Iker lleva desde el sábado en Valencia. Trabajando todas las horas del día y parte de la noche que se puedan.
12 bomberos de Álava han estado estos días buscando gente, achicando agua en garajes, inspeccionando edificios y por supuesto, ayudando a vecinos y vecinas de pueblos devastados y arrasados por completo, como Alfafar y Sedaví.
Les han asignado dos calles de uno de los pueblos que la DANA se llevó por delante hace una semana, un desastre que arrasó 70 kilómetros cuadrados y miles de personas se han quedado sin nada en minutos.
Iker es un bombero de Álava que vuelve a Vitoria. Porque este miércoles llega a Valencia el relevo desde Álava para que regresen los voluntarios.
A él le toca guardia en su parque.
"La desolación y el destrozo es de tal magnitud que no somos conscientes", admite Iker, después de trabajar en calles que son un auténtico caos con montañas de coches, muebles,... de hasta tres o cuatro metros de altura, donde es imposible la movilidad en aceras convertidas en vertederos y auténticos amontonamientos de coches.
Explica que muchas veces están siendo los propios vecinos los que les están ayudando a entender que "lo que parecía un garaje lleno de coches, en realidad es un local comercial devastado".
Solo en una calle de un pueblo "trabajamos al mismo tiempo bomberos de Álava y de otros sitios como Granada, policía, ejército... Es algo inédito, no te puedes imaginar cómo subió el agua en dos minutos, hay coches en balcones".
Buscando un pequeño orden dentro del caos
Cada día las prioridades en Valencia van cambiando, y los servicios de emergencia se organizan buscando un pequeño orden dentro del caos.
"Si al principio nos asignaron la búsqueda y rastreo de supervivientes y víctimas, luego hemos estado achicando agua de garajes y bajos e inspeccionando edificios porque puede parecer que un segundo piso no está afectado, pero el destrozo del primero puede tener consecuencias".
"Los vecinos, de barro hasta arriba, siguen limpiando mientras nosotros trabajamos a su lado"
Los vecinos y vecinas también ayudan a los propios bomberos, con agua, café y algo que consiguen para comer.
"Esperan a que acabemos la tarea asignada, y entonces nos piden que inspeccionemos una grieta o una casa por si acaso. En situaciones normales, trabajamos en zonas acordonadas donde nos movemos la gente de emergencias. Pero aquí en Valencia todo es diferente, nosotros trabajamos mientras al lado los vecinos llenos de barro también están haciendo sus laborales de limpieza retirando barro y enseres que ya no sirven", explica Iker.
"Hemos encontrado un pueblo arrasado pero con una actitud que nos ha emocionado"
Los bomberos que ya vuelven a Álava a trabajar mientras otros compañeros les relevan en Valencia no pueden evitar preguntarse qué va a pasar con estos vecinos y vecinas "cuando la adrenalina desaparezca y el golpe de realidad les llegue, se irán quedando solos porque voluntarios, emergencias y periodistas se van retirando".
Y porque asimilar un shock de esta magnitud no será fácil para familias que lo han perdido todo en minutos.
El mensaje de este bombero de Álava en redes es claro y se dirige a los afectados, a vecinos y vecinas: "gracias por la lección de vida que estamos recibiendo de vosotros, los valencianos y valencianas. Mucho ánimo y fuerza a todo el pueblo valenciano. Hemos encontrado un pueblo arrasado pero con una actitud que nos ha emocionado. Hoy seguimos allí con más fuerza".
"Aún no sé poner palabras a lo visto y vivido estos días. Sólo sé que estamos haciendo todo lo posible para que no agotéis vuestras fuerzas. El escenario horroriza, pero trabajar junto a vosotros, valencianos y valencianas, emociona, eriza la piel e hincha los ojos de lágrimas".