Es difícil cuantificar cuántas personas llegaron ayer a Lapuebla de Labarca. Miles y miles, eso seguro, volcadas por completo en el Araba Euskaraz 2014. Una fiesta que había sido organizado por la ikastola Assa y dejó sabor a labor bien hecha. Así sucede cuando el trabajo empieza muchos meses antes y se lleva a cabo con pasión. Desde primeras horas de la mañana, más de seiscientas personas que integraban la organización tenían todo listo: aparcamientos para cerca de 300 autobuses y cientos de coches, las carreteras con una reserva de un carril para el paso de personas y numerosos vigilantes controlando accesos y velocidad de vehículos. No era de extrañar que la jornada se convirtiera en un éxito. Hubo alegría, sana convivencia, música y un ambiente ejemplar.
Los cinco espacios preparados por la organización, denominados con los nombres de las uvas del Rioja: biuragunea (la plaza), mazuelogunea (la ikastola), tempranillogunea (para la zona de conciertos en el campo de fútbol), y las garnatxagunea y grazianogunea, en La Poveda, se abrieron simultáneamente a las diez de la mañana, cuando en el patio de la ikastola se desarrolló el acto institucional y desde donde arrancó el recorrido que conducía a cada una de esas áreas. No obstante, la ikastola no fue el único lugar donde hubo unos discursos. El patio de Bodegas Estraunza fue el lugar elegido para rendir el merecido homenaje a Antonio Muro, fallecido hace unos años. El considerado como el impulsor del euskera y la ikastola de Lapuebla tuvo a todas las autoridades como espectadores, en un homenaje en el que su viuda e hijas recibieron una placa y, sobre todo, el cariño y respeto de sus convecinos.
La anterior directora de la ikastola, Idurre Arrieta, fue la encargada de ofrecer el homenaje "en la que fue su bodega". "Aquí se han hecho muchas reuniones, porque Antonio siempre estaba dispuesto a ayudar en todo lo que necesitaba el pueblo. Y hoy le hemos vuelto a dar las gracias, porque fue uno de los fundadores no sólo de la ikastola, sino que también ha sido alcalde, puso la ikurriña, peleó la ikastola, fue el entrenador del equipo de fútbol? Hizo de todo y para nosotros es una persona muy importante", subrayó. Por eso, Arrieta lamentó que "hoy no pueda disfrutar de esto". Sin duda, habría gozado como el que más, "porque el euskera, la ikastola y su pueblo eran lo que más le importaba en esta vida".
La encargada de realizar el homenaje recordó que "en su tiempo ya dijo que había que hacer niños para tener ikastola y este año estamos de suerte, porque vienen dos Muros nuevos, que serán dos nuevos miembros de la generación Murotarra de la ikastola". El pueblo no se olvidó de dar las gracias a la familia de Antonio. "Y es que él se ha ido, pero sigue aquí entre nosotros a través de su familia", subrayó Arrieta. La viuda, Eloisa, no pudo evitar emocionarse durante el acto, mientras recordaba lo mucho que su marido luchó por el centro y por esta localidad. "Dicen que es el hombre que más ha apostado por Lapuebla de Labarca. Será así?", señaló.
Mientras en la plaza comenzaban las pruebas de la Erronka con la participación de chicas y chicos de diez ikastolas, en el otro extremo de la localidad las terrazas se llenaban de vecinos y visitantes. Entre ellos, se descubría a la que está considerada como la primera euskaldunberri de Lapuebla, Marijose Gandarias. Junto a Iosu y Eli, disfrutando de un vino, recordaban cómo la primera ikastola que hubo en el pueblo "estuvo en la plaza, al lado del Ayuntamiento, en el edificio de las escuelas", hasta que se hizo el nuevo edificio. "Aquella obra supuso un esfuerzo económico muy grande, pero fue gente del pueblo, los padres, quienes tuvieron el interés por hacerlo, y por el euskera, aunque entonces en esta zona no tenía mucho calado", explicó Josu, mientras Marijose explicaba que lo aprendió "en casa, con la ayuda de los hijos".
Al principio, aquella primera ikastola contaba con "pocos alumnos". Ahora, "los jóvenes saben todos euskera, pero continúan utilizando el castellano para hablar entre ellos y en casa". El grupo no pudo evitar lamentarse por esta realidad, aunque prefieren quedarse con todos los logros conseguidos, como el hecho de que la ikastola se haya quedado pequeña. "Aquí viene gente incluso de otras comunidades autónomas, como La Rioja", subrayaron. La identificación de la gente de la comarca con las raíces vascas es cada vez mayor. "Hace 40 años decíamos: ¡qué vienen los vascos!, cuando llegaba un autocar de Mondragón. Ahora no. Pero ojo, aquí cuando se le pregunta a la gente de dónde es dice que de Rioja Alavesa. Otra cosa es que nos sentimos orgullosos de ser vascos", apuntaron.
Otro grupo departía a la entrada del bar del hogar del jubilado, viendo pasar oleadas de grupos musicales que eran seguidos por muchos jóvenes. Ninguno de ellos es vascoparlamente porque "casi todos los mayores no tuvimos ocasión de ir a la ikastola porque tenemos añitos y cuando estudiábamos no había". Sin embargo, valoran la presencia de este centro en Lapuebla y su finalidad. "La gente de 30 años para abajo sabe hablar en euskera", afirmaron, con satisfacción. Gente como la que ayer le dio a la lengua, la vasca, en las distintas zonas del recorrido, disfrutando de los conciertos y las actividades infantiles., las degustaciones, los productos de artesanía, las tómbolas.... Miles de personas con ganas de divertirse y espíritu reivindicativo.
Kepa Aginako, llegado de Vitoria junto a su mujer, advirtió de que, a nivel institucional, "el euskera no se está potenciando lo suficiente". "La lección nos la dan los catalanes. Aquí algo se hace, pero no demasiado. Son poco nacionalistas vascos, están siempre dependiendo de lo que dice Madrid". Entre las nuevas generaciones, también se oyeron mensajes críticos. Un grupo de adolescentes gasteiztarras explicaba que había acudido a Lapuebla para "empujar el euskera", igual que otra cuadrilla de Gernika, que ondeaba "las dos banderas, la ikurriña y la Navarra". Diversión y reivindicación se combinaron a lo largo de toda la jornada. Cuando terminó, los organizadores resoplaron con una sonrisa de satisfacción. El esfuerzo había tenido su recompensa.