gasteiz - Tras su periplo como senadora en Madrid y después de que en 2017 no pudiera hacerse con el liderazgo de Podemos-Ahal Dugu compitiendo con Lander Martínez; Miren Gorrotxategi (18-IX-1967), duranguesa pero nacida en Abadiño, aspira a conquistar las riendas del partido en la CAV en un proceso de primarias en el que se enfrenta al sector oficialista que encabeza Rosa Martínez. Proclive a la doctrina de Pablo Iglesias, esta licenciada en Derecho y profesora de Derecho Constitucional de la UPV/EHU apuesta abiertamente por una pinza de izquierdas y progresista con PSE y Bildu tras el 5-A que desbanque la supremacía del PNV.

¿Qué imposibilita la candidatura conjunta?

—Esa pregunta habría que hacérsela a la otra parte, en este caso a quien la lidera, Rosa Martínez, y al propio Lander Martínez. Nosotros hemos hecho una oferta y un ejercicio de transparencia para que la gente sepa qué ofrecemos. Nuestra propuesta ha sido muy concreta: compartir la portavocía en el Parlamento y también los espacios de acción y decisión política. No se aceptó y ni se ha hecho siquiera una contraoferta aunque hemos esperado hasta el último día. En todo caso, tiene sentido que un proyecto plural integre a distintas sensibilidades.

¿No puede confundir a su electorado ese escenario donde no hay un liderazgo claro?

—Incluso ganando las primarias, nosotros apostaríamos por integrar. La seña de identidad de nuestra plancha, Zubiak, está vertebrada por la integración, hablando con toda la gente de base que trabaja en Podemos más allá de cargos públicos e institucionales, personas de la sociedad civil, otras procedentes de Equo y que se unieron a Podemos, como Víctor Lasa, cuando los ecologistas optaron por sumarse a Más País...

La división interna es inherente a Podemos-Ahal Dugu desde que surgió y en los últimos tiempos quien ha liderado el partido ha sido el sector más reacio a las tesis de Iglesias.

—Habría que preguntarles también a ellos cómo por ejemplo cuando Iglesias vino a Gernika, en un momento especial, no fue recibido por el secretario general de Euskadi. Cuando Pablo hizo la apuesta de no dar la investidura a Sánchez sin entrar en el gobierno también se mostró un parecer contrario... Ha existido una falta de audacia en la dirección de Podemos Euskadi.

¿Habla de deslealtad?

—Yo lo que puedo decir es que nuestra candidatura tiene una lealtad inquebrantable al proyecto que es Podemos encarnado en la figura de Iglesias como líder. Hay veces en las que algunos proyectos personales se han superpuesto a los intereses generales del partido.

¿Usted hubiera dado el aval a los Presupuestos del Gobierno Urkullu? ¿Cree que se llegarán a cumplir los acuerdos?

—Eso ya lo veremos. Yo siempre digo que el Presupuesto es mejor con esas pequeñas partidas que sin ellas, aunque nosotros hubiésemos sido más ambiciosos porque, por ejemplo, el PNV siempre se niega a tocar la fiscalidad. Probablemente nos haya faltado mayor capacidad de influir en la agenda política.

Lander Martínez abrió una apuesta más pragmática, de menos bloqueo, para ser útiles a la sociedad.

—Podemos no nació para ejercer el pragmatismo. En Madrid yo defendí con firmeza que no podíamos hacer política sin la capacidad de decirle que no a Pedro Sánchez. Sabíamos que si no estábamos ahí, en ese Gobierno de coalición, sus políticas no iban a respetar los acuerdos programáticos. Podemos no ha venido a mantenerse a sí mismo como estructura política sino a cambiar las cosas. Y se puede.

Su primera llamada tras el 5-A dice que sería a PSE y EH Bildu. También la plancha oficialista mira ahora a la pinza de izquierdas.

—No lo había dicho hasta que la formulamos nosotros. Me alegro de que se unan ahora a esta posición pero han sido muy titubeantes. Por nuestra parte está muy claro que ese es el camino si queremos hacer en Euskadi una política distinta. Hacer política con las fuerzas progresistas para forzar también al PNV a ceder en muchos ámbitos en los que ellos se sienten comodísimos. Yo no perderé un solo minuto en hacer esa llamada al día siguiente.

La pelea electoral de Podemos no será fácil con el posible crecimiento de las fuerzas soberanistas y de un PSE que quiere aprovechar la ola de Sánchez en Moncloa.

—Así es. Según las encuestas no es el momento más propicio para elecciones desde la perspectiva de Podemos Euskadi. Pero el proceso electoral es largo y pueden pasar cosas como la sentencia del caso Bravo o la crisis por la gestión de la catástrofe de Zaldibar. Esa fotografía quizás no acabe siendo real.

Zaldibar se ha convertido en ariete y mitin para la oposición.

—Zaldibar es en primer lugar un drama humano. Para sus familias y para todos. También un grave problema ambiental y, según los expertos, también se está convirtiendo en un problema de salud pública. En cuanto a gestión de la crisis no parece que está siendo muy satisfactoria. Toca pedir responsabilidades, puede que penales a la empresa pero también políticas porque parece que las cosas no se han hecho bien.

¿El referente de ese tripartito de izquierdas es la Alcaldía de Irun?

—El portavoz de Podemos en Irun, David Soto, artífice del acuerdo presupuestario en ese ayuntamiento, forma parte de nuestra candidatura. También Ion Collar, teniente de alcalde en Errenteria. La experiencia municipal allí con proyectos de progreso es el espejo.

Parece difícil que el PSE se sume a un pacto así, tanto por sus consensos institucionales con el PNV como, posiblemente, por los complejos que aún existen con Bildu.

—Efectivamente. Pero, ¿quién apostaba por la posibilidad de que Sánchez integrara a Iglesias en su Gabinete teniendo en cuenta todo lo que dijo en la campaña electoral del 10-N? Eso sí que parecía una quimera. Y, sin embargo, cuando se abrieron las urnas no tardó en llamarle. Por eso creo que es posible, porque además los números dan para un Ejecutivo de izquierdas y progresista. Siendo posible numéricamente solo queda trabajar políticamente por ello. El papel de Podemos Euskadi ahí es fundamental acercando las dos orillas aunque cada uno tenga sus mochilas. Por eso el nombre de nuestra candidatura es Zubiak, tender puentes, tanto internamente en nuestro partido, como con la sociedad civil organizada, con los partidos y con sindicatos como ELA.

Podemos arrastra muchos frentes internos en el Estado. ¿Podría ocurrir en la CAV algo similar a lo de Andalucía?

—Uno de los compromisos de la gente que integra nuestra candidatura es que el acta pertenece al proyecto de Podemos, no es nuestra, no es del parlamentario. Nosotros renunciaríamos al escaño.

¿Qué balance hace de la última legislatura en Lakua?

—Incluso Rosa Martínez, que ha sido coordinadora del grupo, ha hablado de una legislatura pobre, y lo ha sido a la hora de influir en la vida de las personas. Quizá Podemos no ha tenido capacidad para poner sobre la mesa cuestiones como la precariedad laboral, pobreza, emergencia climática... Nuestra razón de ser.

¿También Podemos puede sacar usufructo en la CAV al trabajo que está haciendo en Madrid dentro del Gobierno de coalición?

—Creo que sí. Cuando la sintonía es notable entre las dos direcciones es más fácil explicar el trabajo que se está desarrollando allí y las necesidades que tiene Euskadi. La receptividad de Pablo Iglesias es total.

Lo que no hará Iglesias es apoyarla públicamente a usted.

—Es que no debe. No sería lógico que el vicepresidente del Gobierno y secretario general de un partido entre en una pugna postulándose a favor de un candidato. Pero yo le he trasladado mis intenciones.

¿Qué valoración hace de ese Ejecutivo de coalición?

—Soy positiva en cuanto a su duración después de que pocos apostaban por ello. Creo que goza de buena salud y tiene cuerda para rato. En la medida en que se supere el escollo de los Presupuestos con el apoyo de ERC, tiene mucho que ofrecer en los grandes retos de los próximos tres años. Sin ir más lejos, se están derogando medidas lesivas en el ámbito laboral y de los derechos de los trabajadores, y en poco tiempo.