomento del turismo, la mejora de las infraestructuras básicas o las ayudas a la natalidad, subvenciones que el estudio destaca por su “escasa relevancia” dentro de la lista de prioridades.
De vuelta a las causas fundamentales de la emigración registrada en las comarcas, tras el difícil acceso a la vivienda se encuentran todavía las “deficiencias” en el transporte público –pese a las evidentes mejoras logradas en los años recientes–, la escasez de oportunidades laborales, las dificultades para emprender en el medio rural, la insuficiente oferta de ocio, la falta de vida social –o el debilitamiento de las redes vecinales– y la escasez de servicios comerciales.
Entre las consecuencias de la despoblación, destacan también según los agentes rurales encuestados, por este orden, los “escasos alicientes para la inversión”, la pérdida de relevo o reemplazo generacional, el ya mencionado deterioro del parque de viviendas rural o el abandono de las actividades agrarias.
¿Dónde?
¿Y dónde se encuentran los pueblos que integran esta particular lista roja? El estudio circunscribe las entidades con riesgo muy alto de despoblamiento “fundamentalmente” a dos cuadrillas, Añana y Montaña Alavesa, y de forma más puntual a municipios excéntricos de otras. Se localizan, por tanto en zonas periféricas, “más alejadas e inaccesibles” y, según el estudio de la UPV/EHU, “en desventaja geográfica”.
Sobresalen entre ellas algunas entidades pertenecientes a los municipios de Valdegovía, Kuartango, Valle de Arana, Arraia-Maeztu, Bernedo, Lagrán y Peñacerrada.
En el lado opuesto, hay dos tipos de ámbitos territoriales del territorio alavés que “han ganado atractivo residencial” en los últimos años y, por tanto, han logrado fijar población: el primero, alberga entidades localizadas “en la sombra urbana” de Gasteiz y, el segundo, reúne a entidades ubicadas a una distancia “no muy alejada”, entre 15 o 20 minutos a lo sumo, de las cabeceras comarcales de tamaño medio.
El creciente envejecimiento de la población alavesa afecta, principalmente, a las entidades rurales “con mayor atonía demográfica y económica”, según concluye el estudio de la UPV/EHU.
Esta circunstancia, que supone “una gran debilidad” para el mantenimiento de estos pueblos, puede convertirse sin embargo en una “oportunidad” si se concreta en la asistencia a sus personas mayores “como nicho de trabajo” en el contexto productivo de estos territorios.
El informe constata que los trabajadores agrarios profesionales, hombres como mujeres arraigados y comprometidos con el territorio, “son activos clave para mantener vivo el tejido económico y social de las áreas rurales”.
El estudio pone también de relieve que la progresiva mejora de la cualificación de la población alavesa constituye una “fortaleza y una oportunidad de cara al futuro” si se logra retener efectivos en el mundo rural, lo cual “no resulta tarea fácil”. Sin embargo, “hay que tener presente que el capital humano y la formación son aspectos clave para el desarrollo territorial”. El estudio, por ello, cree preciso “evitar la pérdida de talento” apoyando al emprendimiento local.
La creciente preocupación social e institucional por la calidad y seguridad alimentaria representa también otra oportunidad, según concluye el informe. Esto ha conducido al fomento de productos con sellos de calidad e identificación de origen territorial y en la aparición de redes agroalimentarias alternativas que, por ejemplo, “valorizan la agricultura de proximidad y los circuitos cortos de comercialización”, lo cual puede ser “un acicate y una oportunidad” en muchas zonas rurales.
Por otra parte, pese a que la experiencia ha demostrado que el turismo “no es la panacea” para todos los territorios rurales, el estudio cree que también “brinda oportunidades de desarrollo” en zonas que cuentan con un valioso patrimonio natural y cultural, “a veces no suficientemente reconocido y valorado”.
Además, teniendo en cuenta el margen existente para el aumento de teletrabajadores en los próximos años, el estudio cree que “se abre la oportunidad de atraer población en edad laboral” hacia las áreas rurales, aprovechando la cobertura de Internet de banda ancha y la elevada calidad paisajística y ambiental que albergan dichos territorios.
En este contexto, el informe cree que “el despliegue del 5G en el conjunto del territorio alavés puede constituir una oportunidad económica, laboral y social y un medio de difusión de innovación”.
A nivel general, el estudio considera “fundamental” garantizar las interconexiones entre las diferentes partes del territorio “como estrategia para mantener población rural, lo que implica entender la movilidad como soporte y pilar de la ruralidad”.