Adiós al mito de que para preparar un buen plato de pescado hace falta pasar horas en la cocina y manchar mil cacharros para triunfar. El chef Julius Bienert nos regala en el programa de Canal Cocina Menús de pescado en 22 minutos recetas exprés para disfrutar de las virtudes del mar.
Este programa es una forma de que comamos más pescado, pero también de desterrar el mito de que prepararlo es una tarea titánica, ¿verdad?
Sí, es romper un poco esas barreras que tenemos todos a la hora de preparar pescado de: “Es que es difícil, es que es muy delicado, es que lleva mucho tiempo, huele mal...”. Todo eso y muchas más cosas a las que intentamos que la gente pierda el miedo. Si un tío de dos metros como yo lo consigue, ellos a lo mejor necesitan 33 o 34 minutos, pero lo van a hacer a la perfección. Y yo creo que en 22 minutos más de uno lo hace.
No sé a qué se debe, pero cada vez parece que nos cuesta más dedicar tiempo a determinadas tareas. Pasar más de media hora haciendo una actividad...
Nos cuesta. Vivimos en la era de la inmediatez. Es todo a un golpe de dedo y lo queremos todo inmediato. No tenemos ningún tipo de paciencia. Pero qué menos que dedicarle un poco de tiempo a un arte o una pasión como es la cocina. 22 minutitos para preparar dos platos yo creo que es tiempo más que de sobra. Yo creo que en este mundo con tantas prisas debemos parar de vez en cuando, respirar un poco, pensar las cosas y dedicarle media hora a mi tiempo, a mi realidad y a mi vida personal. Yo disfruto mucho cocinando, y para mí es un momento de conexión conmigo mismo, y es lo que intento transmitir a los espectadores.
¿Qué le parece que existan iniciativas como la de Canal Cocina para fomentar el consumo de pescado y reconectar con las cosas importantes?
Yo creo que debería haber más campañas de este tipo, porque es muy necesario concienciar a la gente. A mí me hace falta un poco el que me vayan recordando: “Oye, que estás aquí”. La voz del padre o del abuelo que te va marcando un poco el territorio. Mi abuelo vasco siempre me viene a la cabeza, porque era una persona superrecta, pero esa rectitud se convertía en flexibilidad cuando hablábamos de gastronomía. Era muy recto con algunas cosas y luego era un gran fanático de la gastronomía, y siempre que estoy en la cocina me acuerdo de él. Era un hombre pausado, tranquilo, que tenía unos valores muy firmes y eso es lo que me transmitió a mí y lo que intento transmitir cuando cocino.
¿Cuál es la receta más increíble que podemos hacer en menos de 22 minutos?
Son muchas. Yo creo que cada una de ellas. Cuando termino de grabar el programa y veo el resultado, me fijo en una cosa muy importante: la velocidad a la que devoran el plato los técnicos. Si lo devoran muy rápido es que está muy bien ejecutado. Si les cuesta un poco más es que algo le ha fallado. La raya en mantequilla por ejemplo es un plato que me recordó a la vieja escuela, a los platos que realizaba cuando empecé en la escuela de cocina con ese toque vasco-francés que a mí me gusta mucho. Te voy a decir una cosa. Todos los platos que me recuerdan a la cocina de mi abuela y de mi abuelo, a la cocina vasca y a la cocina gallega, son los que más ilusión me hacen.
Somos tierra de pescado. ¿Tenemos en este programa guiños a Euskal Herria?
Hombre, claro que sí. Hay bacalao, merluza en salsa verde... Hay unas albóndigas de merluza en salsa verde que creo que son muy auténticas para grandes y pequeños. Hay una especie de marmitako de salmón que también está cojonudo.
Tardamos poco en preparar estas elaboraciones, tardamos menos aún en degustarlas, pero, ¿necesitamos también pocos ingredientes?
Sí. Lo que hay que hacer es estrujarse un poco el coco y hacer tu versión. Si no tienes pimiento rojo, no se lo pongas o ponle amarillo o verde, que seguro que está estupendo igual.
Para la gente que asegura que no le gusta el pescado, ¿cómo podemos camuflárselo?
Yo soy incapaz por ejemplo de comer arroz blanco, porque estoy acostumbrado a que en mi casa mi madre no lo hacía bien. Eso si lo traslado al pescado pasa exactamente lo mismo. O bien nos han tocado espinas, o escamas, o un pescado que estaba demasiado crudo o demasiado cocido y sabía a amoniaco... Normalmente ese es el verdadero problema. ¿Qué hacemos? Camuflarlo. Las albóndigas de merluza en salsa verde, alucinas pepinillos como diría Alberto Chicote. Están que te quedas como la clavícula de un Transformer (risas). Les gustan a grandes y pequeños. Yo no le digo a nadie que son de merluza y la gente flipa. Hay que ir jugando con pescados que sean más suaves, como la merluza. Podemos rebozar con harina, huevo y pan rallado y hacer fingers de merluza, o complicarnos un poco más y hacerlos de bacalao, rollo fish and chips.
¿Ahora en verano qué no puede faltar en nuestra nevera?
El bonito en todas sus versiones. Para mí ahora mismo es indispensable, maravilloso. Un producto para todos los públicos que se cocina superrápido.