Vitoria - Con la reactivación del debate en torno a la despenalización del empleo de armas cortas por parte de la ciudadanía “de bien”, conviene conocer un poco el terreno que pisamos con el fin de evitar caer en el ámbito de la especulación. En España hay actualmente 7.850 personas que poseen licencias de armas cortas, de las cuales 60 residen en Álava. Por el momento, la legislación únicamente permite portar este tipo de armas a quienes tengan necesidad real de obtenerla y así lo justifiquen. El órgano regulador que decide si concede o deniega los permisos es la Dirección General de la Guardia Civil, que en el caso de Vitoria cuenta con la Intervención de Armas y Explosivos en su cuartel de Sansomendi, lugar donde se realizan las propuestas de las solicitudes de licencias. El capitán, jefe de la citada unidad, y el cabo primero ayudante, confirman que la tendencia en la concesión de licencias en el territorio apunta “a la baja”.
Armas cortas: pistolas y revólveres. La entrega de licencias del tipo B, aquellas que permiten portarlas con fines de defensa personal, ha sufrido un notable cambio en los últimos tiempos. No en la regulación, que se mantiene inalterable, sino en el perfil de los demandantes. Joyeros, banqueros, empresarios y escoltas, colectivos que hasta hace no demasiado tiempo copaban buena parte de los requerimientos tramitados, han desaparecido prácticamente de las listas de solicitantes. El desvanecimiento de las acciones terroristas y los avances tecnológicos, que evitan tener que desplazarse cargando con objetos valiosos o con grandes sumas de dinero encima, han provocado cambios. Ahora, tal y como señala el capitán, el grupo se reduce fundamentalmente a políticos y a integrantes de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Profesionales que sí pueden justificar el empleo de un arma para garantizar su integridad.
En realidad, cualquiera que aspire a llevar una pistola no puede, sino que debe argumentar su petición y convencer a los responsables de Intervención de Armas de que este elemento le resulta imprescindible para protegerse. Además, ha de cumplimentar el consabido test psicotécnico y abonar las preceptivas tasas. En total, la obtención de la licencia no resulta cara, pero sí complicada. La Guardia Civil denegó cuatro solicitudes en 2017 y 10 en 2016.
¿Qué tienen en cuenta los responsables de la Guardia Civil a la hora de aprobar o rechazar una solicitud? Como explica el capitán, “lo primero para obtener una licencia es justificar la necesidad de esa arma corta”. “Aquí (en Álava), se solicitan muy pocas licencias de tipo B, sólo representan un 2% del total. Ello obedece a que la ley es muy restrictiva. No hablamos de una licencia tipo E de escopeta o de una tipo F, de armas deportivas. Únicamente se permite obtener estos permisos a colectivos muy determinados”, agrega.
antecedentes Al margen de los trámites habituales, uno de los requisitos contenidos en la normativa y que más pesan a la hora de obtener una de estas licencias es el carecer de antecedentes penales. “La ley dice que no se deben tener antecedentes penales ni de conducta”. En cualquier caso, se valora el tipo de antecedente atendiendo a su tipología, reiteración y a la gravedad.
Si se cuenta con antecedentes, se realiza un estudio, se concede trámite de audiencia y se valora el conjunto. Aun careciendo de ellos, la Guardia Civil puede denegar un permiso si el solicitante hace gala de conductas inadecuadas en su vida. “Siempre se pueden obtener datos sobre la conducta de los solicitantes y, además, el reglamento nos obliga a realizar ese informe”, apunta el cabo primero. La normativa referida a la licencia B, a diferencia de otras que sí contemplan exámenes prácticos, no recoge ningún requisito que acredite conocimiento en el manejo de las armas. Únicamente se exige que exista necesidad de poseerla.
Cada tres años se renueva la concesión y el procedimiento se reactiva desde cero. Los responsables del servicio puntualizan que quienes obtienen la licencia, portan una pistola o un revólver. De hecho, aseguran que obtener el permiso y no adquirir un arma indica que no existe necesidad de disponer de la licencia, lo cual es motivo de denegación.
¿Y qué armas adquieren? ¿Es posible, una vez lograda la licencia, comprar directamente el revólver de Harry el Sucio? “Sí, es posible, no es una arma prohibida”, reconoce el capitán. Sin embargo, los dos expertos reconocen que apenas nadie usa revólver. Es incómodo, ocupa mucho y el cargador es limitado. Se estilan más las pistolas semiautomáticas europeas. Beretta, HK y Glock, con precios en torno a los 500 euros, son las marcas más populares, aunque siempre hay quien opta por la distinción y se gasta un buen dinero en una Sig Sauer. Las armerías remiten las pistolas y revólveres a Intervención de Armas y es éste departamento el que, después de registrarla, se ocupa de entregarla a su dueño. Las únicas vetadas son las automáticas, aquellas que no dejan de disparar hasta que no se retira el dedo del gatillo.
Los cartuchos también se hallan, lógicamente, bajo estricto control por parte de la Guardia Civil. Cada usuario de arma corta puede adquirir una cantidad máxima de 100 unidades por año, pudiendo hacer un acopio de hasta 150. Para defensa, únicamente se permiten cartuchos de punta blindada, mientras que las de punta hueca y explosivas, tan habituales en las películas, están prohibidas.
Justificación. Únicamente las personas que justifiquen la necesidad de portar un arma corta para garantizar su protección personal pueden obtener una licencia del tipo B, que les permite portar pistolas y revólveres.
Antecedentes. Tener antecedentes penales puede redundar en la denegación en la concesión de la licencia. Igualmente un informe de mala conducta cívica puede dar lugar a la desestimación de una solicitud.
Por la calle. Dado que el objetivo de la aprobación de la licencia es el de garantizar la seguridad del beneficiario del permiso, puede portar su arma en todo momento. No obstante, nunca debe hacer ostentación de la misma ni permitir que se vea, ya que ambas circunstancias pueden dar lugar a una revocación de la licencia.
El capitán de la Guardia Civil y jefe de Intervención de armas confirma que la cifra de solicitudes de licencias de tipo B tiende a la baja.
El cabo primero de la Guardia Civil asegura que la normativa es muy estricta y que ordena estudiar a los solicitantes.
500
El precio medio de una pistola semiautomática, las más utilizadas por los solicitantes de licencias de tipo B, ronda los 500 euros.