Miradores de Rioja Alavesa, un nuevo horizonte para vivir el vino de otra maneraMatilde Cuadro
Quien acude a la Fiesta de la Vendimia en Rioja Alavesa sabe que el vino es mucho más que una bebida: es tradición, cultura y gastronomía. A todo ello se sumará muy pronto una propuesta que enriquecerá la experiencia de los visitantes: la creación de 19 miradores distribuidos por toda la comarca, concebidos para contemplar el territorio del vino desde ángulos únicos. Una red de miradores que pondrá en valor una de las grandes riquezas de la Rioja Alavesa: su paisaje vinícola.
Paisaje y vino, inseparables
Desde 2014, los viñedos de Rioja Alavesa están reconocidos como Bien Cultural con categoría de Conjunto Monumental, pero, hasta hace muy poco, gran parte de la oferta turística se ha concentrado en recorridos enológicos, visitas a bodegas y experiencias de catas y gastronómicas. Con los miradores, la región quiere dar un paso más y ofrecer a sus visitantes un recorrido visual y cultural que muestre la identidad vitivinícola del territorio.
Con esta idea en mente, los miradores se han concebido como espacios de bajo impacto ambiental, con intervenciones sencillas como bancos, muros de piedra y señalética digital que aportará información histórica y paisajística.
Encuadrada dentro del Plan Sectorial de Turismo en Destino de Rioja Alavesa, la iniciativa contempla la instalación de tótems informativos con códigos QR en puntos como el parque vinícola de Labastida, Las Mugas en Baños de Ebro, los miradores de San Vicente y San Roque en Elciego, los accesos de Páganos y la Puerta de Páganos en Laguardia, San Ginés en Lapuebla de Labarca, Nuestra Señora de las Viñas en Oyón y la entrada de la villa amurallada de Labraza.
Unos niños descansando en una estructura en el campo
También se prevén mejoras de entornos ya existentes, como el espacio de la borda La Estacada en Labastida, el mirador de San Vicente en Elvillar, los de Barrera y Assa en Lanciego y el mirador de las Saleras en Yécora. Y, finalmente, sobresalen las intervenciones singulares: el banco-binocular del Alto de Ramo en Baños de Ebro, el palio ceremonial de la ermita de San Roque en Samaniego, el mirador de San Gregorio en Laguardia y un marco fotográfico en Laserna orientado hacia el puente Mantible.
Red de miradores
Miradores
- Samaniego.
- Alto de Ramo (Baños de Ebro).
- San Gregorio (Laguardia).
- Laserna hacia Mantible (Laguardia).
- San Vicente (Elvillar).
- Barrera (Lanciego).
- Assa (Lanciego).
- Las Saleras (Yécora).
Totems
- Parque Vinícola (Labastida).
- Las Mugas (Baños de Ebro).
- San Vicente (Elciego).
- San Roque (Elciego).
- Núcleo urbano de Páganos (Laguardia).
- Puerta de Páganos (Laguardia).
- San Ginés (Lapuebla de Labarca).
- Nuestra Señora de las Viñas (Oyón).
- Entrada de la villa amurallada (Labraza).
Intervenciones
- La Estacada (Labastida)
- Ermita de San Roque (Samaniego).
En conjunto, estas actuaciones abarcan desde sencillos tótems informativos con datos interactivos hasta plataformas de piedra y madera o elementos artísticos diseñados para invitar a la observación y la fotografía.
Algunos de estos enclaves, aún en fase de proyecto, aspiran a convertirse en nuevos hitos del recorrido turístico de Rioja Alavesa, ampliando la oferta más allá de las bodegas.
La previsión es que, a partir de la primavera de 2026, se pueda disfrutar de esta red como un complemento perfecto a las visitas a bodegas, rutas patrimoniales y eventos culturales.
Diversificar experiencias
Además, los miradores abren la puerta a nuevas actividades: rutas de senderismo entre viñedos, recorridos fotográficos, eventos en escenarios naturales o propuestas educativas para interpretar el territorio. De este modo, se amplía el abanico de experiencias turísticas y se ofrece al visitante un motivo más para alargar su estancia.
La creación de esta red de miradores forma parte de una estrategia más amplia de turismo sostenible que busca repartir el flujo de visitantes por todo el territorio, reduciendo la presión sobre bodegas y municipios más concurridos.
En paralelo, se ha diseñado un plan de ocho refugios bioclimáticos o islas de vegetación en localidades como Moreda, Laguardia, Labastida, Cripán o Navaridas. Estos espacios contarán con sombra, mobiliario de descanso y estructuras de madera para actividades culturales o catas al aire libre. El presupuesto previsto para estas actuaciones asciende a 250.000 euros adicionales.
“Enriquecer la experiencia”
Se ha subrayado que ambas iniciativas persiguen un mismo fin: “enriquecer la experiencia del visitante y al mismo tiempo preservar el paisaje vitivinícola como patrimonio colectivo”. Una visión que conecta con la Estrategia Nacional de Sostenibilidad Turística en Destinos, orientada a crear productos que diversifiquen la oferta y promuevan un turismo más consciente y respetuoso con el entorno.
Una manera de reforzar su atractivo turístico y proteger y poner en valor su mayor riqueza: el viñedo y el paisaje cultural que lo envuelve.