Vitoria - Nadie duda de las virtudes del BRT. Es un sistema limpio, menos costoso que el tranvía pero con su misma capacidad y preferencia semafórica, sin ruidos ni vibraciones. El recelo está en el proyecto presentado para Vitoria. Los datos económicos, técnicos y de funcionalidad que ha trasladado el Gobierno Vasco en su informe sobre la viabilidad de un bus exprés en sustitución de la ruta periférica de Tuvisa han dividido al Ayuntamiento. Poner en marcha esta propuesta conllevaría un desembolso por obra y mantenimiento de 105 millones de euros en quince ejercicios, 1,2 al año en lo que le toca al Consistorio, y la destrucción de más de mil plazas de aparcamiento. También obligaría a asumir el riesgo tecnológico de un modelo experimental que no se ha probado en ningún otro sitio. Y una vez en marcha, las frecuencias seguirían siendo las mismas, de entre diez y veinte minutos. Por eso ya hay dos partidos que se preguntan si no habría que replantearse la iniciativa y, con ella, las necesidades de la ciudad.
Son, curiosamente, el PP y Podemos. Ambos coinciden, para empezar, en que debería ser Vitoria quien decidiera qué proyectos poner en marcha y, a partir de ahí, buscar la colaboración interinstitucional. “Ahora las propuestas se lanzan desde el Gobierno Vasco y debemos aceptarlas o rechazarlas. Ni siquiera se ha convocado el Foro de Movilidad para trasladar este informe”, critica la portavoz popular, Leticia Comerón. El representante de la formación morada, Jorge Hinojal, tiene claro además que “un proyecto de ciudad debe ser participado por la misma, someterse a votación popular”. Sin embargo, “nos hemos encontrado con un estudio cerrado que no da margen para que la gente de su opinión a través de los órganos de participación”. Se trata de un análisis que, según advierte el edil, “da por hecho la necesidad de sustituir la línea periférica cuando la realidad es que ésta no presenta ningún problema de funcionamiento que no pueda resolverse con intervenciones más sencillas”.
Hinojal asegura que “sólo en ciertas horas punta pueden llegar a sobrar siete pasajeros por autobús”. Un contratiempo que, a su juicio, podría resolverse con un urbano “de refuerzo”. Comerón, por su parte, insiste en que “en el mejor de los casos el BRT mantendría las frecuencias” que ahora ofrece Tuvisa. Por eso, uno y otra se cuestionan la necesidad de embarcarse en una inversión de la envergadura del BRT. Podemos habla de “despilfarro” y el PP se pregunta cómo son posibles los números del informe si “desde el principio se entendió que el tranvía era un proyecto de alta calidad más caro”. El Gobierno Vasco ha cifrado las obras en 50,2 millones, cantidad a la que hay que sumar 8,6 millones por la compra de los once buses, 222.000 euros de mantenimiento anual, 165.000 por la revisión obligatoria cada cinco ejercicios, más gastos añadidos si se quiere alargar los diez años de vida útil de los vehículos.
Para sobrellevar la inversión, repartida entre el ejecutivo autonómico (el 65%), la Diputación, (el 17,5%) y el Ayuntamiento (17,5% restante), se propone que una adjudicataria asuma los costes a cambio de un canon anual de siete millones de euros durante quince años. Después, el Consistorio pasaría a ser el propietario de todo lo suministrado y responsable de los gastos. “El canon suma 105 millones de euros, más que todo el tranvía. Es un gasto absolutamente desorbitado”, denuncia Comerón. “Pero es que además esa cifra no está completa”, advierte Hinojal. El Gobierno Vasco no ha incluido en su informe dos intervenciones que son clave según el propio alcalde. “No está ni la solución para descongestionar el tráfico en la rotonda de América Latina, un punto que será aún más negro al paso del BRT, ni la construcción de nuevas cocheras, que son fundamentales porque las actuales no pueden albergar estos vehículos de 18 metros de largo y además se encuentran en condiciones infrahumanas para los trabajadores”, explica el edil.
Lo que sí contempla el informe es el impacto urbanístico de las obras a pie de calle para dejar paso al bus exprés. “Nos preocupa la afección de los trabajos para el pequeño comercio y que no haya sido valorada en el estudio. Y también nos inquieta la eliminación de más de mil plazas de aparcamiento, porque agravará un problema que ya es importante en barrios como Adurza y San Cristóbal”, alerta Hinojal. También el PP muestra su desasosiego por la destrucción de estacionamientos, y además le tiene desvelado el riesgo tecnológico de la propuesta. “No hay ningún BRT cien por cien eléctrico que funcione 16 horas seguidas. Es, como el propio informe dice, un proyecto experimental”, señala Comerón. Y aunque el Gobierno Vasco propone el canon para que sea la parte privada la que asuma los riesgos, “al final el Ayuntamiento debe ser responsable último de que el servicio se dé a la ciudadanía”.
Sostenibilidad. Irabazi recurrió ayer a las redes sociales para apoyar el proyecto del BRT periférico del Gobierno Vasco validado por el gabinete de Urtaran y EH Bildu. Defendió la inversión por la necesidad de impulsar la sostenibilidad medioambiental, aunque reconoció que si por su grupo fuera Tuvisa ya habría empezado a renovarse con vehículos limpios en vez de continuar con la compra de urbanos tradicionales. Una operación la de introducir autobuses eléctricos e híbridos menos costosa que el BRT.