vitoria - La instalación de nuevas señales acústicas para orientar a las personas invidentes en varios semáforos del centro de Gasteiz ha despertado la indignación de numerosos vecinos. Aunque conscientes de que mejorar la accesibilidad de este colectivo siempre supone un avance, el pitido que emite este sistema durante 14 horas al día, de lunes a domingo, ha provocado ya varias quejas ante el Ayuntamiento. El problema se originó hace algo más de dos meses. Desde entonces, los residentes ven amenazado su descanso por culpa de un sistema “anticuado” que en otras ciudades ya ha sido sustituido por dispositivos más modernos y que no generan molestias. El sonido comienza a escucharse a las 8.00 horas y no cesa hasta las 22.00.
Los semáforos de la discordia se ubican en vías como Domingo Beltrán, Ramiro de Maeztu, Adriano VI, Florida con San Antonio... Recientemente, los portales de estas y otras calles aparecieron encarteladas para exigir soluciones al problema. “Hay sistemas colocados a menos de tres metros de las casas y vecinos deben escuchar el pitido cada 40 segundos o menos”, rezaba una nota informativa, llamando a iniciar una “campaña de protesta” al Consistorio.
Por suerte, el Gobierno municipal ha atendido a las reclamaciones, al menos en algunos casos. Tras comprobar el personal de mantenimiento el ensordecedor sonido emitido por los semáforos -concretamente el que se ubica en la plaza de la Constitución con la calle Gorbea-, procedió a regular su volumen. “Ya no se escucha tan alto. Muchas gracias”, confirmó un vecino de esta zona en el Buzón Ciudadano hace unos días.
Las quejas recogidas en la web municipal denotan el malestar que ha cundido entre los residentes. “En el cruce de las calles San Antonio y Florida es insoportable para los vecinos el ruido que los semáforos emiten cuando están en verde para peatones. Entendemos que son necesarios para personas invidentes, pero rogamos revisen la intensidad del pitido en horario de noche, pues es un ruido muy molesto cada pocos segundos”, advertía un vecino. “En el cruce de plaza de la Constitución con calle Gorbea el sonido del semáforo también está muy alto, día y noche. Los vecinos agradeceríamos que se revisará por favor”, aseguraba otro. “Totalmente de acuerdo con el vecino de plaza de la Constitución, desde el sexto piso y con las ventanas cerradas se escucha el sonido y bastante alto. Realmente molesto”, contestaba un tercero.
A las quejas recibidas en el Consistorio a través de esta vía se han unido también reclamaciones en el teléfono de atención ciudadana 010 o en la oficina de atención del Ayuntamiento de San Prudencio. “Esto no es posible en una ciudad que presume de calidad de vida, donde la contaminación acústica es menor”, recordaba el cartel ubicado en las calles afectadas.
Los sensores de proximidad o los repetidores acústicos activados con mando a distancia, similar al que se utiliza en los garajes, son dos sistemas empleados en otras localidades para garantizar la correcta movilidad de las personas ciegas sin comprometer el descanso de los vecinos. “Un ruido de esa frecuencia, repetido y todos los días deteriora la salud”, advertían los residentes.
quejas que no son nuevas Con todo, las molestias derivadas de la contaminación acústica no son nuevas en la Green Capital. Hace unos meses, el Ayuntamiento tuvo que tomar cartas en el asunto frente a las quejas recibidas por los vecinos de la calle Donostia debido al ruido que emitían los autobuses de Tuvisa aparcados en esta zona, punto de inicio de la línea 4. Chóferes que dejaban el motor en marcha y se iban a la cafetería a desayunar o hasta tres autobuses aparcados uno detrás de otro en fila colapsando la entrada y salida a los garajes provocaron la queja de los vecinos de los portales 25 y 27 de esta calle, aunque finalmente sus protestas surtieron efecto porque Tuvisa decidió trasladar esta área de descanso a otra cercana.
El ensordecedor sonido emitido por las barredoras de FCC, que muestran ya sobrados síntomas de obsolescencia, también ha generado polémica en la ciudad. Según denunció recientemente el grupo municipal del PNV, el mantenimiento de la maquinaria de FCC deja mucho que desear desde hace años, lo que ha provocado que sus equipos, por ejemplo, emitan un ruido infernal y superior al legalmente permitido.
Un reciente estudio promovido por la firma Gaes reveló que actualmente cerca de 400.000 vascos conviven diariamente con ruidos que sobrepasan los 65 decibelios (dB), que es el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque mucha gente piense que es posible tolerarlos y no parezca un problema grave, estar expuestos a ese estruendo puede favorecer la aparición de problemas cognitivos e incluso alteraciones cardiovasculares y del sistema endocrino.
El informe, hecho público en el Día Mundial contra el Ruido, alertó de que un sonido de 70 dB produce efectos psicológicos negativos en tareas que requieren concentración y atención, mientras que entre 80 y 90 puede producir reacciones de estrés, cansancio y alteración del sueño. Los ruidos entre 100 y 110 dB, denominado umbral tóxico, pueden llegar a ocasionar lesiones del oído medio. Los expertos recomiendan no exponerse sin protección durante más de quince minutos a cien decibelios.
Señales acústicas. El sistema se instaló hace más de dos meses en varios semáforos del centro de Gasteiz para orientar a las personas invidentes.
Protestas. Los portales de distintas comunidades aparecieron encarteladas recientemente para denunciar este hecho.
Alternativas. Los vecinos piden que se instalen en los semáforos otros sistemas más modernos y que no generan molestias como los sensores de proximidad.
Vecino de Gasteiz a través del Buzón Ciudadano.
Residente en el área de la plaza de la Constitución, donde los técnicos municipales ya han regulado el volumen.
Concretamente, cada 40, según se quejaba este vecino en el Buzón Ciudadano.
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Horas. Las señales acústicas de los semáforos comienzan a emitir a las 8.00 y cesan a las 22.00 horas, de lunes a domingo.