gasteiz - La iniciativa se enmarca en la celebración del 40 aniversario de los trágicos sucesos de Gasteiz, en los que cinco trabajadores que participaban en una asamblea en la iglesia de San Francisco de Asís de Zaramaga fueron asesinados a tiros por la Policía Armada. Será este escenario, si finalmente el Obispado lo permite, el colofón a un “viaje a la memoria” a través de la intervención artística, audiovisual y literaria en el que cinco creadoras tendrán también un protagonismo esencial: Txaro Arrazola, Verónica Werckmeister, Marta Gil, Irantzu Lekue y Sandra Santos. Ibarrondo (Gasteiz, 1962), que vivió la matanza “con ojos de niño”, resume sus intenciones. “Hay que luchar contra la impunidad y denunciar la masacre, porque no ha habido justicia para los asesinos. Pero no quería quedarme sólo ahí, sino también en destacar el valor en positivo que tuvieron las luchas de 1976”.
¿Cómo recuerda el 3 de marzo de 1976? Usted tenía 14 años...
-Con ojos de niño por un lado, pero con ojos atentos y sobresaltados también, porque me impactó mucho. Como creo que a todo el mundo. A los 14 años ya tienes cierto uso de razón. Además, en aquella época mis padres vivían al lado de lo que era el sindicato vertical franquista, en la calle Samaniego. Allí acababan las manifestaciones y empezaban siempre los palos con la Policía. Era muy impresionante. Mi padre era periodista además, y siempre llegaban las noticias a casa.
Todo este ambiente tuvo que influirle necesariamente.
-Sí, porque más a posteriori tuve la suerte de conocer a algunos de los protagonistas de aquellas luchas, como Jesús Fernández Naves, Andoni Txasko... Gente con la que compartí luchas más tarde. He aprendido mucho de ellos, han sido mis maestros. Mi activismo político, en parte, ha sido gracias a su influencia.
Y como activista que es, ¿cómo ve la situación actual del movimiento obrero?
-Leyendo la plataforma reivindicativa que tenían los trabajadores de entonces, creo que nos daríamos con un canto en los dientes. Esa tabla reivindicativa sigue ahí, tiene la máxima actualidad. Y me refiero al tema estrictamente laboral, a pesar de todos los años transcurridos. Entonces estábamos en una situación muy mala, pero ahora lo seguimos estando. El espíritu profundo y las formas de organización de aquellas luchas son en estos momentos más actuales que nunca. Me refiero a las formas de organización horizontal, a la asamblea, a hacer las cosas entre todos... Esto se reivindica ahora mismo frente a una forma de hacer partidista o jerárquica. También hay valores más profundos como la solidaridad, que hoy en día hace más falta que nunca con la que está cayendo. Esta fue otra de las señas de identidad del 3 de marzo.
¿Le dan esperanza los cambios políticos que se están produciendo?
-Estoy esperanzado. Hay nuevas formas de hacer política, nuevas fuerzas... Tampoco creo que sea la panacea y hay que estar siempre atentos, porque por mucho que hagamos, esas mismas luchas pueden pervertirse. Podemos convertirnos en las cosas contra las que luchamos. El enemigo es muy fuerte, no nos olvidemos. Estamos luchando contra una dinámica social que lleva mucho tiempo y que tiene una gran fuerza aunque está en un momento de decadencia, que es el capitalismo.
Va a ser el encargado de guionizar el memorial del 3 de marzo. ¿Cómo se asume un encargo tan especial?
-Por un lado con mucha ilusión, por todo el contacto que he tenido con esta lucha, y por otro como un reto. No todo el mundo responde igual a las cosas. Hay que intentar hacer algo con lo que me quede contento, pero también algo con lo que las víctimas y sus familiares se sientan representados. Y no sólo eso, tiene que ser algo que las nuevas generaciones entiendan. Hay que luchar contra la impunidad y denunciar la masacre, porque no ha habido justicia para los asesinos, que siguen impunes. Pero no quería quedarme sólo ahí, sino también en destacar el valor en positivo que tuvieron las luchas de 1976.
¿Y qué aspectos va a destacar?
-Hay que contextualizar todo en el momento de transición política que vivíamos. Estábamos en un franquismo sin Franco y había que acabar con eso. No estaba tan claro qué iba a surgir después de aquello. Las esperanzas de cambio político, en el caso de Gasteiz, venían preñadas también de un anhelo profundo de cambio social, que fuera más allá de pasar de la dictadura al parlamentarismo. Esa pretensión lleva a que ciertas personas entre las elites del poder no lo pudieran permitir. Era para ellos un ejemplo inasumible. Y se produjo un escarmiento general.
¿Cuánto de largo es el camino hacia el reconocimiento de las víctimas?
-Falta mucho. Falta, para empezar, un reconocimiento del Gobierno español y de la justicia, porque la versión oficial sigue diciendo que los obreros atacaron a los policías, que es algo fuera de sentido. Tanto, que hemos tenido que ir a Argentina y ha tenido que ser una jueza de allí la que investigue a fondo esto. No estamos pidiendo tampoco que se meta a nadie en la cárcel, pero por lo menos que haya un reconocimiento del daño causado. Reparación y justicia, porque si no estamos montando la Transición sobre una mentira. Es una de las partes de esta época que han sido negadas, como otras más.
¿Qué se va a encontrar quien recorra el memorial?
-Va a ser como una máquina del tiempo. A través de distintas formas artísticas, las personas visitantes se adentrarán en el día a día de un barrio obrero en aquella época y en el porqué y el cómo de sus luchas. Habrá cinco espacios conceptuales y los recorreremos a través de unas audioguías, donde se escuchará el relato que he hecho. Serán el barrio, como lugar donde se reproduce la vida, pero también donde se tejen las conspiraciones; la fábrica, como el lugar de la lucha, donde se produce el debate al pararse la producción; después, habrá dos elementos más cotidianos, el mercadillo, donde se reunían las mujeres, que tuvieron un papel muy importante en la lucha, y la taberna, que intentaremos que sea como en aquel tiempo. Y para terminar, la iglesia, como lugar donde se produjo la masacre, pero también como el único punto de reunión donde se podían hacer asambleas. Se recorrerá el barrio y hemos contado con la participación de cinco pedazo de artistas, Txaro Arrazola, Irantzu Lekue, Sandra Santos, Marta Gil y Verónica Werckmeister. Cada una ha hecho una intervención artística diferente, con materiales muy diversos, y para terminar acabaremos con un vídeo collage, con imágenes de la época. Esperemos que pueda ser en la iglesia, si el Obispado lo permite.
¿Cómo se encuentra este tema?
-Está siendo una de las partes más desagradables de todo esto, porque todo han sido facilidades. Por parte de las artistas, de la gente del barrio, de las instituciones... Espero que podamos llegar a un acuerdo para utilizar la iglesia de forma puntual, porque es de sentido común. Además está fuera del culto. Ahí estamos, no damos por perdido el asunto. Hemos pedido que por lo menos nos dejen intervenir el día de la inauguración. Ahora hay un nuevo obispo y tendremos que hablar con él. Hasta ahora nos han dicho que había un cierto vacío de poder y que había que esperar al siguiente. Toma posesión el 12 de marzo y nos ha pillado todo en medio. Tanto el alcalde como el diputado general han intermediado, pero a día de hoy seguimos sin saber nada.
Volviendo a la participación de las cinco artistas en el proyecto, creo que no es algo casual. ¿No se ha tenido en cuenta lo suficiente el papel de la mujer en esta época?
-No se ha hablado mucho de ello, pero fue un papel muy importante. Tanto el de las trabajadoras en huelga en empresas donde eran mayoritarias, como Areitio, Aranzábal o incluso Fournier, que eran muy combativas, como el de las compañeras de los trabajadores en huelga, que empezaban a reunirse por ellas mismas y es cuando resurge el movimiento feminista en Gasteiz. Se dieron cuenta de que estaban siendo relegadas no sólo por el sistema, sino por las propias organizaciones obreras. Por eso hemos querido que intervengan cinco mujeres, por su importancia en el relato.
Para concluir, ¿cómo valora el desmarque del PSE, que va a impedir el nombramiento de Lluis Llach como hijo adoptivo de la Gasteiz?
-Yo no lo puedo entender muy bien. Hasta donde yo sé, el PSE había dicho lo contrario hasta ahora, que el nombramiento le parecía bien, al contrario que al grupo popular. No lo entiendo, más allá de que como hemos visto en otras ocasiones, como con la investidura de Gorka Urtaran, en cuestiones políticas generales no sabemos hasta dónde importa el sentir de los ciudadanos de Vitoria. Son actitudes que no creo que compartan ni sus propios electores.