El 23 de febrero de 2003, mientras el Baskonia peleaba sin suerte por conquistar su cuarta Copa del Rey contra el entonces todopoderoso Barcelona dirigido por Pesic en la Fonteta, llegaba al aeropuerto de Loiu el pívot argentino Rubén Wolkowyski.

El interior albiceleste estaba a punto de iniciar su etapa como jugador del Baskonia. El 'Colo', apodo por el que es conocido por su pelo pelirrojo, venía a reforzar la pintura del conjunto azulgrana tras un año plagado de adversidades. Y es que el infortunio se cebó ese curso 2002-03 con los hombres altos de Dusko Ivanovic.

El finés Hanno Mottola, una de las apuestas del club, no cuajó y dejó el club tras los primeros diez partidos. Rashard Griffith, el gigante fichado de la Kinder Bolonia, se perdería ocho encuentros a mitad de temporada por lesión, mientras que Lewis Sims tan solo pudo disputar cinco compromisos antes de ser cortado semanas antes del final de la fase regular.

Wolkowyski con el dorsal 13 posa para el póster de un Baskonia en el que también estaban sus compatriotas Scola (4), Palladino (10) y Nocioni (5) Baskonia

Al menos, la llegada del poderoso pívot sudamericano permitió dotar de cierta estabilidad al juego interior baskonista. Wolkowyski, que compartió minutos en la zona con su compatriota Luis Scola y los franceses Bill Phillips y Thierry Gadou, llegaba a Gasteiz con muy buenas referencias.

PRIMER ARGENTINO EN LA NBA

No en vano, el pívot formado en Quilmes, era uno de los jugadores que formó parte de la llamada generación dorada del baloncesto argentino y tuvo el honor de ser el primer jugador de su país en llegar a la NBA.

Eso sí, el exbaskonista no tuvo un papel muy relevante en el baloncesto norteamericano. El Colo disputaría tan solo 41 partidos –34 con Seattle Supersonics y 7 con Boston Celtics– en los que promediaría 2 puntos y 1,1 rebotes.

Al menos en Vitoria sí que pudo dejar constancia de la garra argentina y de la clase que atesoraba en los 19 partidos que estuvo a las órdenes de Dusko Ivanovic durante esa campaña 2002-03.

Wolkowyski defiende a Marconatto, durante un partido de Euroliga entre el TAU Cerámica y la Benetton de Treviso Efe

El interior albiceleste disputó una media de 21:55 minutos en la ACB en los que promedió 7,5 puntos con un notable porcentaje de acierto del 58% en tiros de dos, 4,2 rebotes, 0,9 asistencias y 1,1 tapones para una valoración de 8,2 créditos.

Un rendimiento más que correcto el de un jugador del que hay que destacar que pudo ser reclutado en ese momento por el Baskonia ya que contaba con pasaporte comunitario.

Y es que Rubén Wolkowyski es de origen polacoSu abuelo, Anatol, se vio obligado a emigrar a Argentina al huir de la II Guerra Mundial. Una desgracia que permitió a sus descendientes conservar la doble nacionalidad, lo que fue aprovechado por el que fuera pívot baskonista hace más de 20 años para actuar como comunitario y no ocupar una plaza de extranjero.

ORO OLÍMPICO Y PLATA MUNDIAL

Tras dejar el Baskonia, el histórico jugador argentino, integrante de la selección albiceleste que ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y dos años antes fue subcampeón del mundo, militaría en equipos de la talla del Olympiacos, Khimki y Prokom, además del Legea Scafati italiano, para fichar después por el club uruguayo del Bigúa y el Atléticos de San Germán de Puerto Rico antes de regresar a su país para jugar en el Libertad de Sunchales, La Unión de Formosa, Sarmiento y poner fin a su carrera como profesional en la temporada 2014-15 con 42 años en Quilmes, club donde empezó todo 21 años antes.

Pues bien, hoy en día el exbaskonista sigue ligado al mundo del baloncesto a sus 50 años.

El Colo, que se instaló en Málaga con su familia una vez que terminó su carrera deportiva, ejerció primero de entrenador en el Linces Baloncesto en el año 2019. En el club sampedreño trabajó con todos los jugadores de sus categorías masculinas y femeninas, desarrollando importantes tareas de tecnificación y mejora personal.

ESCUELA CON WALTER HERRMANN

Un año más tarde dio el salto al parqué y entrenó con el modesto equipo Cris Martia, con el que llegó a participar en una liga amateur de la localidad de Mijas, junto al que fuera su compañero en la selección y también jugador del Baskonia, Walter Hermann. Baloncesto en vena. Es más, ambos tienen una escuela de baloncesto en la que forman jugadores.

“En 2020 me contagié del covid y el día que me ingresaron me despedí de mi familia ya que no sabía si iba a salir. Tuve miedo a morir”

Rubén Wolkowyski - Exjugador del Baskonia

Sin embargo, en el año 2020 las competiciones se pararon por culpa de la pandemia del coronavirus y el exbaskonista, a quien el virus golpeó de lleno, se vio obligado a dejar a un lado su presencia en las canchas por un tiempo. Wolkowyski estuvo ingresado en Málaga muy grave con una neumonía bilateral y lo pasó realmente mal como ha reconocido él mismo en más de una ocasión. “El día que entré al hospital me despedí de mi familia y no sabía si volvería a salir. Tuve miedo a morir”. 

Una vez recuperado de las secuelas de la enfermedad, no tardó en volver a las canchas.

Wolkowyski, durante un partido con el Salliver de Fuengirola en el que comparte vestuario con su hijo Thomas La Opinión de Málaga

Feliz. Doble motivo de satisfacción además. Y es que el que fuera jugador del Baskonia hace más de 20 años comparte ahora equipo con su hijo Thomas, excanterano del Unicaja, al militar ambos en el CB Salliver, club que disputa la Liga del Grupo B de Primera Nacional, quinta categoría del baloncesto español. 

De momento, el cuadro de Fuengirola marcha en segunda posición pese al tropiezo sufrido hace unas semanas contra el Ivermoneda Alhaurín de la Torre, en un partido en el que los dos Wolkowyski firmaron un notable partido.

Su hija Florencia juega a voleibol en Estados Unidos

Los Wolkowyski son una familia de deportistas. Rubén ha inculcado el amor por la actividad física a sus dos hijos. Thomas, el mayor, que tiene 24 años siguió sus pasos y se dedicó al baloncesto, donde brilló a un buen nivel en categorías inferiores hasta el punto de jugar con la selección Argentina. Por su parte, su hija Florencia se decantó por el voleibol. La menor tiene 21 años y en estos momentos está cursando su último curso en Charlotte, donde juega con el equipo de la universidad.

El padre anotó 8 puntos y capturó 5 rebotes, en 20:40 minutos en pista, mientras que el hijo fue el mejor de su equipo, con 21 puntos, 11 rebotes y 3 asistencias, en 31:34 minutos jugados. La saga de los Wolkowyski continúa.