vitoria. La frenética cadena de sorteos de vivienda protegida en Vitoria ha adelgazado las listas de espera de solicitantes. Una reducción a la que también han contribuido las reticencias de las entidades bancarias a conceder hipotecas. Por eso, el Ayuntamiento se ha encontrado con una veintena de VPO sin asignar de sorteos de los años 2005 y 2006, y sin una idea clara de qué hacer con ellas. Hasta ahora, los sobrantes se sumaban al siguiente cupo. Pero ayer, el consejo de la sociedad municipal urbanística Ensanche 21 acordó cambiar de manera definitiva la regla del juego para agilizar los procesos.

A partir de ahora, cuando se agote una lista de espera y haya VPO aún disponibles, esos pisos se ofrecerán a los ciudadanos que hayan quedado en lista de espera de la siguiente rifa celebrada. En unos meses, habrá oportunidad de comprobar la eficacia de la medida adoptada por la sociedad urbanística si este tipo de casos se repite. Tras el sorteo del 30 de noviembre del año pasado, el bombo volverá a ponerse en movimiento en en junio; probablemente, a mediados de mes. Entonces se repartirán 350 viviendas protegidas, todas ellas en el barrio de Salburua.

Antes del sorteo, eso sí, el Ayuntamiento dará a conocer la lista de agraciados. La provisional se publicará el 5 de mayo, y a finales de ese mes estará preparada la definitiva. El trabajo de depuración siempre es intenso. El año pasado, el Consistorio recibió alrededor de 11.000 expedientes. Sin embargo, después de actualizar la relación de solicitantes -5.327 de ellos recibieron una casa en alguna cita anterior-, vigilar que se cumplían todos los requisitos -1.725 decayeron por esta razón- y estudiar las alegaciones, acabó aceptando 3.549 solicitantes. La mayor parte de ellos pertenecía al cupo de 27 a 35 años, o bien al de menos de 27. La cifra de demandantes del último sorteo de 2009 fue la prueba, a juicio del gabinete de Patxi Lazcoz, de que, en tema de vivienda, por fin se empieza a reducir la lista de espera y, en definitiva, a ver la luz al final del túnel. De hecho, en aquella rifa, que se celebró en el Europa, apenas hubo 80 asistentes, casi todos padres que acudieron representando a sus hijos.