Es costumbre que alguien hable cuando se dice la respuesta da alguna pregunta de un concurso o que un ruido te impida saber el nombre del asesino. A la infinidad de momentos en los que el teléfono, el centrifugado, la leche que se sobra, el timbre del vecina que viene a por un poco sal para los huevos, ahora se suma la publicidad. El otro día en el partido del mundial los ingleses se quedaron sin ver el gol que Gerrard marcó para su selección. Un anuncio de un automóvil apareció en la pantalla en el momento en el jugador le marcaba a Estados Unidos. ¿Se puede demandar a una tele por esto? Bueno, supongo que lo mejor, si es que te ocurre esto, es respirar hondo antes de responder al instinto de lanzar el mando contra la pantalla del televisor.

Y la que se lanzó definitivamente fue Adela Ucar sustituyendo en 21 días a Samanta Villar. Lo hizo viviendo como una paparazzi en Florida de la mano de Mike Leshay, el fotógrafo que hizo de las primeras fotos a Antonio Banderas y Melanie Griffih. Uno creía que darían por finiquitado el programa después de que Samanta lo dejara pero no. Parece que le han dado una vuelta. Ahora 21 días se hace internacional y viajero. Algo parecido a lo que ya presentara Javier Sardá en Dutifri. De hecho en el programa de estreno hasta cuenta la colaboración de Colate, ya saben el que tiene por profesión ser novio de alguien y, en concreto ahora, de Paulina Rubio. Lo de viajar debe estar de moda. Miren la aventura que propone Julio Salina en Antena 3. Se llama Operación Momotombo, uno de los llamados docu-reality donde la su usa la televisión para afrontar la batalla perdida de la reeducación. Cada día es más clara la necesidad de escribir el libro que haga un recuento de los campos de concentración que se van camuflando tras las cámaras.