Bangkok - Con más de 30.000 juguetes y piezas desechados, el artista japonés Hiroshi Fuji ha creado un parque jurásico multicolor que se expone en Bangkok para concienciar sobre la invasión del plástico desde nuestros primeros años de vida. “Mi inspiración vino de mi sentimiento de rechazo ante todo el plástico que hay en el mundo”, explicó Fuji (Kagoshima, 1960) antes de la inauguración de la muestra titulada Plástico jurásico ayer en el parque creativo Chang Chui.

A lo lejos, el visitante de esta exposición se encuentra con dinosaurios multicolores en una sábana psicodélica, pero de cerca descubre que están hechos con todo tipo de juguetes recolectados en Japón y Tailandia. “Quiero encontrar un equilibrio entre la diversión de ver todos estos juguetes, a la vez que sentir el peligro del plástico”, dice el artista, quien agrega que en su obra quiere darle un nuevo propósito a la masa de juguetes de plástico que tiramos.

Fuji también quiere recordar que el petróleo con el que se produce el plástico proviene en parte de los cadáveres de los dinosaurios del Jurásico, más de 145 millones de años antes de nuestra era. Entre las piezas de este bestiario jurásico se encuentran personajes de Disney, leones, trenes de juguete, personajes de la película Toy Story, sonrientes pikachus o el clásico Tamagotchi. El artista se siente especialmente orgulloso de las fauces de los dinosaurios realizadas de forma meticulosa con juguetes y piezas pequeñas que no resultaron fáciles de encajar.

La preocupación de Fuji por los desechos plásticos se remonta a los años 70 y 80 cuando el crecimiento económico y la producción en masa convirtió este material en un elemento ubicuo, desde fiambreras a cubiertos y sillas. “Quería escapar de todo eso, no me gustaba la gran cantidad de plástico que veía”, asegura el artista, que imparte clases de arte en la Universidad de Akita en Japón. En una estancia como profesor en Papúa Nueva Guinea, en los años 80, se dio cuenta de que los residuos allí eran orgánicos por lo que volvían a la naturaleza, no había basura, hasta que también fueron invadidos por el plástico y otros materiales no orgánicos. “Ni siquiera las crisis del petróleo consiguieron reducir la cantidad de plástico”, comenta alarmado Fuji, que es también un activista medioambiental. En 1997 empezó a recolectar juguetes de plástico y creó el proyecto Bazar Kaekko, en el que los niños cambiaban sus juguetes por otros de segunda mano. Siguió acumulando juguetes de plástico desechados y calcula que puede tener 100.000 piezas en su colección con las que realiza obras de arte. Además, alerta de que gran parte del plástico que desechamos va a parar a ríos y océanos, lo que causa un gran impacto en la vida marina o se introduce en la cadena alimentaria a través de los microplásticos.