Las mesas de votación griegas han abierto a las 7.00 horas (6.00 hora peninsular) para elegir al nuevo Gobierno en una de las elecciones más imprevisibles de la historia reciente del país. No tanto por cuál será el partido más votado, ya que todos los sondeos apuntan a la Nueva Democracia del actual primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, como por el hecho de que el sistema electoral que se estrena en esta cita aboca al país a una coalición o, si no hay acuerdo, a unos nuevos comicios en julio.

En juego están los 300 escaños que conforman el Consejo de los Helenos, el Parlamento unicameral de Grecia que ha sido testigo en los últimos años desde la céntrica plaza Sintagma de Atenas de todo tipo de movilizaciones, en las que básicamente los ciudadanos se han quejado de un empeoramiento de su nivel de vida y de un rescate financiero del que el país no terminó de pasar del todo página hasta el año pasado.

Tradicionalmente, el sistema electoral griego ha favorecido al partido más votado, con una prima que prácticamente le otorgaba plena libertad a la hora de formar Gobierno. Sin embargo, el Ejecutivo de SYRIZA reformó en 2018 la ley para introducir un reparto proporcional sin cortapisas ni recompensas que se probará por primera y última vez este domingo. Los diputados se repartirán de manera proporcional entre todos aquellos grupos que superen el umbral del 3%.

Nuevo sistema electoral

Con este nuevo sistema, un partido necesitaría alcanzar el 46% de los votos --algo inédito en las últimas tres décadas-- para gobernar en solitario. Las encuestas mueven a Nueva Democracia en una horquilla que oscila entre el 31 y el 36%, mientras que la intención de voto de SYRIZA se sitúa entre el 24 y el 29 por ciento.

El Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK), otrora partido de Gobierno, figura en tercera posición --ronda el 10% --, por lo que en una hipotética coalición tendría la llave del poder. Así, podría decidir si permitir a Mitsotakis un segundo mandato u opta por la "coalición progresista" que le reclama SYRIZA, con quien comparte parte del programa pero también potenciales votantes.

Escándalo de espionaje

Por su parte, Tsipras, erigido en alternativa y que intenta volver al cargo que ya ostentó entre 2015 y 2019, ha intentado sacar rédito de los escándalos que han salpicado al actual Ejecutivo, como el espionaje de periodistas o políticos, o el malestar social derivado del accidente ferroviario de febrero y que se cobró más de medio centenar de vidas en el norte del país.

Una vez cerradas las urnas y repartidos los escaños, la presidenta de Grecia, Katerina Sakellaropoulou, encargará al partido más votado que tantee al resto de formaciones para intentar forjar algún tipo de alianza. En caso de que no lo consiga, la encomienda pasará al segundo partido con más votos y, si fracasa de nuevo, al tercero.

Tras tres intentos fallidos, los griegos serán llamados de nuevo a las urnas, previa designación de una administración interina encabezada por un representante del sistema judicial. En esta segunda cita, previsiblemente el 2 de julio, se aplicaría ya el sistema promovido por el propio Mitsotakis y en el que se recupera la prima para el partido más votado: 20 escaños más en caso de obtener el 25% de los sufragios, con margen para ampliarse hasta 50.

Segunda vuelta

Los analistas dan por hecho que será necesaria esta segunda cita con las urnas, si bien los partidos deberán medir sus movimientos para evitar ser señalados como responsables de la falta de consenso. Para Nueva Democracia, uno de los escenarios más complejos pasaría por la posibilidad de que, tras la primera cita, pudiese llegar a los 151 diputados aliándose con el PASOK, en una suerte de 'gran coalición'.

Mitsotakis en principio descarta esta colaboración y el líder socialdemócrata, Nikos Androulakis, ha cargado tintas contra los conservadores tras saberse espiado por los servicios de Inteligencia. El PASOK, sin embargo, no cierra puertas ni con Nueva Democracia ni con SYRIZA, condicionando cualquier futuro apoyo a la adopción de parte de su programa político, en un tímido intento por recuperar la influencia perdida en la escena política griega.   

Contexto electoral

Más de 9,8 millones de personas están llamadas a las urnas este domingo, pero uno de los aspectos a tener en cuenta será precisamente cuántas de ellos responderán a esta llamada. En los últimos comicios parlamentarios, la abstención superó el 40%, y SYRIZA confía en que estos datos remonten para lograr una mayor movilización de la izquierda y dar la vuelta a los sondeos.

La economía y el paro, que ronda el 12%, siguen siendo una cuestión de primer orden entre las preocupaciones del griego de a pie. Pese a la que inflación se moderará este año, también lo hará el crecimiento, que la Comisión Europea sitúa en el 2,4% en las previsiones de 2023 que ha publicado esta misma semana y en las que se anticipa un nivel de endeudamiento cercano al 160% del PIB.

La inmigración sigue siendo un tema de debate recurrente --aunque las 18.000 llegadas registradas en 2022 distan mucho de las más de 850.000 de 2015-- y en el terreno internacional los focos están puestos en Ucrania, por las derivadas del conflicto, pero también en Turquía, con quien existen pulsos y reproches recurrentes a cuenta principalmente de cuestiones de soberanía.