“Un hombre muere al sufrir un ahogamiento en una finca de Sierra de Fuentes”; “Muere una mujer ahogada en una piscina en l'Eliana”; “Fallece ahogado un joven en la Fuente de los Baños de Montanejos”; “Un joven cae al pantano de Alarcón mientras pescaba y es trasladado al Hospital con síntomas de ahogamiento”. Estos titulares han aparecido publicados en la prensa los últimos días. Todos tienen una un denominador común, un nexo de unión: las palabras “ahogado” o “ahogamiento”.
No son los únicos que han perdido la vida en el mar, en ríos o en piscinas. 2024 está siendo un año especialmente trágico en este sentido. Un total de 362 personas murieron ahogadas en espacios acuáticos españoles en los ocho primeros meses de este año, lo que supone un incremento del 19,8% respecto a los 302 del mismo periodo de 2023, según recoge el informe nacional de ahogamientos elaborado por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo.
De esta forma este periodo de 2024 se ha convertido en el segundo peor en los últimos diez años, en referencia a los ocho primeros meses, tras 2017 cuando se registraron entre enero y agosto 377 fallecimientos. La gran mayoría de estos fallecimientos se han concentrado en los meses de verano, principalmente en la segunda quincena de junio, en julio y en agosto.
Precisamente, julio de 2024 se ha convertido en el tercer mes con más personas ahogadas en espacios acuáticos españoles en la última década, al registrarse 93 muertes por esta causa, una media de tres cada día, según la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. El mes pasado se contabilizaron un total de 70 muertos frente a los 53 del mismo mes de 2023, según este informe.
Respecto a nuestro territorio, en lo que va de año, de enero a agosto, se tiene conocimiento de 8 ahogamientos no intencionales en los espacios acuáticos de Euskadi y 4 en Nafarroa. En el mismo periodo de 2023 ocurrieron 10 muertes por este motivo en la Comunidad Autónoma Vasca y 4 en Nafarroa.
Durante los meses principales de verano –junio, julio y agosto– se registraron 4 ahogamientos no intencionales en los espacios acuáticos de la CAV y 3 en Nafarroa. En 2023, fueron 7 y 2, respectivamente.
Playas sin vigilancia
El perfil de la persona que ha perdido la vida ahogada en lo que va de 2024 es el de un hombre (en el 85 % de los casos y en el 15 % mujeres), español (en el 84 % de los casos y 11 % de otras nacionalidades europeas), mayor de 55 años (44 %), en hechos sucedidos en playas (49,4 %, 19,9 % en río y 12 % en piscina), sin vigilancia (84 % y 16 % con vigilancia) y entre las 10:00 y las 18:00 horas (55,8 %).
Más del 40% de los fallecimientos de los ocho primeros meses de este año se concentran en Andalucía (57), Comunidad Valenciana (52), y Galicia (51). Tras estas comunidades se sitúan Cataluña y Canarias, ambas con 34; Castilla y León, 26; Baleares, 23; Región de Murcia, 13; Castilla-La Mancha, 12; Asturias, 11; Aragón, 10; Extremadura, 9; Euskadi, 8; Cantabria y Comunidad de Madrid, ambas con 7; Nafarroa 4; La Rioja, 3 y Melilla, 1, mientras que Ceuta no ha registrado ninguno.
Mes especialmente luctuoso en Andalucía y Castilla y León
En cuanto al mes de agosto, el informe subraya que fue especialmente luctuoso en Andalucía y Castilla y León, con 11 muertos en cada caso, seguidas de nueve en la Comunidad Valenciana, 7 en Cataluña y Baleares, 5 en Galicia, 4 en Canarias y Castilla-La Mancha, 2 en Aragón, Extremadura, Euskadi y Región de Murcia. Por su parte, Cantabria, Comunidad de Madrid, La Rioja y Asturias registraron una muerte cada una de ellas.
Los factores por los que han aumentado los ahogamientos puedes ser varios: la masificación de las playas, la ampliación del tiempo de uso de los espacios acuáticos, que comienza antes de la temporada de socorrismo y continúa después; las formaciones de socorrismo, en muchas ocasiones online; y las imprudencias.
La prevención, clave
Muchas de las muertes por ahogamiento en espacios acuáticos se podrían evitar si todos estos lugares contaran con servicio de vigilancia, si la gente fuera consciente del riesgo que corre al bañarse, especialmente en el mar, y si no se cometieran tantas imprudencias.
“El español en general no es consciente de los peligros que entraña el entorno acuático. Muchos acuden a estos espacios con la mentalidad de que a ellos nunca les va a suceder nada y eso muchas peces acaba poniendo en riesgo no solo su vida sino la de sus familiares y los de las personas que intervienen en un rescate”, manifiesta Ana Domínguez Pachón, miembro de la dirección de prevención y seguridad de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo.
Por ello, y aparte de la formación desde el ámbito escolar y las campañas de prevención, tanto globales como específicas para los segmentos de población con mayor nivel de riesgo, la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo reclama que se implante una política básica estatal en esta materia.
“Es una de las asignaturas pendientes en España. En el caso de las playas no hay ningún tipo de norma a nivel nacional y se echa en falta. Al igual que todos seguimos las mismas normas de circulación, debería haber una regulación mínima en materia de seguridad acuática en todo el país”, reconoce Ana.
A pesar de todo, desde la Federación Española de Salvamento y Socorrismo recomiendan avisar a los servicios de emergencia y dejar trabajar a los profesionales ante un posible caso de ahogamiento.