DECENAS de integrantes de las cinco cuadrillas de fiestas de Amurrio, es decir, Dantza Lagunak, El Boli, Euskotarrak, Herriarenak y Trot-Art, en escrupuloso orden alfabético, para no levantar suspicacias, tomaron el sábado el municipio ataviados con sus trajes de batalla, dispuestos a afrontar una jornada de chufla, que ni las inclemencias meteorológicas lograron frenar. Se trata de la sexta edición del Puntazo Eguna. Una fiesta surgida de la iniciativa popular y pensada "desde el pueblo y para el pueblo", tal y como insistían en remarcar las enormes pancartas que decoraban las paredes de la cancha polideportiva cubierta del antiguo colegio Matías Landaburu, que acogió el evento, y que, en cierto modo, también fue el culpable del aplazamiento de la cita en un mes y, en consecuencia, de una menor afluencia de público que la registrada en las anteriores ediciones.

No en vano, la cita estaba prevista para el 27 de diciembre, tras haber cursado y obtenido el consiguiente permiso municipal para hacer uso de la instalación, así como infraestructuras tales como escenarios, mesas y sillas para 200 personas, vallas, tarimas y material de cocina, entre otras, además de una ayuda de 340 euros destinada al alquiler de cuatro aseos portátiles. Sin embargo, la juventud decidió aplazarla por las obras de mejora que el Ayuntamiento ha estado llevando a cabo en el sistema de evacuación del recinto, y que han consistido en la instalación de dos puertas dobles, que cumplen con la actual normativa de evacuación y cuentan con sistema antipánico, así como en mejorar el alumbrado de emergencia, por un coste de 7.360 euros.

El pique entre amigos "En la comida popular hemos estado en torno a 80 personas, cuando lo habitual son 200 de todas las cuadrillas; pero es que el problema con la puerta ha hecho que mucha gente se eche para atrás", explicaron Lander Abascal de El Boli y Endika Lazkano, de Herriarenak. Las cuadrillas festivas por las que empezó esta aventura hace ya seis años, en la no menos tradicional competición de sokatira que acogen las fiestas de la localidad de Lezama.

Y es que en ella se encontraban varios integrantes de estas peñas festivas que "se picaron, asegurando que unos eran capaces de vencer a los otros. Así que se quedó para demostrarlo y terminaron reuniéndose más de un centenar de jóvenes de todas las cuadrillas en un evento que decidimos bautizar como puntazo y al que, desde entonces, hemos ido sumando muchos actos, hasta convertirse en lo que es hoy", resumió a DNA Auxi Angulo de Trot-Art. Al tiempo, su compañera de Dantza Lagunak, Naiara Ruiz, apuntó que "antes poníamos de excusa que el Puntazo Eguna era para despedir el año, así que como esta vez se ha aplazado diremos que es para comenzar el año con buen pie todos juntos".

De hecho, así lo hicieron. La jarana arrancó a la una del mediodía en la plaza Juan Urrutia con el lanzamiento de un txupinazo, al que le siguió un poteo por los bares del municipio que duró hasta el comienzo de la citada comida popular. "Antes encargábamos un catering, pero llevamos ya unos años cocinado nosotros mismos, porque es una perdida de dinero y el precio se ha mantenido en 10 euros. De momento, no hemos intoxicado a nadie y todos contentos. Eso sí, pasta o arroz y pollo o algo de carne que es fácil de hacer y gusta a todo el mundo. Esta vez macarrones y lomo", informó Abascal.

Tambores bajo la lluvia Después tuvieron una tarde llena de actividades y sorpresas que comenzó con una gymkana, en la que representantes de cada cuadrilla volvieron a defender sus colores, tal y como hacen en el desafío rural entre peñas de las fiestas patronales. A ella le siguieron otros juegos y el Puntazo momentua en la txosna, que consistió en una simpática lotería que, si encontrabas a tu pareja, te otorgaba premios.

En torno a las siete de la tarde, aparecieron los integrantes del grupo de batukada de Zornotza Zaparrada que, atronaron el recinto con sus tambores, y cual flautista de Hamelin, se prestaron a guiar a la juventud en un alegre pasacalles bajo la lluvia que recorrió los bares del centro urbano. La fiesta tuvo su broche de oro con un concierto de entrada gratuita que, desde las 21.30 horas y hasta las tres de la madrugada, estuvo protagonizado por las formaciones Fetitxe y Versen. Para terminar hubo romería con Akerbeltz Taldea.

En definitiva, una fiesta que surgió de la nada, de un pique entre amigos, asentada en el calendario. "Parece que gusta, así que seguiremos. Tenemos que demostrar que las cuadrillas no sólo hacemos cosas en fiestas", declara Leire Robina, de Euskotarrak, que también forma parte de la comisión de fiestas. "Aún no está del todo decidido. De hecho, hoy tenemos otra reunión, pero se baraja que serán del 12 al 17 de agosto", avanza.