'Lazos de sangre' dedicó su espacio este miércoles al grupo de música infantil Parchís, un fenómeno que marcó a los niños de los 80.
El programa, presentado por Boris Izaguirre, quiso ahondar en los entresijos del grupo y contó con la participación de Tino, Gemma, Yolanda y Frank, sus cuatro integrantes. Los que un día fueron auténticas estrellas en nuestro país hoy viven en un total anonimato y consideran que aquello les robó su infancia y el tiempo con su familia.
El grupo Parchís generó, en los años que estuvo en activo, grandes cantidades de dinero, pero los niños apenas llegaron a ver una mínima parte de esos beneficios.
Frank Díaz, la ficha azul, explicó que: "Nosotros llenábamos estadios, batíamos récords de asistencia. Fuimos, como dicen, The Rolling Stones españoles de los años 80, la gallina de los huevos de oro, solo que nosotros éramos la materia prima, que es lo que se paga peor en el mercado".
Además, también contaron en el programa que años más tarde descubrieron las artimañas que la discográfica Belter, para la que trabajaban, había llevado a cabo para quedarse con el dinero. En este asunto los derechos de autor fueron la clave. Yolanda Ventura, la ficha amarilla, contó en el espacio de TVE que Belter era la dueña del nombre, del concepto y de la imagen del grupo por lo que pudo aprovecharse tanto de ellos como de sus padres. Esta no fue una práctica aislada por parte de las discográficas en el pasado, todas se aprovechaban de sus artistas, pero el hecho de qué Parchís no contará con un manager propio lo hizo aún más fácil para su casa de discos.
En 'Lazos de sangre', Parchís también ha contado cómo era su día a día por aquel entonces: sus jornadas de trabajo rondaban las 16 horas y en muchas ocasiones incluían rodajes, actuaciones, conciertos y meses sin ver a sus familias.
Gemma, la ficha verde, llegó a afirmar que estuvo tres años sin ir al colegio y que su madre se planteó sacarla del grupo en diversas ocasiones. Además, cuando estaban de gira tenían que hacer las llamadas a cobro revertido y como en aquella época era muy caro, solo uno de ellos hablaba con su familia y sus padres informaban a las familias de los demás.
Aun así, Tino Férnandez, la ficha roja, aseguró que prefería quedarse con el lado bueno a pesar de todo: "Eso ya no se puede cambiar. ¿Qué me deja a mí? Me deja un montón de cosas invaluables, que no se pueden medir en dinero, en cuanto a mil cosas mucho, mucho más importantes. Y lo demás, el que se lo haya quedado que lo disfrute".
Lo peor de toda la experiencia llegó cuando las familias de los niños reclamaron que ganasen una suma mayor. El abogado al que contrataron también los estafó y la discográfica se declaró en bancarrota por lo que fue imposible recuperar el dinero perdido: "Parchís generó lo que serían ahora 5 millones de euros, pero a nosotros no nos ha llegado ni 0,001%".