Son oleadas y temporadas concretas. También sectores estudiados. Generalmente, coinciden con periodos relacionados con vacaciones, festivos y fines de semana, preferentemente, en horario nocturno.
Así ha ocurrido durante las pasadas navidades y estas primeras semanas de enero, en las que se ha notado un repunte de los robos en las empresas del territorio histórico.
Los ladrones conocen el terreno
Los autores de los asaltos conocen la geografía alavesa y, en líneas generales, la capacidad de los cuerpos policiales para cubrir la infinidad de polígonos que jalonan las inmediaciones de Gasteiz y del resto de municipios con poso industrial.
Los responsables de estos hechos ilícitos también juegan con el hecho de que la inmensa mayoría de sus actuaciones queda sin repercusión, ya que es difícil sorprenderlos in fraganti y más aún resolver policialmente unos casos que en su mayor parte no son denunciados ante las autoridades.
Es difícil sorprenderlos in fraganti y más aún resolver policialmente unos casos que en su mayor parte no son denunciados ante las autoridades
Otras bandas
Desde luego, lo que ocurre en la actualidad poco o nada tiene que ver con lo que acontecía hace unos años, en los que la incidencia de bandas paramilitares de albanokosovares fue significativa. Era otra época y eran otros protagonistas, armados, peligrosos y especializados al extremo. Aquello ha cambiado.
DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA se ha puesto en contacto con un investigador de la Ertzaintza con varios lustros de experiencia en la lucha contra el crimen en Gasteiz.
Su experiencia al respecto sirve para elaborar una radiografía de quiénes son y cómo actúan los responsables de la reciente ola de robos en zonas industriales. En la comisaría de la Policía autonómica de Gasteiz catalogan en dos grupos a los presuntos autores de este tipo de delitos.
Por una parte, están los descuideros y aquellos que tienen la capacidad de saltar u horadar vallas para acceder al interior de las instalaciones.
Con furgonetas
En ellas, se dedican a llevarse en furgones y camionetas elementos almacenados a la intemperie, chatarras o escorias con las que poder sacar algo de dinero en posteriores ventas. Si se les descubre, en general, no responden con violencia.
Clanes familiares
Son, en la mayor parte de los casos, integrantes de clanes familiares conocidos por la Ertzaintza que, en la actualidad, llegan al territorio histórico desde ubicaciones de la vecina Burgos. En otros tiempos, grupos similares, incluso relacionados con quienes ahora se dedican a estos menesteres, llegaron a residir en Álava o a viajar desde Navarra, Sestao o determinadas localidades guipuzcoanas. Sea cual sea su procedencia, el investigador consultado por este diario, que prefiere mantener el anonimato por cuestiones obvias al operar de paisano, considera que los citados y sus actividades tienen incidencia durante todo el año y son los responsables de la mayor parte de este tipo de sustracciones. Pese a ello, su profesionalización es escasa y fían el botín a su suerte o al descuido de los demás. Tampoco trabajan en grupo ni están dotados con más tecnología que sus propias manos o herramientas menores para lograr sus objetivos.
La cárcel como escuela
Poco tienen que ver con este modus operandi la segunda tipología de ladrones especializados en las empresas del territorio. Se trata de grupos con cierta organización y con un nivel de formación superior, aunque no sean especialmente “cuidadosos” en su forma de proceder. Se trata de bandas con una escuela muy especial: la cárcel. Allí han logrado los conocimientos adecuados para trabajar organizados, con especialización de sus miembros y con la segmentación de las tareas a realizar.
Desde el centro de Europa
Pese a que proceden del centro de Europa, hace años que llegaron a el Estado e, incluso, pueden residir en la zona. Acostumbran a actuar también en oleadas, que coinciden en el tiempo con los periodos en los que no cumplen condena. Lógicamente, cuando caen en manos de la Policía y son sentenciados, su efectividad se reduce a cero.
Pese a que el monto de sus fechorías puede exceder los límites de lo tolerable, aún no han logrado la capacidad técnica, por ejemplo, para reventar cajas fuertes, como sí hacían otros viejos conocidos de la Policía, como las bandas paramilitares de personal de los Balcanes, que llegaban a actuar equipados con armas largas y una capacidad técnica no vista por estos lares.
En sus golpes suelen utilizar lanzaderas con uno o dos individuos que son los encargados de dar la voz de alarma en cuanto atisban una patrulla o sospechan de la presencia policial.
En cualquier caso, sí que han aprendido a trabajar con ciertas nociones de inteligencia. De hecho, en sus golpes suelen utilizar lanzaderas con uno o dos individuos que son los encargados de dar la voz de alarma en cuanto atisban una patrulla o sospechan de la presencia policial.
‘Modus operandi’
Mientras los vigilantes hacen su labor, otros individuos de la banda atacan las alarmas y otros la puerta. Previamente, ya han pasado por la ubicación elegida y conocen los horarios, los sistemas de seguridad y los tiempos de respuesta de las patrullas encargadas de seguridad ciudadana, por ejemplo, un sábado de madrugada. Tras realizar esa prospección previa, actúan. Además, lo hacen por sectores y oleadas. Por ejemplo, llegaron a ser especialmente machaconas sus actuaciones con empresas de material eléctrico, con materias primas con cobre o a aquellas con productos no férricos. Tras actuar en ellas, cambian de sector. No en vano, son conscientes del ruido mediático que pueden generar sus actividades y que las empresas ya visitadas refuerzan sus sistemas de seguridad y hacen que sus golpes sean cada vez más complicados. Y empieza la rueda otra vez.
Investigación
Frente a este tipo de malhechores, la Ertzaintza tira de experiencia, de investigación y de sentido común. “La prevención absoluta es imposible”, sentencia el investigador. Por eso, los equipos policiales encargados de acotar este tipo de actividades delictivas estudian sobre el terreno lo que ocurre, recuperan estadísticas y valoran la idoneidad de implementar operativos en una u otra zona.