vitoria. El Gobierno de Urkullu enfila una complicada semana en materia de acuerdos. Por una parte, se reunirá mañana mismo con las diputaciones para debatir el plan de reactivación, al que darán forma las instituciones vascas con los fondos extra procedentes de la relajación del objetivo de déficit. En ese caso, el acuerdo podría presentarse medianamente encarrilado, al margen de que la Diputación de Gipuzkoa discrepe en asuntos formales al apostar por decidir el destino de los ingresos en las Juntas Generales y no en una mesa con el Gobierno. Por otra parte, el lehendakari se citará el martes con los partidos políticos, un encuentro con mayores aristas en el que se abordarán cuestiones como la reforma fiscal y la lucha contra el fraude, la revisión del entramado institucional, y las políticas públicas. Sin embargo, fuentes del Gobierno puntualizan a DNA que será la discusión sobre los impuestos la que presida el cónclave.

Según esas mismas fuentes, el Ejecutivo remitió el viernes a los partidos el orden del día de la reunión, que contempla los citados puntos, aunque sin desarrollo y sin entrar, por tanto, en demasiados detalles. No obstante, este medio ha podido saber que el debate sobre el intercambio de datos entre las haciendas forales será uno de los subtemas que estarán sobre la mesa. La negociación de un nuevo sistema fiscal toca fibra sensible en el PSE, que ha condicionado su apoyo a los Presupuestos a un acuerdo en ese área. Tras las elecciones de octubre, el PNV ya activó una mesa de diálogo con los socialistas para intercambiar impresiones sobre los impuestos, si bien las conversaciones permanecen congeladas desde Semana Santa, a la espera de que el PSE dé una respuesta al documento que le plantearon desde Sabin Etxea. La fiscalidad también se presenta estratégica para EH Bildu, aunque el pacto en ese caso se torna más complicado, vista la resistencia opuesta por la coalición a fotografiarse con el Gobierno en el acuerdo interinstitucional, y visto el intercambio de reproches entre ambas partes con motivo de la operación de la Ertzaintza en Ondarroa. El PP, por su parte, se ha mostrado más abierto al acuerdo.

Teniendo en cuenta las beligerantes declaraciones previas de buena parte de los partidos, no parece que la mesa política, al menos en esa primera cita del martes, se salde con ningún acercamiento de calado. El PSE parece haber apostado por acentuar su perfil de izquierdas, aunque desde el PNV aún confían en poder atraerlo al acuerdo. Ayer mismo, la presidenta del BBB Itxaso Atutxa apelaba directamente al socialismo, al que trató de desarmar sacando a colación la deuda de 6.600 millones de euros contraída por el Gobierno de Patxi López, y que habría hipotecado al gabinete de Urkullu. Por ello, consideró que "lo menos que se puede pedir a un partido que ha dejado esa herencia" es que, si no quiere sumar, al menos no obstaculice la acción del Ejecutivo. "Es hora de que Patxi López muestre su compromiso con Euskadi", lanzó Atutxa, en un momento en que distintas voces comienzan a situar al secretario general del PSE en Madrid.

La jeltzale dedicó ese mensaje al socialismo en un acto celebrado en Gernika a modo de balance de la mitad de legislatura municipal y foral. Atutxa compartió estrado con el diputado general José Luis Bilbao, que se refirió al acuerdo entre el Gobierno y las diputaciones, y a las reticencias de Bildu. En concreto, preguntó a la izquierda abertzale cuál es su modelo y avisó de que, si su propuesta es la revolución bolivariana, "puede llevar a Gipuzkoa a que no haya papel higiénico", en referencia a las acusaciones de desabastecimiento de productos básicos que pesan sobre la gestión de Nicolás Maduro en Venezuela.