en Vitoria son 236 los establecimientos que han abierto durante este mes agosto, según Gasteiz On, la principal asociación de comerciantes de la ciudad. Más de dos centenares de personas decidieron dejar a un lado sus vacaciones para levantar la persiana en el mes vacacional por excelencia con el objetivo de mantener el pulso económico.
Basta con dar una vuelta por el centro de la capital alavesa para encontrarse por la zona con algunos de los 81 locales que sacrifican su tiempo libre con la meta de abrir sus puertas al público, siempre con el objetivo de conseguir cierto beneficio económico, claro. Pero, ¿es realmente rentable trabajar en agosto?
Pues bien, parece ser que la respuesta es positiva. Blanca Martínez de Aragón, empleada de la cuentería Lakú, un local situado en pleno centro de Vitoria, cuenta los meses que lleva trabajando en la tienda mientras sostiene unos alicates en una mano y un collar en la otra. “Abrimos siempre en agosto, no cerramos. Lakú lleva ya 13 años en Vitoria y es, creo yo, la única tienda de su tipo en la ciudad. Abrimos para dar servicio a los turistas. La gente se sorprende y viene a curiosear”, asegura la dependienta, quien lleva trabajando en la cuentería desde hace cinco meses.
Abrir en agosto puede llegar a ser sinónimo de bajas ventas, pero para la cuentera no es así. “Se ha vendido bien este mes. Hombre, con la reforma del edificio y el vallado que hay se ha notado menos que otros años, pero aún así mantenemos las cifras”, opina Martínez de Aragón, rodeada de bisutería, hilo y piedras de todo tipo, forma y color.
En Tejidos Junguitu, un local de la calle Herrería cuyas paredes se encuentran repletas de telas hasta el techo, las hermanas Cormenzana, en cambio, decidieron probar suerte este año. “Es la primera vez que abrimos en agosto. Las ventas han bajado mucho respecto al resto del año, pero de no vender nada a vender algo hay diferencia”, opina Marisol, la mayor de las dos.
Pese a que mantienen cierto nivel de ventas, Claudia Cormenzana no sabe si volverá a abrir el año que viene. “Todo depende de la organización que tengamos, este año fue una ocasión especial porque yo decidí no irme de vacaciones”, explica la encargada de la tienda que recibió en 2016 el Premio VCV por ser un comercio con una trayectoria destacada. Quien también se sumó a la creciente tendencia de abrir en agosto fue María Jesús Ibáñez, encargada de la tienda Modas Ibáñez, situada en los alrededores de la Plaza de la Virgen Blanca. El local, que ofrece al público gasteiztarra un amplio catálogo de vestidos de fiesta de alta costura, cuenta con varias clientas en su interior pese a ser el mes vacacional por excelencia. “Estamos abiertos por obligación hacia la gente de la ciudad. El horario es el mismo, aunque los sábados a la tarde no abrimos. Por las mañanas tenemos bastante movimiento, pero el resto del día es aburridísimo. Ya sabes, la gente se suele ir a la piscina, la playa y esas cosas”, comenta la jefa del establecimiento que lleva su apellido.
A pesar de que abrir en agosto conlleva ciertas ventajas, hay quien no tiene otra opción que atender al público alavés en esas fechas. Para Amir Naveed, encargado de una de las tres heladerías Breda que hay repartidas por las calles de la capital alavesa, agosto es el mejor mes para trabajar. “Es nuestra temporada más fuerte. El resto del año las ventas bajan muchísimo, así que es en verano cuando podemos sacar más beneficio”, afirma el trabajador, quien lleva trece años repartiendo cucuruchos y tarrinas de todos los sabores y colores.
Otro de los temas más peliagudos es el horario de apertura. Muchos de los establecimientos que optan por abrir en agosto sólo lo hacen en determinados días de la semana o, incluso, a jornada parcial, ya sea sólo por las mañanas o por las tardes. Sin embargo, no es el caso de Naveed, quien abre todos los días a jornada completa, a veces hasta las 0.00 horas -en el caso de sábados, domingos y festivos-. Tampoco sigue la regla Ibáñez, pues la tienda para la que trabaja abre a diario y sigue el horario habitual.
Solía decirse en el territorio histórico de Álava que, una vez pasadas las fiestas patronales de La Blanca, más valía tener despensas y neveras a rebosar porque la ciudad se quedaba vacía y sin vida, lo que evocaba una imagen postapolíptica. La apertura de 236 establecimientos a lo largo de este mes deja claro que Gasteiz no es una ciudad fantasma tras las fiestas. La capital consigue mantenerse con vida y aquellos que optan por levantar la persiana se encuentran satisfechos por tomar dicha decisión.
El constante crecimiento del turismo y la labor incesante de los comercios y establecimientos hosteleros son dos factores que se hacen visibles en cualquier paseo por el centro urbano. Todo augura que para el comercio local de la capital alavesa ha valido la pena abrir en agosto.