Murgia - Dos procesos electorales en medio año no han sido suficientes para despejar la interinidad que rodea al Gobierno en funciones de Rajoy desde hace más de 200 días. Lejos de aclararse, la situación política “sigue siendo muy compleja” y, lo que es peor, “no hay mirada a largo plazo ni planteamientos consecuentes”, remarcó ayer el lehendakari Iñigo Urkullu en el Alderdikide Eguna de Araba celebrado en Murgia. Es por ello que los jeltzales, hastiados por el “ejercicio de la política de corto plazo y trufada de personalismos, de actitudes condicionadas por situaciones internas” del que hacen gala los cuatro grandes partidos estatales, y a la vista de que el actual modelo “está agotado”, se reafirmaron en la urgencia de una “refundación del Estado”.
Ese nuevo modelo, evidentemente, vendría de la mano del molde de Estado del PNV. Es decir, “ver reconocido” el estatus de nación de Euskadi superando el actual marco territorial de España. La fórmula, que a buen seguro tendrá un espacio predominante en el programa electoral jeltzale de cara a las próximas elecciones autonómicas de otoño, seguiría pasando por un “acuerdo en el seno de la sociedad vasca y un pacto con el Estado”, afirmó Urkullu, al ser “un procedimiento que conecta con nuestra tradición foral. Representa el núcleo de soberanía compartida de una comunidad nacional en una Europa de los Estados compuestos”.
Echando la vista al futuro, el lehendakari apuntó que Euskadi transita “por el buen camino”, a pesar de que quedan deberes por hacer. No obstante “lo mejor está por llegar”, vaticinó ensalzando un modelo vasco contrapuesto al español sumido en una “profunda crisis y falta de entendimiento”. Frente a esa parálisis, Urkullu echó la vista atrás. Se retrotrajo a diciembre de 2012, cuando el actual Gobierno Vasco asumió “la responsabilidad de gobernar en condiciones muy difíciles: sin presupuesto aprobado, recesión, cierre de empresas, paro creciente, mil millones menos de presupuesto, obligación de reducir el déficit...”. A su juicio, ante este panorama la decisión del PNV fue en clave de responsabilidad, rigor y adelante”. Es más, recordó que gobernaron “cuando otros decían no querría estar en tu pellejo ante ofrecimientos de gobiernos en coalición”. Con cinco acuerdos básicos “que se han ido cumpliendo” y una cintura pactista que desembocó en el acuerdo con el PSE, el Ejecutivo de Lakua ha completado una legislatura que los rivales políticos han desaprobado por plana. “Hemos oído mucho ruido, pero las nueces las hemos puesto nosotros”, replicó.
Además de encontrar un nuevo encaje de Euskadi en Europa que sortee la rigidez del Estado, continuar luchando contra la tasa de paro “décima a décima” y profundizar en las políticas de sanidad, la educación y la protección social, Urkullu apostó por dar continuidad al “fiable” modelo del PNV en una CAV que, con elecciones en ciernes, “no está para aventuras ni apuestas desconocidas”.