Vitoria - Cualquier familia alavesa que esté interesada en acoger a niños saharauis durante los próximos dos meses de verano, de finales de junio a finales de agosto, sólo tiene que ponerse en contacto con Afanis (teléfonos: 650 134011 - 665 711947, o en la dirección electrónica: afanisalava@gmail.com). La asociación gestionará directamente todos los trámites con la Diputación de Álava y la Subdelegación del Gobierno, con coste cero para las personas voluntarias.
¿De qué se tienen que encargar las familias que decidan convertirse en hogares de acogida?
-Estas familias sólo se tienen que ocupar de la manutención, de la ropa, porque los 50 niños que llegan a Vitoria en verano lo hacen con lo puesto y sin maleta, y de que pasen una revisión médica. Es muy importante detectar posibles enfermedades que resultan imposible de diagnosticar en los campamentos de Tinduf donde viven por la falta de medios y recursos. En el caso de necesitar gafas o de acudir al dentista, son servicios totalmente gratuitos que cubren Osakidetza y algunas ONG, sin coste para las familias alavesas de acogida. Sólo hay que darles de comer y vestirles porque vienen con lo puesto. Además, tienen la oportunidad de asistir con ellos a las actividades en grupo que organizamos, como excursiones a Cabárceno, al Gorbea o a Sobrón. Pero una vez realizados los exámenes médicos previstos, todas las familias que lo deseen pueden salir de vacaciones, sin ningún problema, siempre dentro del Estado. Lo más importante es que cuiden a los niños que llegan de los campamentos de Tinduf y que se lo pasen lo mejor posible.
¿En qué condiciones llegan los niños saharauis a Vitoria?
-Todos los niños que llegan están sanos pero con muchas carencias alimenticias. Los menores sufren malnutrición por la falta de una dieta variada con productos básicos. Durante el año apenas comen carne y sobreviven a base de mucha comida en conserva, lo que les provoca por ejemplo diversos problemas de visión. Viven en mitad del desierto en condiciones climatológicas muy severas (con inviernos muy fríos y veranos de 60 grados), con frecuentes tormentas de arena y escasez de alimentos y agua potable. Ante esta situación, son muchos los niños saharauis que pasan las vacaciones de verano en Euskadi, una oportunidad que les ofrece, según explican los médicos, una recarga de energía para los próximos seis meses. Regresan con una salud mejorada y una energía renovada que les permite pasar de una forma más llevadera el resto del año en los campamentos de Argelia. En el caso del País Vasco, todos los años llegan unos 340 niños gracias al programa Oporrak Bakean, que pretende dar un respiro a estos menores.
¿Es todo nuevo para ellos cuando llegan a Vitoria? ¿Qué es lo que más les sorprende a los niños?
-Ellos tienen la posibilidad de acceder a Internet en los campamentos de refugiados y además, tienen hermanos mayores que ya han venido, por lo que todo no es nuevo, como ocurrió con los primeros niños que llegaron a Vitoria con las familias de acogida. En las casas sí que tenemos que tener mucho cuidado con las ventanas porque no están acostumbrados a vivir en altura. Además, les tenemos que enseñar a cruzar las carreteras y cómo se utilizan los colores de los semáforos. Y en la piscina hay que tener también mucho cuidado porque nunca han estado en una al vivir en pleno desierto.
¿Cuál es la edad de los niños que llegan de Tinduf a Vitoria?
-Debido a la crisis, el número de familias de acogida se ha reducido notablemente, por lo que el número de niños que tienen la oportunidad de venir en verano también se ha visto mermado. Mientras que antes los niños venían desde los ocho hasta los doce años, ahora la edad se ha fijado de los diez años hasta los doce como máximo, por lo que sólo pueden venir dos o tres veranos seguidos. En el caso de Álava, Afanis ha realizado un llamamiento en busca de 25 familias voluntarias que puedan acoger a niños saharauis los próximos dos meses de verano. La asociación recibe ayudas económicas de la Diputación de Álava y del Ayuntamiento de Vitoria para poder encargarse del viaje de 50 niños saharauis de Tinduf a Vitoria. “El problema es que teniendo el dinero para los viajes, nos faltan familias de acogida”, explica Irune.