Xabier Agirre (Gasteiz, 8 de abril de 1951) falleció ayer a consecuencia de una larga enfermedad que arrastraba desde el año 2019. Agirre, con 69 años de edad, se encontraba ya retirado de la vida política tras jubilarse en 2016.
Como le gustaba decir a él, Xabier Agirre fue un VTV, vitoriano de toda la vida. Nacido en el Casco Medieval gasteiztarra el 8 de abril de 1951, dio sus primeros pasos laborales en la Caja de Ahorros de Vitoria antes de volcarse de lleno en el desarrollo de una intensa trayectoria política dentro de EAJ-PNV. En 1983 accedió por primera vez a la presidencia del Araba Buru Batzar tras la trágica muerte en accidente del entonces presidente de la ejecutiva alavesa, Mikel Estabillo.
Presidió el ABB hasta 1987, a la vez que asumía la secretaría y portavocía del Euzkadi Buru Batzar en un momento difícil para la organización jeltzale como consecuencia de su escisión. En varios momentos de su trayectoria, su responsabilidad estuvo ligada en exclusiva a la actividad interna de la formación jeltzale. De 1996 a 2000 fue burukide de la ejecutiva territorial alavesa presidida por Jose María Gerenabarrena. Desde enero de ese año y hasta 2004 formó parte del Euzkadi Buru Ba-tzar. En marzo de 2012 accedió por segunda vez a la presidencia del Araba Buru Batzar, responsabilidad que dejaría en 2016, cuando Suso tomaría su testigo.
La vinculación de Xabier Agirre con la política institucional fue profusa. En los periodos 1987-1989 y 1999-2003 fue elegido procurador de las Juntas Generales de Araba. Su paso por las instituciones forales culminó con su elección como diputado general de Álava en julio de 2007. Al frente del ejecutivo foral alavés, Agirre dio repetidas y recordadas muestras del valor que para él tenían palabras como diálogo y acuerdo, consciente de la pluralidad de la sociedad alavesa. Alaveses y alavesas pudieron comprobar la entrega que Xabier Agirre tenía por el territorio. Así lo demostró como diputado general, defendiendo sus intereses y propiciando un desarrollo territorial equilibrado, en el que ninguna de las cuadrillas se quedara atrás.
Se pueden reseñar muchas de sus actuaciones al frente de Diputación Foral de Álava. En el recuerdo quedará, entre muchas otras, la tarea realizada para sacar del pozo en el se encontraba el Deportivo Alavés tras la deplorable gestión del presidente ucraniano Dmitri Piterman. En esto, como en el resto, aplicó una de las máximas que guió su vida: "Trabajo, trabajo, trabajo".
A partir de 1990, y durante nueve años, ejerció como viceconsejero de Interior del Gobierno Vasco a las órdenes del consejero Juan Mari Atutxa. Años de hierro y plomo en una Euskadi hostigada y enfrentada por el terrorismo de la banda ETA.
Hombre de rica oratoria, Agirre accedió en dos ocasiones a un escaño en el Parlamento Vasco en representación del territorio alavés. La primera, a partir del año 2004. La segunda, en la legislatura 2012-2016. Siempre recordó con orgullo haber formado parte de la comisión delegada por la Cámara vasca para reclamar en el Congreso de los Diputados de Madrid la anexión del enclave de Trebiño a Araba, según el expreso deseo manifestado por sus habitantes.