La inquietud del chef de Rieta (Italia) Alessandro Giovannelli le llevó a hacer las maletas para formarse en Armenia, donde hizo un curso específico sobre especias con el fin de dar lo mejor de sí en los platos de los diversos establecimientos en los que ha trabajado, como en Mantua, donde estuvo en un restaurante famoso por tener dentro una carnicería de cerdo, o los de Bolonia, París (Francia) y Lovaina (Bélgica).
Fue en esta última ciudad donde conoció a su novia madrileña, Adriana, durante un curso de pasta del que era su profesor, pero es en la de Vitoria donde finalmente parece que va a echar raíces. "Me enamoré de esta ciudad cuando vine de visita porque la madre de mi novia es de Samaniego (Rioja Alavesa), una localidad que también me gustó mucho, así que decidí abrir en Vitoria mi trattoria", explica.
Desde el sábado está abierta
La inauguró, en concreto, el pasado sábado en el número 26 de la calle Manuel Iradier, en el local que hasta hace poco ocupaba el Eskolaberri, donde su trattoria tiene capacidad para ocho mesas y 28 sillas, aunque ahora están limitadas a 22, debido a las restricciones de aforo para evitar la expansión del coronavirus.
Medidas anticovid
Unas medidas de contención de la pandemia que sigue a raja tabla, ya que además del uso del gel hidroalcohólico y desinfección de mesas, sillas, menaje y cubiertos, a sus empleados les mide la temperatura dos veces por servicio, a sus clientes también les pone el termómetro antes de entrar, y su negocio cuenta, además, con renovación de aire para eliminar el aire viciado de la sala. Por eso, su recomendación es que los clientes acudan siempre mejor con reserva (con una cita que se puede pedir en el teléfono 945 046 160 o en el email restaurante@giovannellivitoria.es), "porque el primer día que abrimos, solo teníamos una reserva, pero, al final, se ocuparon seis mesas", recuerda.
Nada de pizzas
A Giovannelli le sale una sonrisa cuando deja claro que su establecimiento es una trattoria, esto es, un pequeño restaurante italiano, "en el que predomina la comida casera en un ambiente relajado. De hecho, en las trattorias más puristas, no se hacen pizzas". Y este es el caso de la suya, la cual describe como una típica trattoria, "pero moderna", dado que aplica técnicas innovadoras a la hora de crear salsas, pastas, carnes o pescados.
Lo hace siguiendo las recetas de su nonna (abuela) de Rieta (perteneciente a la región del Lacio), pero ligeramente transformados. "Intentamos mezclar recetas, por ejemplo, pasta rellena de marmitako o crear salsas, como la de anchoas del Cantábrico, para fusionar así la cocina italiana y la vasca", añade.
La carta
En su carta se pueden encontrar todo tipo de pastas: macarrones, espaguettis, tortellos y tortellinis, "desde las de huevo a las rellenas", pero también tentadores entrantes, como la tabla de embutidos y quesos italianos, su "Reina burrata", con crumble de aceitunas, alcaparras o tomates cherry y verduras crujientes, además del cerdo aceitunado, "porque Italia no solo es pasta y pizza. También tenemos embutidos y buenos quesos, como el de burrata (de textura cremosa y suave)", matiza.
De ahí que tampoco falten sus platos del "mar y de la tierra", como la Cotoletta de Milán, con cebolla agridulce y berenjenas marinadas, el salmón con crema de patatas ahumadas o el Fiat 500, el llamativo nombre con el que ha bautizado a un chuletón de ternera con patatas al horno para dos personas. "Todo lo hacemos con productos frescos, tanto de aquí como de Italia", detalla.