VITORIA se puso ayer el anillo para casarse con el medio ambiente y la cultura. La iniciativa Eraztunez Eraztun, propuesta por colectivos como la asociación cultural El Martillo y Zabalgana Pasabidea y financiada por el Ayuntamiento de Vitoria a través de una ayuda green, arrancó por el Casco Viejo. Desde las murallas a la Catedral Vieja, los caños medievales o los patios vecinales, un grupo de más de veinte personas conoció la historia que esconden zonas que recorren a diario.
De esta forma arrancan oficialmente las ecoexcursiones, un recorrido que implica a diferentes expertos en temáticas como arquitectura y urbanismo, biología o arqueología que acompañan a un grupo de personas -hay que mandar un e-mail a ecoexcursiones@eraztunezeraztun.com- por los anillos de la ciudad. Como el Ensanche (hoy), los barrios obreros (mañana), los nuevos barrios (jueves), el Anillo Verde (viernes) y la zona rural (sábado).
Pero el primer paso se dio ayer, a las 10.00 horas, en el Casco. "Bienvenidos a un proyecto que aúna cultura y sostenibilidad", apuntó el escritor Juan Ibarrondo, uno de los participantes en el proyecto y que quiso, para empezar, dar las gracias a la Fundación Catedral Santa María por prestar sus instalaciones. Desde lo alto de la torre, donde mejor se puede imaginar esa serie de anillos que componen Gasteiz, es donde empezó este viaje. Y el inicio fue el inicio de todo. En esa almendra que, nacida de la antigua aldea de Gasteiz -de la que ya hay constancia, al menos, desde el siglo VIII- decidió amurallarse en torno al siglo XI -siempre es un cálculo aproximado- y se convirtió en ciudad.
Así lo explicó ayer el arqueólogo Ismael García, que barrió para casa al demostrar su dominio de esas murallas a pie de obra. Allí dónde aún, y pese a alguna restauración de los años 60 -del pasado siglo, que no hay que volver tan atrás- que creó una puerta más de aire medieval que real, se aprecia la combinación de piedras de calcarenita de Olarizu y lumaquela de Ajarte. Ésta última, más costosa, demuestra que Vitoria no sólo quería amurallarse, sino que además quería lucirse.
La visita también intentó reflejar la vida de aquellos tiempos. Con un recorrido por el caño del cantón del San Roque, antaño zona de aguas mayores y menores y ahora un jardín restaurado, o por el patio vecinal del seminario viejo. Éste fue un mercado sobre el siglo XIV o XV, un entorno al que cobraron forma el hospital de Santa María y el Seminario Viejo.
Ahora, alberga un jardín sólo abierto al público por el día y que cuidan los vecinos. Ioseba Apilánez lo conoce bien porque reside aquí. Ayer se animó a participar en la excursión porque "conozco más o menos de lo que hablan, pero siempre está bien saber algo más de esta zona". La pareja formada por Beatriz Vera y José Ignacio Ibáñez compartió esta reflexión. Él vivió hasta los 10 años en Herrería y recuerda con cariño "las fiestas que se hacían en la zona, con Gigantes y Cabezudos, chocolatadas...". A cada paso, le venía un recuerdo, un comentario, una pregunta, demostrando que la ecoexcursión logró su cometido. Hoy el viaje continúa. Llega al Ensanche.