¿Te suena el término “hallyu”? Si tu respuesta es no, debes empezar a familiarizarte con él. Significa “ola coreana” y se utiliza para describir el aumento de la popularidad de la cultura surcoreana a nivel mundial que se ha dado desde finales del siglo pasado. Porque sí, la cultura de Corea del Sur, aunque parezca muy lejana y demasiado diferente a la nuestra como para no habernos percatado de su presencia, se está colando por todos los rincones.
Música y cosmética
Primero fue con el k-pop, el género musical que combina pop con electrónica y otros estilos, y que empezó a inundar nuestras 'radios'. De ahí surgió la fiebre por la banda masculina BTS, con su pegadiza canción Dynamite y sus colaboraciones con Coldplay, Steve Aoki o Becky G. Y, después, llegó la locura por Blackpink, banda femenina del mismo estilo que, además de tener un documental en Netflix (Light Up the Sky), tiene canciones con cantantes de la talla de Selena Gomez, Lady Gaga o Dua Lipa. Hasta Rosalía supo verlo y lanzó 'New Woman' junto a Lisa, una de las componentes del grupo.
Después aterrizó en nuestras rutinas de maquillaje el k-beauty. El deseo por una piel blanca, natural y casi libre de maquillaje conquistó medio mundo, además de por la buena relación calidad-precio de sus productos y los nuevos formatos de packaging y texturas. Las surcoreanas se han convertido en nuevos referentes de belleza y su cosmética ya es considerada por muchas como la mejor del mundo. Esta idea se extendió a la moda y ya es prácticamente imposible imaginarse un front-row en los desfiles más importantes sin un surcoreano.
Ahora los k-drama
En 2020 la película surcoreana 'Parásitos' marcó un antes y un después tras hacerse con el Oscar a Mejor Película y convirtiéndose en la primera producción en un idioma diferente al inglés que gana este galardón en casi 100 años de historia de estos premios. Qué decir de 'El juego del calamar', la serie más vista de la historia de Netflix con más de 597 millones de visualizaciones. Desde entonces, el mundo tiene sus ojos puestos en los proyectos cinematográficos surcoreanos.
Y las plataformas de streaming no podían ser menos. ¿Qué se cuece allí que puede llevar a una audiencia global? Bien, pues si primero fueron las telenovelas latinoamericanas y después las turcas, ahora son las surcoreanas las que se cuelan en nuestras pantallas. Mejor dicho, los k-dramas, porque otra cosa no, pero dramáticas son. En ellas se exige a los actores interpretaciones intensas para que haya un buen desarrollo emocional y den como resultado historias lacrimógenas.
No solo eso, sino que los k-dramas se diferencian por ser un buen producto con gran calidad visual, estética y musical. El espectador se queda embobado viendo las escenas y los giros impredecibles que rompen con los clichés occidentales a los que estamos acostumbrados. Los temas, aunque predomina el romance, son universales, como la salud mental, la amistad o la superación personal. En capítulos de entre 12 y 20 minutos, los k-dramas muestran también aspectos de la cultura surcoreana como sus costumbres, gastronomía o moda.
Según Netflix, entre 2018 y 2022, las visualizaciones globales de los romances coreanos se triplico y, la mayoría de ellas, venía por parte de espectadores de la Generación Z y de fuera de Corea del Sur. Algunos de los mejores k-drama que pueden disfrutarse en la plataforma son 'Woo, una abogada extraordinaria', sobre cómo una abogada con síndrome de Asperger se desenvuelve en el ámbito laboral, al estilo 'The Good Doctor'; El día después de la ruptura, sobre un chico que intenta volver al pasado para salvar de la muerte a su novia (muy recomendada si has llorado con 'Ghos't); o 'My first first love', sobre un grupo de amigos que recuerda a 'Friends'.