Bruselas. Estados Unidos podría haber espiado a 35 líderes políticos mundiales, incluido el móvil de la canciller alemana, Angela Merkel. Pero lejos de lanzar una condena unánime, la Unión Europea (UE), a la que el escándalo ha sorprendido en plena cumbre, ha respondido con tibieza y conversaciones bilaterales. "Los jefes de Estado y de gobierno (de la UE) subrayan las estrechas relaciones entre Europa y Estados Unidos y el valor de dicha cooperación", afirma el último borrador de conclusiones de la cumbre que concluyó ayer en Bruselas. "Una falta de confianza podría perjudicar la necesaria cooperación en el trabajo de inteligencia", agrega el texto, recordando la importancia de dichas actividades en la lucha antiterrorista

Se trata del mensaje conjunto más duro enviado desde Bruselas a Estados Unidos y su Agencia Nacional de Seguridad (NSA). Ni una palabra de suspender tratado o negociación alguna con Washington, como habían pedido la Eurocámara y su presidente, el socialdemócrata alemán Wolfgang Schulz. Éste llegó a pedir incluso suspender las conversaciones entre la UE y Estados Unidos para la creación de un tratado de libre comercio.

Poco más que palabras La indignación de los líderes de la UE se quedó por el momento en poco más que palabras. Y es que ni siquiera Merkel, cuyo teléfono celular podría haber sido intervenido, planteó ante las cámaras algún tipo de respuesta contundente a las actividades de espionaje de la NSA.

"Quizás ese tipo de conversaciones son incluso más importante en una situación tensa como esta", afirmó Merkel sobre los contactos relacionados con el tratado de libre comercio. "Espiarse entre amigos es algo que no se hace", había afirmado la canciller a su llegada a la cumbre de Bruselas. Un pasó más allá, Merkel advirtió que tras el episodio, la confianza con Estados Unidos sufrió una "sacudida" y que será necesario "restablecerla".

Pero Merkel no llegó a exigir o insinuar que espera alguna disculpa por parte del presidente Barack Obama, con quien mantuvo una conversación telefónica el miércoles. "Creo que lo más importante es que tengamos una base para el futuro (...) Todo el mundo sabe que tenemos muchas tareas comunes en el mundo, que somos responsables entre nosotros de nuestra seguridad, así que ahora se trata de mirar al futuro", afirmó la canciller. "Hay una iniciativa franco-alemana para hacer avanzar de varias maneras la causa de la libertad", afirmó por su parte el presidente francés, François Hollande, cuyo país también se vio afectado por el espionaje estadounidense, según informó estos días la prensa.

Frente Franco-Alemán El acuerdo entre Francia y Alemania para conversar con Estados Unidos fue el único resultado tangible después de un día repleto de declaraciones de indignación. No será una acción coordinada, sino conversaciones bilaterales entre París-Washington y Washington-Berlín para encontrar, antes de final de año, un entendimiento sobre las relaciones a nivel de servicios secretos con Estados Unidos. En este sentido, Washington confirmó ayer que espera la visita en las "próximas semanas". "Sabemos que funcionarios alemanes planean viajar a Washington en las próximas semanas, esperamos que celebren una serie de encuentros con funcionarios importantes de diversas agencias", dijo la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.

La iniciativa estará, eso sí, abierta al resto de países de la UE, aunque por el momento prácticamente ninguno se mostró dispuesto a unirse a ella. Tampoco el gobierno de España optará por ahora por esa alternativa. Otra muestra la escasa coordinación en el seno de la UE a la hora de reaccionar frente a cuestiones internacionales, incluso cuando se trata de proteger la privacidad de sus ciudadanos.

Desde que comenzaron las filtraciones sobre las prácticas de los servicios secretos estadounidenses, lo más que llegó a acordar la UE fue enviar un grupo de expertos trasatlántico para recibir más información sobre el programa de vigilancia masiva Prism. Y los resultados obtenidos por esa iniciativa fueron más bien escasos.