Un varón de mediana edad que viaja solo en automóvil durante el día y cuyo vehículo se sale de la carretera debido al factor humano, ya sea por el uso del móvil, por otro tipo de distracción, por el cansancio o el consumo de alcohol u otras drogas. Ese es el perfil tipo del fallecido en accidente de tráfico en la CAV, según el diagnóstico del por el Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN).

Dicho informe señalaba que la tendencia decreciente de siniestralidad mortal en el territorio se mantiene, pese a registrarse incrementos puntuales en diferentes etapas del año, o en ejercicios enteros, como está ocurriendo este año en Álava en relación con 2022.

Eso sí, la tendencia podría llegar a invertirse en los próximos años, señala el RACVN, y además con los colectivos más vulnerables en el ámbito del tráfico como afectados; ciclistas, motoristas y peatones.

Así, cuatro de las cinco personas fallecidas en Navarra pertenecían a los citados colectivos vulnerables y, más en concreto, dos de ellas eran ciclistas. En Euskadi, una de cada seis personas fallecidas en las épocas estivales son motoristas.

En periodos de tiempo más amplios, sin embargo, sí se constata que el número de siniestros mortales tiende a caer de forma progresiva pese a que cada vez se realizan más desplazamientos.

El pasado verano se registraron cifras históricas de movimientos en carretera tanto en el Estado como en la CAV y a pesar de ello estos meses transcurrieron en Álava sin fallecidos en la red viaria, tras una primavera trágica.

En el conjunto del Estado, según la DGT, 336 personas fallecieron en siniestros de tráfico solo en áreas interurbanas, diez más que un año atrás. España acumula dos años con aumentos tras la tendencia anterior que llevó al país a alcanzar un récord de mínimos durante la pandemia, los 191 fallecidos del verano de 2021.

El informe del RACVN señalaba como necesario que trabajar “de forma decidida” por garantizar la “coexistencia pacífica, ordenada y segura de las distintas formas de movilidad y solventar los distintos problemas de seguridad que existen e incluso otros nuevos que se crean en áreas urbanas”.

Además, el estudio alertaba sobre el “deficiente mantenimiento” tanto de las carreteras como de las señales de tráfico, no solo en carreteras, sino también en núcleos urbanos donde cada vez es más frecuente ver señales o semáforos tapados por vegetación o llenos de pintadas y pegatinas.