cuando el Ejecutivo foral acordó ceder de forma gratuita y durante cinco años el antiguo colegio de Izarra a una empresa de simulaciones militares, uno de los argumentos recurrentes utilizados por el diputado general, Javier de Andrés, era que la citada firma, ubicada en Ávila, era una de las pocas que se había interesado por implantarse en el recinto escolar, y que estando como estaban las instalaciones, era “o eso o nada”. Sin embargo, no parece que la realidad refrende el contexto señalado en su momento por la Diputación alavesa.

Y es que, según los datos a los que ha tenido acceso este periódico, desde noviembre de 2011 el gabinete de Javier de Andrés ha recibido nada menos que 26 solicitudes de uso del internado, de las que seis de ellas son proyectos “de larga duración”, según los define Álava Agencia de Desarrollo. De estas seis propuestas tres fueron de empresas vascas de paintball, aunque luego fueron rechazadas porque su solicitud había llegado unos meses después de la de Airsofttotal Group, la empresa abulense de juegos militares, que formalizó su requerimiento para instalarse en Izarra el 21 de febrero de 2013.

En este sentido, y aunque el contrato entre la Diputación y esta firma de juegos de guerra no se firmó hasta el 10 de abril de este año, todas las empresas de paintball que mostraron su interés por asentarse en el colegio fueron rechazadas directamente, a pesar de que el contrato con Airsofttotal Group no se había sellado, obviando la posibilidad de que éstas pusieran sobre la mesa sus proyectos. Así, la Federación Vasca de Airsoft (en septiembre de 2013), una empresa particular de paintball (en octubre de 2013) y la asociación vasca de paintball Irustak (en noviembre de 2013) se toparon con que, como la Diputación ya estaba negociando con Airsofttotal Group, sus proyectos quedaban en agua de borrajas de golpe y porrazo.

Antes, en octubre de 2012, la Fundación Gorbea, se había interesado también por instalarse en Izarra para crear un centro ocupacional para la producción de productos lácteos, pero según Álava Agencia de Desarrollo ellos mismos acabaron desestimando la idea “por la envergadura de la inversión a realizar”. Un mes antes, en septiembre de 2012, la firma Notabilis Architects of Health mostró su disposición a levantar un centro de terapias y tratamientos alternativos, que también quedó en nada.

Dejando a un lado estas seis propuestas de larga duración, la Diputación ha autorizado desde el 25 de noviembre de 2011 diez partidas de airsoft o paintball en Izarra. La primera, el 3 de junio de 2012 a la asociación cultural de paintball de Álava, y la última el 10 de noviembre de 2013 a la Federación Vasca de Airsoft. Sólo una de estas solicitudes no se llegó a realizar, pero sí el resto de partidas, como la autorizada a la Unidad de Mercenarios del Airsoft el 6 de junio de 2013. De hecho, el auge de Izarra como escenario de partidas de paintball y airsoft llegó a ser tal que, ante la “repetida frecuencia” con la que a Álava Agencia de Desarrollo le llegaban peticiones para realizar estos eventos, en noviembre de 2013 se decidió articular un contrato de cesión de uso a cambio de 150 euros, aunque sólo se llegó a usar una vez.

A parte de las partidas de paintball y airsoft, Izarra ha recibido -oficialmente- durante los últimos tres años actividades tan variadas como el rodaje de dos cortometrajes, un anuncio publicitario y una sesión de fotos y vídeos de una empresa de airsoft de Bizkaia, en julio de 2013. Con todo, el uso sin duda más curioso para el que la Diputación ha dado su autorización fue la celebración de una misa el 21 de mayo de 2013.

Las peculiaridades del antiguo Izarra International College, en un ostensible estado de desuso, han servido también para que la Ertzaintza haya utilizado el complejo para realizar tres entrenamientos, para los que en este caso pidió permiso a la Diputación pero no al Ayuntamiento de Urkabustaiz. Los ejercicios tuvieron lugar en julio de 2012 -dos días distintos- y en octubre de ese mismo año. Y así, la madrugada del 29 de junio el antiguo internado de Izarra ardió en extrañas circunstancias. Semanas antes de que uno o varios desconocidos prendieran fuego al edificio principal del complejo escolar, el aulario de 1.500 metros cuadrados, el Izarra International College había protagonizado una larga polémica después de que el diputado general, Javier de Andrés, decidiera ceder las instalaciones a una empresa de Ávila especializada en las simulaciones militares.

El rechazo de la oposición en las Juntas Generales y el voto en contra del Ayuntamiento de Urkabustaiz levantó un muro de contención que llevó a la firma de airsoft a renunciar a su proyecto en Izarra. Una renuncia, aceptada en principio por el Gobierno foral, pero que según admitió después el diputado de Promoción Económica, José Zurita, nunca llegó a plasmarse negro sobre blanco en un documento oficial, y de hecho el gerente de la firma, Juan Antonio García Viñao, aseguró tras el incendio a este periódico que no descartaban retomar el proyecto en el futuro, pues siempre han considerado este enclave alavés como un escenario perfecto para la recreación de estrategias militares.

No es de extrañar, teniendo en cuenta que el internado dispone de once hectáreas de superficie y 25.000 metros cuadrados construidos, aunque en un visible estado de deterioro, con dos incendios en tres años incluidos. Tres meses después del incidente que convirtió en cenizas uno de los aularios del colegio, Izarra continúa envuelto en sombras, con los problemas con el concurso de ideas lanzado por la Diputación por su cuenta y riesgo como último episodio de la larga lista de contratiempos que rodean al complejo, propiedad del Deportivo Alavés pero sobre el que la Diputación dispone de los derechos de superficie y una opción de compra durante 75 años. Todo a cambio de un pago de 200.000 euros anuales al club albiazul hasta 2023, como parte de un convenio que ayudó en su día a salvar al equipo de fútbol de sus deudas con la Hacienda foral. Así las cosas, parece que todavía habrá que esperar aún mucho tiempo para que Izarra sea algo más que escombros.