El Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Álava, el Ayuntamiento de Vitoria y la Diócesis de la capital alavesa han colocado este jueves "la primera piedra" del futuro Centro Memorial de las víctimas del 3 de Marzo. Una "deuda pendiente" con los cinco trabajadores asesinados en 1976 por la Policía Armada, con sus familiares y allegados, así como con el recuerdo colectivo de uno de los sucesos más trágicos de la historia reciente de la ciudad.
La consejera de Igualdad, Beatriz Artolazabal, el diputado general, Ramiro González, el alcalde, Gorka Urtaran, y el obispo Juan Carlos Elizalde han suscrito el protocolo de intenciones que servirá para ubicar este espacio en la iglesia de San Francisco de Asís, en Zaramaga, que fue testigo directo de la masacre.
El propio templo ha servido como escenario para la firma de un documento en el que las partes acuerdan poner en marcha una fundación -o una fórmula análoga- que promueva y gestione el centro, así como la cesión del uso de la iglesia por parte de la Diócesis para avanzar en su creación.
Un camino todavía largo
Habrá que esperar todavía bastante tiempo, eso sí, para que el memorial sea una realidad. Según han detallado fuentes del ejecutivo autonómico a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, una vez constituida la fundación tendrá que fraguarse un nuevo acuerdo interinstitucional sobre las bases del centro, al que seguirá la licitación del proyecto museográfico y después la rehabilitación del templo, que requerirá de una obra civil "importante" porque presenta goteras y deberá ser climatizado, entre otras intervenciones. Los mismos medios reconocen que es "difícil valorar plazos", aunque confían en que en el plazo de un año el proyecto haya tenido ya un impulso relevante.
"Apostamos por un proyecto desde el liderazgo institucional y la colaboración social, con participación de entidades memorialistas, familiares de las víctimas y sindicatos obreros en los que militaban las víctimas del 3 de marzo. Venimos trabajando en esa dirección con reuniones y contactos en los últimos meses", ha detallado Artolazabal, que ha revivido su estrecha vinculación con un barrio y unos sucesos que vivió en primera persona siendo todavía una niña.
La consejera ha asegurado también que tendrá "la mano tendida" a las entidades que, como Memoria Gara, han trabajado durante meses para que este proyecto vea la luz y ha instado también al Estado español a "reconocer el daño causado" y a ser "firme en su autocrítica" y "reconocimiento". Porque, en sus palabras, lo que sucedió aquel 3 de marzo de 1976 fue "radicalmente injusto".
"Con este paso que damos hoy, resituaremos este símbolo en el lugar que merece. Será punto de encuentro para restaurar la memoria colectiva. Se lo debíamos a las víctimas y a sus familiares", ha subrayado, por su parte, Ramiro González.
Reconocimiento y homenaje
Mientras tanto, Gorka Urtaran ha puesto en valor el "paso importante" que supone la firma de este compromiso de cara al "merecido reconocimiento" que los cinco trabajadores asesinados en 1976, José Castillo, Pedro Mari Martínez Ocio, Francisco Aznar, Romualdo Barroso y Bienvenido Pereda, todavía "no han recibido".
Juan Carlos Elizalde, que ha cerrado el turno de intervenciones antes de la firma del protocolo en la capilla del templo, ha asegurado que la Diócesis asume "con agrado" la invitación a participar en este proyecto, "pues es voluntad de todos, rendir homenaje a estas cinco personas que, aquí y en el entorno de este lugar, perdieron su vida en un momento crítico y decisivo" de la historia reciente.