Vitoria - El deportista gasteiztarra Raúl Pérez comienza ya a tachar los días en el calendario para afrontar uno de los retos más exigentes, pero a la vez ilusionantes, de toda su vida: Completar siete maratones en el escaso plazo de siete días. Cerca de 300 kilómetros -295,3, para ser exactos- en sólo una semana con los que este experimentado aficionado al running, también amante de los triatlones, busca hacer visible una de las principales reivindicaciones históricas de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Álava (Aspanafoa), que las instituciones redoblen su apoyo económico a las familias afectadas para que puedan hacerse cargo de los gastos derivados de este duro trance.

Históricamente, las familias del territorio a las que golpea esta patología sufren el doble lastre de tener que desplazarse al hospital vizcaíno de Cruces, donde se encuentra la unidad de referencia en cáncer infantil dentro de la red de Osakidetza, o a la vecina Donostia, que también cuenta con su Hospital Oncológico, de naturaleza privada aunque funcionalmente integrado en el Servicio Vasco de Salud. Una situación que no ha cambiado con el paso de los años y que tampoco tiene visos de hacerlo a corto plazo porque en Álava no existe la suficiente masa crítica como para contar con una unidad propia.

Osakidetza diagnostica anualmente alrededor de 50 casos de cáncer infantil en Euskadi, una cifra -también por suerte- demasiado pequeña como para habilitar un servicio en cada territorio histórico. Sin embargo, las familias alavesas deben afrontar con sus propios recursos económicos numerosos costes de desplazamiento, dietas y alojamiento cuando deben llevar a sus hijos a su centro de referencia. Aspanafoa calculó en el año 2014 que sólo un año antes cada familia afectada realizó una media de 11.000 kilómetros de media en viajes de Gasteiz a Bilbao, casi 75 trayectos de ida y vuelta contando también los que se hacen sin el niño. Por aquel entonces, el gasto sólo en desplazamiento ascendía a 30 euros, contando la alimentación y los peajes -alojamiento aparte-, lo que disparaba el gasto medio anual hasta el entorno de los 2.000 euros. Unas cifras que no difieren en exceso de las actuales. “La situación que se plantea por no haber una unidad de cáncer infantil en el HUA es muy problemática, por todo lo que conlleva desplazarse a Cruces y Donostia en gastos o conciliación con el trabajo”, expone Pérez, que desde hace varios años colabora con Aspanahofa. El runner ha decidido en esta ocasión redoblar su apuesta e iniciará esta maratón de maratones el domingo 14 de octubre. Partirá desde la sede de la calle Aspanafoa, ubicada en la calle Pintor Vicente Abreu, y completará a la carrera durante los siguientes seis días consecutivos la distancia que separara este punto con el HUA-Txagorritxu, el Hospital de Cruces y el Hospital Donostia, los caminos a los que deben enfrentarse las familias vitorianas con casos de cáncer infantil. En muchos casos, los pequeños pacientes son derivados también a Madrid. “Si todo va bien, cada día haré 42 kilómetros”, promete Pérez.

Su objetivo pasa por conseguir el mayor número posible de fondos para Aspanafoa, que según recuerda el atleta ha sido una de las numerosas asociaciones “recortadas” en los años recientes, y en definitiva para sus familias. También, por “dar a conocer la situación que éstas sufren”.

Pese a tratarse de un corredor curtido, Pérez nunca ha afrontado un reto de las dimensiones de éste. “Será exigente tanto física como emocionalmente, pero a la vez es estimulante y las familias se lo merecen. Quiero demostrar también que a través del deporte se pueden conseguir muchas cosas”, apunta el deportista gasteiztarra.

Aspanafoa ha activado una cuenta bancaria para realizar donaciones y el deportista ha hecho lo propio en la web https://www.migranodearena.org/reto/19008/7-maratones-en-7-dias, donde también puede aportarse la suma económica que se desee para apoyar la causa. El objetivo de este crowdfunding es de 1.000 euros, “humilde” en palabras del deportista. Al cierre de esta edición las aportaciones alcanzaban ya los 760 euros. “Hay que recordar que esto le puede tocar a cualquiera”, enfatiza Pérez. Todo el dinero recaudado irá a parar a las arcas de Aspanafoa. Las personas que realicen una aportación económico entrarán en un sorteo de productos donados por diferentes marcas. Incluso un hotel de Ciudad Real se ha puesto en contacto con Pérez para ofrecer dos noches de estancia entre los que realicen algún donativo.

“Seguramente Osakidetza no pueda crear una unidad oncológica pediátrica en Vitoria, pero sí que hacen falta más subvenciones y ayudas para mejorar la calidad de vida de estas familias”, reflexiona el deportista en la web donde presenta este reto. Para completar la ruta solidaria, Pérez ha recibido también propuestas de varios colegas que correrán con él algunos kilómetros, pero será su padre quien se encargará de toda la parte logística. “Sin su inestimable ayuda sería imposible”, reconoce el runner.