madrid - Quiere que Tabú no sea un espacio cómodo, pretende revolver las conciencias y que desaparezcan unos tics que perpetúan actitudes patriarcales heredadas a través del tiempo y que seguimos utilizando aunque sea de forma inconsciente.
Dice usted que todos somos machistas, aunque no sirva de disculpa. Habrá grados, ¿o no?
-El machismo nos ha impregnado a todos porque nos hemos criado en una sociedad culturalmente machista. Hay muchos, hablo de hombres, que se están quitando, y me incluyo, del poco o mucho machismo que todavía les quedaba.
¿Por dónde hay que empezar para barrer esos residuos que aún contaminan la sociedad y la convivencia entre hombres y mujeres?
-Hay capas obvias. Hay una brecha salarial de más del 15% entre mujeres y hombres; el 82% de los puestos directivos son ocupados por hombres; hay un 52% de juezas pero no están representadas en el Consejo del Poder Judicial? Esto es lo obvio.
También nos enfrentamos al machismo cotidiano, a un machismo de costumbres.
-Los pequeños micromachismos de cada día los cometemos por tradición, por educación o por una falsa cortesía y no cuesta nada darse cuenta. A un camarero no le cuesta nada preguntar a una pareja a quién cobra, no cuesta nada dejar de decir expresiones sexistas: lo bueno es “cojonudo” y lo malo es un “coñazo”.
Se da en todas las profesiones, pero Hollywood, EEUU en general, se ha revuelto contra abusos sexuales nunca denunciados tan masivamente.
-Es parte de esa nueva visibilidad que se le está dando a una lucha contra el machismo que sigue permeando las capas de la sociedad y que debe ser constante. Las redes sociales alimentan esa lucha, en este punto para bien. Los abusos sexuales son parte de esa cultura patriarcal o de dominación que ejerces como hombre. ¡Ojo! Kevin Spacey abusaba de hombres. Abusar sexualmente es una conducta intolerable y cuando alguien dice no, es no.
En el juicio a ‘La Manada’, leer los comentarios al pie de las noticias en los diarios digitales es desalentador, en muchos se reivindica el machismo o se disculpa a los acusados.
-Vivimos en una sociedad que ve a La Manada como a unos tipos cachondos que se fueron una noche de juerga, que lo que hicieron no fue forzar o violar a una persona, que fue ella quien les incitó. Si no cambiamos esa mentalidad, si no empezamos a pensar que cuando dice no significa no, no avanzamos nada.
Hay quien ejerce el juego de la seducción ante un no.
-No es no y no hay juego de la seducción ni juego de la conquista. El mito del amor romántico o del príncipe conquistador ha hecho mucho daño.
¿Qué daño hace la televisión con programas como ‘realitys’ o de relaciones personales?
-Sin nombrar cadenas, sí creo que los medios tienen una enorme responsabilidad en esta pelea para acabar con el machismo subyacente; un machismo que hace que 60 hombres al año lleven al paroxismo su idea dominadora y acaben asesinando a mujeres.
¿Se pervierten los modelos de hombre y mujer a través de la televisión?
-Hay muchos programas y muchos realitys que están perpetuando estereotipos de género y dando una especie de educación sentimental a los jóvenes que cultiva el machismo porque hace creer que el hombre es superior, que la mujer es un mero objeto sexual, un florero, algo a conquistar? por mucho que chille o que grite. Cuanto más dura sea la tía mejor, al final caerá, porque va a caer rendida, esto es lo que se vende. También están dentro de este juego los que desde una radio comercial programan a artistas declaradamente machistas y sexistas con sus letras.
Esta vez son cuatro programas. Se ha emitido el primero, pero quizá el último sea el más polémico: hablan los maltratadores.
-No es habitual escuchar a maltratadores. Tabú es un programa, que como se ha demostrado con la repercusión que está teniendo el primer capítulo del machismo, es incómodo de ver y da numerosas lecturas porque ataca el problema del machismo desde muchas aristas. Hablaremos con maltratadores, les escucharemos?
Entra dentro del ejercicio del periodismo escuchar a todas las partes, pero hay algunas a las que casi te planteas dejar sin derecho a réplica.
-Oiremos qué les ha pasado por la cabeza a la hora de ejercer la violencia, seguramente será muy incómodo escucharles pero están ahí fuera.
También puede ser visto como una oportunidad para que se justifiquen.
-Yo hago periodismo y escucho a todas las partes. Llevo años entrevistando a asesinos, terroristas, pederastas? y nadie me dice por qué he entrevistado al jefe de una organización terrorista, a un sicario o a un narcotraficante; son personajes que viven en la parte oscura de nuestra sociedad, a los que accedo y a los que voy a escuchar.
Habrá espectadores que se sientan molestos...
-Lo entiendo, por eso digo que Tabú es incómodo. Pero escuchar no significa comprender; oír a un personaje de estas características no es una especie de excusología? Ofrezco al espectador datos para que valore las cosas.
Uno de cada cuatro jóvenes varones ve bien o disculpa la violencia machista. ¿Qué se ha hecho mal con ellos en pleno siglo XXI?
-Abandonarlos como sociedad o como padres, abandonar la educación en igualdad. Perpetuar los estereotipos machistas desde su más tierna infancia, vestir a un niño de azul y a las niñas de rosa? Ir a por los regalos de tu hijo a la sección de príncipes y superhéroes y para tu hija a la de niñas, llena de princesas y muñecas?