David, amigo de Lucho, el padre y marido de las dos víctimas del escape de gas en Zaldibia, estaba desencajado. "¿Y qué le digo yo ahora a Lucho?", se preguntaba antes de coger la furgoneta de reparto e irse hasta el hospital de Zumarraga, donde permanece ingresado su amigo.

Lucho y David son argentinos afincados en Gipuzkoa. Provienen de la misma zona, de la provincia de Santa Fe. También la mujer de Lucho desciende de esta provincia argentina. La pareja se trasladó desde Rosario a Gipuzkoa hace cinco años, para emprender una nueva vida que les llevó a residir en Zaldibia, donde había nacido su bebé hace apenas año y medio. David llegó hace tres años y seis meses.

Lucho trabaja en la empresa de paquetería Zuzen Express, al igual que David. De hecho, esta mañana se había levantado para ir a trabajar cuando se percató del olor a gas y vio que algo iba mal. Su mujer y su hijo estaban inconscientes y no respondían a sus palabras. Inmediatamente dio el aviso y hasta el lugar se trasladaron los bomberos, la Ertzaintza y los sanitarios de Osakidetza, que no pudieron reanimarlos, aunque sí lograron salvar a Lucho, de 32 años, que permanece estable en el Hospital de Zumarraga.

"La empresa me ha dicho que me ponga a disposición de Lucho", ha señalado David a este periódico, y eso precisamente es lo que ha hecho. Primero trasladándose hasta Zaldibia y después al Hospital de Zumarraga, localidad donde también residen los padres de Lucho y un hermano.

En la calle, los vecinos de la familia de origen argentino tampoco daban crédito. Despertados a las seis y media de la mañana por timbrazos que daban cuenta de lo ocurrido, no tenían más que buenas palabras para la familia, que residían en el bajo del número 58 de Santa Fe kalea, nombre que curiosamente comparte con la provincia argentina de donde provenían. "Era una familia muy maja", afirmaba este miércoles un vecino.

Recordaban también que hace una semana el bebé había estado enfermo, pero ya se encontraba bien, como para acudir a la haurreskola zaldibiarra, en la que suelen atender a una quincena de niños de entre cero y dos años.

El destino, sin embargo, ha truncado tristemente la vida de esta familia, con la que también residía un perro que, según han confirmado los vecinos, ha conseguido salir vivo.