nvestigación, investigación, investigación", apela como un mantra Montse Ozaeta, paciente oncológica que ayer se estrenó en la Marcha contra el Cáncer celebrada en Vitoria. "A mí, la investigación me ha salvado la vida", confiesa esta voluntaria de la asociación que lleva catorce años luchando contra el cáncer de mama. Ahora, prueba un nuevo tratamiento contra la metástasis diagnosticada. "Es una lucha moral dura, pero también física", indica. "De ahí la importancia que tiene que se invierta más dinero en investigación para que el cáncer se convierta en una enfermedad crónica, pero no mortal", sostiene esta alavesa de Villaverde.

Un llamamiento que respalda con rotundidad Patxi Ormazabal, presidente de la Asociación Contra el Cáncer de Álava. "Todo lo que recaudamos en esta marcha solidaria va destinado a la investigación", subraya antes de cortar la cinta con la que se inicia la caminata, de seis kilómetros de distancia, entre la plaza del Arca y Armentia. Se han inscrito dos mil personas. "Hemos repartido todas las camisetas y podíamos haber hecho más, hasta 2.500", calcula satisfecho Ormazabal, acompañado por la consejera vasca Beatriz Artolazabal; el presidente de la Fundación Vital, Jon Urresti; y la investigadora Carmen Berasain.

Finalmente, la marcha solidaria contra el cáncer se desarrolló ayer sin impedimento, pese a que a primera hora de la mañana, los organizadores temieron que la lluvia lo impidiera. No fue así. El operativo se montó y los participantes se ordenaron en filas para la salida.

El cáncer de hígado -al que este año se destina el dinero recaudado- se origina cuando las células en el cuerpo comienzan a crecer de forma descontrolada. A menudo, los signos y síntomas no aparecen hasta que la enfermedad se encuentra en etapas más avanzadas. En otras ocasiones, puede presentarse más temprano.

La séptima Marcha contra el Cáncer de Vitoria, organizada por la Asociación Contra el Cáncer de Álava (AECC) y Fundación Vital, recorrió seis kilómetros desde la plaza del Arca hasta Armentia, en un itinerario de ida y vuelta, con salida a las once y media de la mañana y meta en la calle San Prudencio.

Los participantes abonan ocho euros y el dinero recaudado se invierte en el proyecto de investigación contra el cáncer de hígado del equipo del Carmen Berasain y María Arechederra, del Centro de Investigación Médica Aplicada de Navarra en el que asociación alavesa invierte anualmente 40.000 euros.

El objetivo de la marcha es concienciar y sensibilizar sobre esta enfermedad y recaudar fondos para la investigación en cáncer. Patxi Ormazabal, presidente de AECC Álava, reivindica el espíritu verde de esta caminata en la que "toda la sociedad nos unimos para una misma causa en un ambiente divertido", declara.

La doctora María Arechederra subrayó en la presentación de la marcha la importancia para la investigación de las donaciones de los corredores. "En mi caso, dada la dificultad de consolidar la carrera científica en nuestro país, las donaciones son fundamentales, ya que me han permitido incorporarme desde el extranjero al grupo de la doctora Carmen Berasain y contribuir así a la investigación contra el cáncer".

Carmen Berasain, que ayer participó en la marcha, explicó algunos de los avances que su grupo ha hecho en la investigación del cáncer de hígado. "Nuestros últimos resultados demuestran que la proteína SLU7 es esencial para mantener la identidad y las funciones del hígado. Además, inesperadamente, hemos descubierto una nueva función de SLU7 como regulador a nivel epigenético de la expresión de los genes. En el ámbito del diagnóstico del cáncer, hemos desarrollado una técnica de biopsia líquida para diagnosticar la presencia de colangiocarcinoma y de cáncer de páncreas en pacientes con estenosis biliar, basada en la detección de mutaciones en el DNA presente en la bilis".

La asociación contra el cáncer de Álava cuenta con casi 5.200 personas socias que hacen posible sostener las aportaciones anuales a investigación y mantener los servicios gratuitos a pacientes y familiares. Además, tiene 200 voluntarios que se ocupan de las acciones de prevención y acompañamiento en domicilios y hospitales. Todos ellos lograron que el año pasado se pudiera atender a casi 900 personas, así como realizar 2.953 sesiones de psicología y trabajo social, pese a las dificultades de la pandemia.