El lavavajillas es un electrodoméstico presente en la cocina de los hogares desde hace muchos años. Bares y restaurantes fueron los primeros en utilizarlo y comenzó a popularizarse entre los ciudadanos allá por los años 70.

Y llegó para quedarse, para hacernos la vida más fácil. Es cómodo, rápido, sencillo de usar y, además, ayuda a ahorrar agua y energía. No es imprescindible, pero una vez que lo tienes ya no puedes vivir sin él.

Al lavar a temperaturas más altas que el lavado a mano, que rondan los 45ºC o los 60ºC, normalmente, el lavavajillas retira más grasa y bacterias que con el lavado manual.

Lo que quizás no sepas es que no solo sirve para echarte una mano con tus platos, vasos y utensilios de cocina, sino que te puede resultar muy útil también para lavar infinidad de objetos que seguramente desconoces.

Aquí te mostramos diez objetos sorprendentes que puedes limpiar en tu lavavajillas.

1- Juguetes de plástico. Los niños tiran los juguetes por el suelo, los manipulan con las manos sucias, mientras comen... y los guardan sin ningún cuidado, revueltos en cajas o en cestos acumulando montañas de gérmenes. El lavavajillas, a quien también le puedes confiar los chupetes y mordedores, te echará una mano con todos ellos. En el caso de las piezas pequeñas de construcción, puedes introducirlas en un estuche de tela con cremallera de los que se utilizan para lavar ropa y colocarlas en la parte superior.

2- Objetos de mascotas. Los juguetes o recipientes para la comida de tu mascota saldrán relucientes y perfectamente desinfectados. Eso sí, por higiene, lávalos solos y nunca los mezcles con otros objetos.

3- Gorras. Si metes las gorras en la lavadora, la parte de la visera puede deformarse y, sin embargo, en el lavavajillas estará a salvo. Usa la temperatura más baja, no actives el ciclo de secado y colócalas en la balda superior. Eliminará las manchas de sudor mejor que la lavadora.

4- Zuecos y chanclas de plástico. Después de exprimirlos durante todo el verano se han ganado una limpieza a fondo y quedar listas para la siguiente temporada. Te quedarán como nuevas.

5- Cepillos de pelo. Retira los pelos del cepillo antes de introducirlo en el lavavajillas o de lo contrario solo conseguirás atascar los filtros. La alta temperatura serán además tu aliada para acabar con cualquier posible rastro de piojos. Si un miembro de la familia se contagia, evitarás que se expandan al resto. Recuerda meter solo peines y cepillos de plástico.

6- Brochas de maquillaje. Con el paso del tiempo las brochas y los pinceles van acumulando una capa de producto que al final se convierte en un foco de bacterias. Simplemente colócalas en la parte de los cubiertos y saldrán limpias como la patena. Es recomendable hacerlo una vez al mes para mantener la higiene de nuestra piel y evitar que nos salgan granitos.

7- Alcachofa de la ducha. Con el uso se acumulan en ella restos de cal que obstruyen la salida de los chorros del agua. Desenróscala, introdúcela en el lavavajillas y saldrá reluciente y con toda su pontencia.

8- Estropajos y esponjas. Tendemos a utilizar los estropajos y esponjas hasta que se rompen sin darnos cuenta de la cantidad de gérmenes que acumulan. Meterlos de vez en cuando en el lavaplatos es una buena opción. Debe estar a temperatura alta para acabar bien con las bacterias (unos 65 grados) y, por supuesto, se puede echar detergente.

9- Cepillo de la escoba. Toda la escoba no cabe dentro del lavavajillas, pero la cabeza de cerdas se puede colocar fácilmente y saldrá muy limpia.

10- Filtros de la campana extractora. Los filtros de metal pueden lavarse en el lavavajillas. Si tienen demasiada grasa conviene quitarles lo mayor con un líquido desengrasante. Lo más adecuado es optar por un programa corto o ecológico (55-60 ºC), sin secado ni aclarado.

El lavavajillas con el agua, el jabón y las altas temperaturas te garantiza una limpieza absoluta. Eso sí, asegurate de que cualquier objeto que vayas a introducir en él sea capaz de soportar dichas temperaturas.