Citroën ha puesto a trabajar a estilistas e ingenieros para refrescar la imagen y enriquecer los contenidos del C4 Picasso. La infalible simbiosis entre cosmética y técnica confiere nuevos alicientes al monoespacio superventas. El objetivo es recuperar el favor de ese público familiar tentado por la corriente crossover. Los medios para conseguirlo son unos suaves retoques formales y un más que ambicioso bagaje tecnológico. El modelo sigue ofertando una carrocería compacta y otra más larga con siete plazas; incorpora a su reparto motriz (gasolina y HDi de 100 a 150 CV) una variante Pure Tech 130 S&S asociada a transmisión automática, combinación de grato y sorprendentemente austero manejo. El aumento de dotaciones no penaliza la tarifa oficial del renovado Picasso (desde 22.900 a 33.250 euros), que resulta entre 700 y 1.000 euros más asequible que antes.
Esta variante holgada del proyecto C4 es un producto absolutamente estratégico para Citroën, pero también para las economías gallega y española. El modelo se produce en exclusiva para todo el mundo en la factoría PSA de Vigo. De ella salieron la temporada pasada 119.500 ejemplares, el 90% de los cuales se exportó a medio centenar de países. La marca de las espigas acumula en lo que va de año cerca de cincuenta mil matriculaciones, un 11,75% más que en 2015, de las que 10.500 corresponden a Picasso y Grand Picasso. El binomio que integran el monoespacio compacto y su reinterpretación alargada mantiene el liderazgo de una categoría que pierde algo de fuelle debido a la proliferación de propuestas SUV equiparables.
El actual ‘restyling’ persigue contrarrestar los efectos de esa moda y consolidar la ya larga hegemonía del modelo. La intervención sobre la edición contemporánea, lanzada al mercado en 2013, refresca la apariencia para neutralizar el peso del calendario y la amenaza de nuevas siluetas. Los ajustes mejoran el rostro, que realza la mirada de los grupos ópticos y enfatiza algo la expresión general con una parrilla más vistosa y una defensa más robusta. La zaga remarca el emblema de la casa y muestra una firma lumínica con efecto 3D.
Además, el fabricante francés aumenta las oportunidades de personalizar del vehículo, al ofertar combinaciones bitono, barras de techo satinadas, distintos diseños de llantas de aleación y nueva gama de colores. De igual forma, la ambientación interior original puede ser sustituida por otras tres puestas en escena opcionales.
El Picasso propone tres niveles de acabado (Live, Feel y Shine). En el más modesto, el cuadro de mandos incluye una sola pantalla táctil de 7 pulgadas, a la que las dos superiores agregan una segunda superpuesta de 12”. Ambas permiten controlar las funciones vitales del vehículo, así como gestionar los sistemas de conectividad en los que el modelo es pionero.
Lo que no cambia es la habitabilidad, la cualidad primordial de este vehículo. El Picasso, que mide 4,44 metros de largo, 1,83 de ancho y 1,61 de alto, ofrece una cabina amplia y acogedora, preparada para acomodar cinco pasajeros en butacas independientes (deslizantes y reclinables). Pueden viajar con abundante equipaje, ya que ofrece hasta 630 litros de maletero.
Por su parte, el Grand Picasso aprovecha el estirón de 16 centímetros para brindar un cofre de carga provisto de dos asientos suplementarios plegables de proporciones algo más reducidas; cuando van encastrados en el piso liberan un portaequipajes de hasta 704 litros. Para acceder al mismo, el vehículo puede incorporar ahora portón eléctrico con función ‘manos libres’, que se abre automáticamente al pasar el pie bajo el parachoques posterior; para cerrarlo basta pulsar un botón.
No es la única innovación al servicio del modelo. El menú Picasso sugiere, bien como dotación de serie, bien como equipamiento suplementario, los más avanzados recursos. Este ellos destacan reconocimiento de señales, control de atención a la conducción, gestión de cambio involuntario de carril (recupera la trayectoria), regulador de velocidad activo, vigilancia del ángulo muerto (endurece la dirección para evitar el accidente), frenado autónomo anticolisión (funciona sin límite de velocidad), sistemas de conectividad y navegación, etc. Se suman a los equipamientos ya disponibles: acceso y arranque sin llave, salida en pendiente, faros xenón direccionales e inteligentes, detector de presión de neumáticos, sistema Vision 360, ayuda al aparcamiento, y cámara de visión trasera.
Así pues, el Citroën Picasso se consolida como lo que siempre ha sido: una opción inteligente de compra para familias viajeras. No obstante, a partir de ahora, las mejoras tecnológicas incorporadas lo postulan también como una alternativa a evaluar por la clientela exigente que estima ante todo la seguridad y el confort.