Euskadi ya está fuera de zona roja; por primera vez desde el pasado 20 de enero, la tasa incidencia acumulada por 100.000 habitantes se sitúa en Euskadi por debajo de los 500 positivos, umbral que se considera como señal de alarma en cuanto a la propagación del coronavirus. La tasa de positividad también está de nuevo por debajo del 5%, el porcentaje establecido para determinar cuándo existe una transmisión comunitaria.
La tasa de incidencia mide cuántos contagios se han sumado en un territorio en los últimos catorce días, por cada 100.000 habitantes. Se trata de un indicador del riesgo de descontrol de la pandemia; cuanto más alto sea, más riesgo hay de que el virus circule en esa zona. Además, al establecer un periodo de tiempo -en Euskadi se mide cada dos semanas, mientras que en otros lugares, como Alemania, se ha optado por siete días-, se puede valorar también la rapidez de propagación.
Es también la señal para adoptar medidas excepcionalmente estrictas. A nivel municipal, el umbral a partir del cual entran en vigor restricciones adicionales, como el cierre municipal -a partir de hoy se podrá circular entre municipios colindantes para hacer compras o actividades al aire libre, excepto si alguno de ellos se encuentran en zona roja- o la suspensión del deporte escolar.
Euskadi, en su conjunto -antes lo había hecho anteriormente- entró en zona roja el 21 de enero, al alcanzar una incidencia acumulada de 507,48; la última vez que se superaba ese umbral había sido el 27 de enero, cuando se abandonó el riesgo extremo después de más de un mes con tasas que llegaron a alcanzar los 850 positivos por 100.000 habitantes.
Este tercer pico de la segunda ola, tras las fiestas navideñas, no ha tenido una incidencia tan alta como en el segundo y el nivel más alto de incidencia acumulada se situó, el 2 de febrero, en 668,45; tan solo diez días antes, el LABI había decretado el cierre perimetral de los municipios vascos y limitado los encuentros sociales a cuatro personas. Desde ese día, este indicador comenzó una tendencia a la baja hasta situarse el sábado, por primera vez en 22 días, por debajo de ese límite de 500.
El sábado se realizaron en Euskadi 8.880 pruebas diagnósticas, entre PCR y antígenos, que arrojaron un resultado de 423 positivos, 190 menos que el día anterior -un descenso que responde a que se realizaron 2.356 pruebas menos-, que situaron la tasa de positividad en un 4,8%, siete décimas por debajo del 5,5% del viernes. Por territorio, 242 de los nuevos contagios se detectaron en Bizkaia -125 menos que el día anterior-, 115 en Gipuzkoa -47 menos- y 58 en Araba -trece menos-, además de otras ocho personas que residen en otras comunidades autónomas o países.
Sobre la situación en los hospitales, el sábado ingresaron en planta con covid 31 personas, por las 80 que lo hicieron el viernes; el número de pacientes que permanecen en la UCI establece en 170, prácticamente la mitad de las existen disponibles en el conjunto de la CAV.
Ha sido precisamente el ámbito hospitalaria el que más ha sufrido el embate de este tercer pico, aunque sin llegar a los niveles de la primera ola. La ocupación de camas UCI llegó a alcanzar el 59,93% sobre las 343 disponibles, mientras que en noviembre la ocupación máxima fue de un 54,65% sobre 330.