La revisión del vídeo, captado por los sistemas de seguridad de una empresa, todavía sorprende al investigador de la Ertzaintza.

En el monitor utilizado en sede policial, un varón, ataviado con ropa de color negro, incluido un pasamontañas, empieza a desplazarse con movimientos de comando por el suelo hasta alcanzar una posición desde la que se puede comprobar con franqueza la llegada de invitados no deseados a la fiesta que están a punto de organizar.

Armas

Un toque en el mando a distancia congela la imagen y facilita la visión: el sujeto está en posesión de un arma larga y de un walkie talkie. Era otra época. No muy lejana, pero pasada, en la que tramas balcánicas muy especializadas, equipadas, armadas y con formación paramilitar asolaron empresas de todos los polígonos alaveses.

Pero cayeron en diversas operaciones policiales. Ahora, su lugar lo han ocupado otros malhechores, tanto llegados del Estado como del centro de Europa. No tienen nada que ver con los primeros, pero su incidencia se deja notar en empresas e industrias, a las que visitan con asiduidad. Como ha ocurrido durante las pasadas navidades.

Especialización

Otro toque al mando y la imagen recupera el ritmo. En el monitor se observa cómo de una furgoneta sale un grupo de hombres y cómo estos son capaces de desconectar los equipos de seguridad y acceder al interior de un pabellón. El resultado de aquello fue un robo en el que se destripó incluso la caja fuerte.

Investigación

El investigador de la Ertzaintza consultado por este diario adjudica la firma del asalto a una banda llegada de los Balcanes y, con toda seguridad, con formación militar o policial y, muy previsiblemente, relacionados con guerrillas que llegaron a ser notorias en aquella zona de Europa, a las que muchas de estas unidades especializadas contribuían a financiar.

Sin embargo, su trascendencia también fue el inicio de su final, ya que los cuerpos policiales empezaron a seguirles la pista y lograron desarticular la mayor parte de sus estructuras.