Ayer viernes, en la iglesia de Caráquez (Ecuador), en la localidad de Pedernales, se homenajeó el centenario del nacimiento del misionero seglar alavés Peli Romarategi, que no solo desarrolló una intensa actividad social y pastoral en aquel país durante 33 años , sino que también dejó un importante legado de obras de arte, una de ellas el mosaico-vitral en la parroquia de esa localidad.
Desgraciadamente, aquella obra resultó destrozada a consecuencia del terremoto que asoló aquellas tierras hace seis años. Sin embargo, la colaboración de los vecinos, pero también la solidaridad de muchos habitantes del alavés valle de Kuartango, patria chica del misionero, hizo posible que el artista Pablo Mora reconstruyera aquel vitral de forma muy parecida.
Nacido en Vitoria, Romarategi, con cien años, mantiene unos recuerdos muy vivos sobre las más de 180 obras religiosas en madera, vidrio y cerámica que ha realizado. Entre sus trabajos destacan el mosaico del presbiterio del Santuario de Urkiola en Abadiño (Bizkaia).