al jefe de operaciones de DHL, Álvaro Collado, la huelga de controladores aéreos en Francia le obliga a estar especialmente pendiente del teléfono mientras recibe la visita de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Uno de los aviones de la empresa de paquetería llega con retraso a Foronda por los paros al otro lado de los Pirineos, pero no es algo que altere la calma del responsable de la operativa en la terminal. Para él, este aeropuerto es su hábitat natural desde que entró en la firma en 1997, un poco antes de lo que define como “el declive” del aeródromo alavés.

“Desde aquí he vivido todos los altibajos del aeropuerto. Los vuelos de Air Europa, los de Air Nostrum, el Barcelona-Vitoria-La Habana, los vuelos de Sudáfrica, los que traían merluzas o la época de Ryanair, a los que por cierto no les iba nada mal cuando decidieron marcharse. Muchos años en los que una compañía venía, probaba y se marchaba”, rememora Collado mientras a eso de las 21.50 horas observa junto a su interlocutor el aterrizaje de un avión 737 procedente de Valencia. “De aquí se va a East Midlands”, apunta en referencia al aeródromo ubicado al suroeste de Inglaterra, donde DHL posee uno de sus múltiples centros de carga.

Casi media hora antes de que ese 737 tomara tierra un 757 procedente de Sevilla ha hecho lo propio y se encuentra ya en pleno proceso de descarga. Después se elevará de nuevo rumbo a la ciudad alemana de Leipzig, uno de los Hub -término con el que se conoce a los aeropuertos que ejercen de principales centros de distribución- de DHL en Europa. Foronda es el Hub de la compañía en la península, y desde esta enorme parcela de 12.000 metros cuadrados distribuye diariamente más de 15.000 paquetes.

Como bien señalaba antes Collado, por Foronda son muchas las empresas que han pasado, pero pocas las que se han quedado. DHL ha hecho algo más que quedarse, convirtiéndose desde hace años en la punta de lanza de la terminal gasteiztarra en lo que a la carga se refiere. Ellos tienen la culpa de que mes a mes las cifras de tráfico de mercancías del aeródromo se incrementen a ritmo constante -un 23,5% en lo que llevamos de año-. “En junio y agosto los datos serán potentes, ya te lo adelanto”, informa el jefe de operaciones de DHL, que mueve alrededor del 80% de toda la mercancía que pasa por Foronda.

Fundada en 1969 en la ciudad norteamericana de San Francisco, la empresa de característico color amarillo opera en todos los países del mundo salvo uno, Turkmenistán, aunque parece que incluso allí pasarán a trabajar también tachando así todos los países de la lista. “Tenemos más presencia internacional que la Coca-Cola”, subraya Collado. Aunque otra de las firmas asentadas aquí, TNT, también opera un vuelo diario en la terminal, desde hace años en materia de carga Foronda es sinónimo de DHL. Junto a su icónica torre de control aterrizan y despegan cada noche aeronaves 737, 757 y los ATR con sus turbohélices. Separadas entre importación y exportación se suceden unas veinte operaciones cada noche a manos de las 160 personas que trabajan en estas instalaciones.

La importancia de DHL en Gasteiz es tal que cuando el Gobierno del Partido Popular decidió en agosto de 2012 eliminar en Foronda el H24, la licencia para permanecer abierto las 24 horas, estableció el nuevo horario, de 20.30 a 8.30 horas, pensando específicamente en no trastocar los planes de trabajo de la compañía de paquetería. Por eso no es de extrañar que a su responsable de operaciones el debate sobre el H24 no le parezca especialmente significativo. Al menos para sus intereses.

“A nosotros la ausencia del H24 no nos afecta a la operatividad. Como compañía, si lo vuelven a abrir todo el día estaría encantado, pero siendo realistas ahora mismo no tiene sentido tener abierto el aeropuerto todo el día sólo por si acaso. ¿Tú tendrías a una trabajadora de la limpieza en casa el día entero si en dos horas hace todo el trabajo?”, ejemplifica al ser cuestionado al respecto. “Otra cosa”, resalta, “es el PIF”, en referencia al Puesto de Inspección Fronteriza erradicado también por el Gobierno del PP a instancias de Bruselas y que permite operar con animales y alimentos perecederos. “Ahí nosotros nos podríamos beneficiar como operador de handling (asistencia en tierra a los aviones) y encargarnos de la carga y descarga”, argumenta junto a una inabarcable fila de contenedores en los que los empleados clasifican y depositan los paquetes que, de un momento a otro, abandonarán la capital alavesa rumbo a cualquier parte del mundo.

Es verano y los operarios de DHL que trabajan a la intemperie -y eso en Vitoria es un empleo de riesgo- lo agradecen. Fuera de las instalaciones, el ruido procedente de la extensa pista de aterrizaje, de 3,6 kilómetros, anticipa la llegada del segundo 737 de la noche. Todo mientras el reloj digital que se erige en uno de los laterales del hangar marca dos horas menos que la hora local, lo que lleva al neófito a preguntarse por qué nadie se ha molestado todavía en cambiarla. Una reflexión que, afortunadamente, no realiza en voz alta. “Como puedes ver el reloj marca una hora distinta. En la aviación hay dos cosas que son las mismas en cualquier parte del mundo: el uso del inglés como idioma y la hora, unificada en todos los países para regirse por el horario GMT, que ahora en verano es dos horas menos que la que tenemos realmente en Vitoria”, explica Álvaro Collado a su interlocutor, que a cada paso que da siente que está molestando a alguno de los operarios que trabaja a su alrededor.

el futuro de foronda Como cualquier otra noche, la operativa de DHL en Foronda abarca la ida y venida de aeronaves procedentes y con destino a los aeropuertos de Sevilla, Santiago, Alicante, Valencia, Oporto, Leipzig, Bruselas, East Midlands o el de la localidad italiana de Bérgamo, último en unirse a las operaciones en la terminal gasteiztarra. Allí, a unos cuarenta kilómetros de Milán, su terminal se ha convertido en lo que hace unos años parecía destinado Foronda. Por la noche, DHL copa las operaciones de carga. Por el día, Ryanair le da la alternativa con vuelos de pasajeros a distintos destinos. Vitoria logró lo primero, pero perdió lo segundo con la marcha de la compañía aérea irlandesa, que desde entonces ha dejado un hueco en materia de viajeros aún por rellenar, con la presencia de Helitt como burdo intento.

La noche transcurre y la temperatura se eleva unos grados. En el interior de la nave, Álvaro Collado concreta detalles con un operario para la llegada de uno de los aviones retrasados por culpa de la huelga de controladores aéreos franceses, convocada para prolongarse durante seis días pero cancelada al día siguiente.

La tripulación de uno de los 737 desciende de la cabina para introducirse en una furgoneta que les llevará a descansar. Un bueno momento para que alguien como el jefe de operaciones de DHL aporte su visión sobre el futuro de un lugar que ahora mismo parece el saco de todos los golpes por parte del Ministerio de Fomento popular. ¿Cómo ve este aeropuerto dentro de unos años? “Creo que no cambiará nada. Todo seguirá más o menos igual. Los vuelos de pasajeros tienen tasas prohibitivas y las experiencias previas no han funcionado. Por nuestra parte, nosotros siempre hemos tenido apoyo aquí y nuestras cifras van viento en popa. No creo que vaya a haber grandes cambios”, asume antes de despedir a sus visitantes.

A la salida, visto desde fuera, el hangar de DHL es un oasis de luz en mitad de la oscuridad que recorre el resto de puntos de Foronda. A sólo unos metros, el parking y las instalaciones para pasajeros parecen el escenario de una película de zombis, acumulandos soledad a la espera de viajeros que llevarse a la boca. Mientras, las cifras de carga aumentan mes a mes. Foronda sigue respirando.