Los jardines verticales son tendencia en los hogares. Tanto para revestir una pared de la terraza o el balcón, como para darle color al salón, estas estructuras que han convertido en los últimos tiempos en una alternativa muy usada. Pueden ser de plantas naturales, con flor artificial, o con preservada, todo dependerá del grado de mantenimiento y dedicación que se quiera emplear. Lo que está fuera de duda, es que son una fantástica solución para dar un toque de lo más natural a nuestro hogar.

Son muy prácticos porque incluyen sistemas de riego automático para mantener la vegetación esplendorosa. Además, ofrecen beneficios tanto económicos, como sociales y ecológicos. Al contener una amplia cantidad de vegetación, ésta ayuda a purificar el aire y a reducir la temperatura ambiente. Pero también promueve la biodiversidad, ya que pájaros de diversas especies pueden anidar y alimentarse de ellos. Otro beneficio demostrado es su función como aislante térmico cuando se sitúa en la fachada del edificio ya que sirve de capa contra el frío y el calor.

Pasos a seguir

Para tener un jardín vertical se necesita un trozo de pared libre. El tamaño que tengamos disponible condicionará el tipo de planta que podamos instalar. También habrá que elegir el tipo de sujeción que vamos a utilizar. Encontraremos en el mercado muchas opciones: sistemas modulares tipo cajones, sistemas flotantes, las clásicas celosías, fieltros con bolsillos que se mantienen húmedos para facilitar el crecimiento de las plantas, maceteros verticales, jardineras plegables, tapices vegetales e inclusos cuadros vegetales.

Un paso muy importante es escoger las plantas. Para un espacio pequeño las plantas aromáticas resultan ideales, pero también podemos optar por plantas trepadoras o colgantes. En todos los casos, la elección dependerá también del clima en el que vivamos, aunque siempre hay que decantarse por vegetación resistente.